Febrero hay veces que me gusta, cuando le salen los días soleados, sin mucho frío, que recuerdan que al buen tiempo le va quedando menos. Recuerdo muchos de esos días de febrero en casa de mis padres, aprovechando para leer en la terraza, recargando pilas al sol, olvidando que los árboles no tienen ni una sola hoja o que dentro de tres días puede nevar...
Febrero también me gusta porque es un buen mes para comprar tulipanes, narcisos y ranúnculos, que son mis flores favoritas.
Me encantan los ranúnculos. |
Este año febrero va a ser el mes en que vuelva a currar (un ratito sólo) y el mes que vuelva a Roma, mi ciudad favorita, de las que conozco de momento (quitando Madrid, claro). Que no es poco. Espero hincharme y hartarme de pasta y pizza para una buena temporada, volver a tirar una moneda en la Fontana de Trevi (para volver una vez más) y pasear por la historia volviendo a maravillarme con todo.
Y ya.
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