Esta receta es cortesía de una gran repostera y esta tarta es una de las que más me han gustado de las suyas que he probado. Y además es muy fácil de hacer. Seguro que la próxima vez que la haga me sale mucho mejor :P
Mientras se cocina recomiendo poner música a toda leche y cantar a pleno pulmón, cada cual a su gusto. Yo he hecho mi propia elección:
Ingredientes.
Para la base:
Mientras se cocina recomiendo poner música a toda leche y cantar a pleno pulmón, cada cual a su gusto. Yo he hecho mi propia elección:
Ingredientes.
Para la base:
- Un paquete de galletas maría.
- 200 gr. de mantequilla.
- Un chupito de ron.
Para el relleno:
- 400 ml de nata líquida.
- Dos sobres de cuajada en polvo.
- Un vaso y medio de leche
- Medio vaso de azúcar.
Preparación.
Para la base: Se machacan las galletas hasta que queden hechas migas (esto es muy desestresante, lo tengo comprobado). Se calienta un poco la mantequilla hasta que se ablande. Se mezcla el ron con la mantequilla y luego con las galletas hasta que quede todo homogéneo. Se forra un molde con mantequilla y se extiende la pasta de galletas por todo el fondo.
Para el relleno: Se baten todos los ingredientes juntos hasta que haga espumita. Se pone la mezcla en un cazo al fuego hasta que hierva. El fuego tiene que estar bajito y hay que moverlo porque enseguida se pega al fondo. Cuando rompa a hervir se quita del fuego y se echa sobre la base que hemos preparado. Se deja enfriar y se mete unas horas en el frigo hasta que esté consistente.
Y yatá. Una tarta ligera y fresquita para endulzarnos estas tardes calurosas de veranito, porque... ¡maemía qué caló! ¡¡¡Que se caen los páharos!!!