Este finde hemos estado en Dublín, y lo he disfrutado un montón, la verdad, a pesar del típico tiempo irlandés, que no ha dejado de llover, hacer frío y bastante viento. He sacado unas cuantas cosas en claro.
Tengo una hija que es una bendita. Ya podemos pasarnos el fin de semana de acá para allá, todos rotos de cansancio, que ella apenas se queja. En los vuelos se ha portado genial, incluso en la vuelta, que venía sin haber dormido prácticamente en todo el día. Ha comido de todo, ha pasado de brazo en brazo, ha trasnochado, ha dormido genial por la noche, a pesar de extrañar la cama y ser tres en un colchón de 1,35... Creo que con tener a su padre con la mochila y a su madre con la teta cerca, la podríamos llevar al fin del mundo.
Mola volar con un bebé, sobre todo por poder embarcar los primeros en el avión. Luego es un poco incómodo tenerla encima todo el viaje, pero una cosa compensa la otra. En los controles de seguridad es un poco rollo, porque llevas cosas para tres, pero sólo uno tiene las manos libres. Por suerte, como te ven con el bebé, suelen tener más paciencia y mejor humor.
Hemos aprendido que the crab is red y the turtle is green, y nos hemos traído un juguete cantarín y unos pijamas preciosos para la peque. También hemos aprendido que los bebés irlandeses son gigantes, porque son de la talla 6-9 meses, pero yo creo que hasta primavera no le valdrán...
Me he tomado un par de copas de vino blanco que me han sabido a gloria, después de tanto tiempo. Con lo bien que está durmiendo Sofía (hoy de nueve y media a seis del tirón, no doy crédito), lo mismo me lo puedo permitir en alguna cena.
El cobertor que compramos para la mochila portabebés funciona muy bien, la peque va muy calentita y no cala con la lluvia. Y las botitas de borreguito que le han comprado los abuelos, también genial, los pies muy calentitos.
Y que es una pena que tengamos que ahorrar porque ahora estoy de excedencia, y cuando vuelva a currar ya no tendremos tanto tiempo, pero con lo buena que ha sido la experiencia, empezaría a planificar un finde a Florencia y otro a Ámsterdam. Pero tendrán que esperar :(
Cómo mola tener una familia viajera ^^
lunes, 30 de noviembre de 2015
jueves, 26 de noviembre de 2015
Compras (o regalos o préstamos) de puericultura (II).
Sigo con los artilugios de bebé que hemos comprado, nos han prestado o regalado.
Cosas poco útiles.
Como no sabes lo que vas a necesitar o cómo va a ser tu bebé, es complicado no tener alguna cosa que con el tiempo te das cuenta de que es un fail.
Biberones. Dando lactancia materna exclusiva no hacen falta. Ni aunque la madre se tenga que ausentar, porque se puede dar su leche con el método jeringa-dedo o con vasito. Pero la verdad es que Sofía no ha querido biberón ni cuando hemos intentado dárselo ya más mayor. Lo único que ha aceptado ha sido un vaso de aprendizaje con pitorro blandito de silicona, cuando ha empezado con la alimentación complementaria.
Chupetes. Ya hablé de la odisea del chupete que vivimos. Me las prometía felices con el chupe que encontramos, pero Sofía al final nunca lo ha querido para calmarse o dormirse. Lo usa a veces de morderdor porque es todo de caucho, pero nada más. Por no decir que todos los chupetes que nos regalaron, incluidos unos con su nombre y todo, están sin estrenar. Por suerte tampoco se chupa el dedo, ella es más de teta.
Esterilizador. Si no hay tetinas de bibes o chupes que esterilizar, el esterilizador no sirve para nada... Compré unas bolsas de Avent para usar en el microondas y sólo he usado una, como tres veces con el sacaleches... La mayoría de las veces "esterilizo" en el lavavajillas.
Humidificador. Sofía no ha sido de mocos, así que no hemos usado mucho el humidificador, sobre todo porque se nos olvida ponerlo. Además, un bol de agua encima del radiador o sobre la mesilla hace el mismo efecto.
Sacamocos. Me parece un invento del infierno, hecho para torturar a bebés y asquear a padres. Tenemos uno que nos regalaron sin usar. Ya digo que la peque no ha tenido muchos, pero aunque los tuviera creo que nunca usaría el sacamocos. Además, he leído que puede ser perjudicial y favorece las otitis.
Boles con ventosa. Compré unos de la marca Munchkin para poner la comida y que no la tirase al suelo, pero no han servido de mucho porque ella sola los despega de la mesa, así que mi gozo en un pozo. De momento toca mantener la vajilla fuera de su alcance.
Zapatos. Nos han dejado muchos zapatos, pero hasta que no ha empezado a hacer frío, no le veía mucho sentido a ponérselos, así que algunos se han quedado sin estrenar. Ahora que hace más fresco sí que le veo más sentido a ponerle zapatos, porque sólo con calcetines se le quedan fríos los pies.
Bandolera. Esto ha sido un error mío. Cuando empezó a hacer mucho calor, en Julio, me daba cosa llevar a la niña en la mochila, porque va tapada con la tela y muy pegada, con lo que se pasa bastante calor. Pensé en comprar la bandolera porque es más fresca (la tela es de algodón y lino), pero al final no la hemos usado mucho. Al principio porque es un poco más complicada de ajustar que la mochila y la niña no iba cómoda del todo. Y ahora ya porque pesa demasiado para llevar todo el peso en un solo hombro.
Cosas que me han sorprendido.
Son cosas que en un principio yo pensaba que iban a ser un fail en toda regla, pero hemos acabado usando mucho.
Baberos. Los dos primeros meses me sorprendió que todo el mundo nos regalase baberos: la niña no babeaba, nunca ha sido de regurgitar nada de leche, y no comía otra cosa que no fuera teta, con lo que no se podía manchar. Luego empezó a babear sobre los tres meses y lo entendí perfectamente. De hecho hemos tenido que comprar un montón de baberos, además de los regalados, porque usa dos o tres al día, que acaban como para escurrir de babas... Los baberos con mangas, cuando haces Baby Led-Weaning, también vienen de perlas para no tener que cambiar de ropa a la peque de arriba a abajo y meterla en la bañera.
Mantas, arrullos y muselinas. Tampoco entendía muy bien la fiebre por regalar mantitas y arrullos antes de nacer la niña... Las muselinas me ha sorprendido lo mucho que las hemos usado: para limpiar babas, para no sudar como un pollo cuando hemos porteado en verano, como arrullo en verano, para quitar el sol cuando iba en el capazo, para mí cuando rebosaba de leche... Las mantas y arrullos también vienen muy bien tener varias, porque solemos tener una en el salón, otra para la cuna y otra en el carro.
La hamaca. Esto fue un préstamo y, sinceramente, pensaba que ni lo íbamos a sacar de la caja, pero la realidad me dio un guantazo en las narices. Pensaba que la hamaca era otro invento infernal en el que mi hija no consentiría pasar ni un segundo, pero cuando me quedé sola en casa con ella, había momentos que necesitaba dejar a la niña en algún sitio durante unos minutos, para ir al baño, hacerme algo de comer o pegarme una ducha rápida. Y sorprendentemente, donde más tranquila aguantaba no era ni en la cuna ni en el capazo, sino en la hamaca. La que hemos usado ha sido el modelo Practic de Bebedue, y nos ha cundido desde que la niña tenía un mes hasta los siete, que ya solo quiere estar sentada en el suelo.
El carro. Los primeros seis meses, ha sido raro el paseo que la niña aguantaba más de diez minutos en el carro, tanto en el capazo, como en la silla. Yo pensaba que nunca le llegaría a gustar, pero a partir de los seis meses lo hemos empezado a rentar más porque parece que lo tolera más. Aunque nos lo regaló la madre de Dani, buscábamos un carro que nos sirviera todo el tiempo que la niña lo necesite (hasta los tres años, por lo menos), y que no fuera muy caro. Compramos el Urban de Chicco por varias razones: nos gustaba el diseño, las ruedas son grandes, es muy fácil de manejar y tiene el manillar corrido (con lo que se puede llevar con una sola mano), la silla y el capazo son la misma pieza (menos trastos que guardar) y de precio está bastante bien. De momento estamos contentos con la compra. Ahora hay que ver cuánto nos dura.
Cosas poco útiles.
Como no sabes lo que vas a necesitar o cómo va a ser tu bebé, es complicado no tener alguna cosa que con el tiempo te das cuenta de que es un fail.
Biberones. Dando lactancia materna exclusiva no hacen falta. Ni aunque la madre se tenga que ausentar, porque se puede dar su leche con el método jeringa-dedo o con vasito. Pero la verdad es que Sofía no ha querido biberón ni cuando hemos intentado dárselo ya más mayor. Lo único que ha aceptado ha sido un vaso de aprendizaje con pitorro blandito de silicona, cuando ha empezado con la alimentación complementaria.
Chupetes. Ya hablé de la odisea del chupete que vivimos. Me las prometía felices con el chupe que encontramos, pero Sofía al final nunca lo ha querido para calmarse o dormirse. Lo usa a veces de morderdor porque es todo de caucho, pero nada más. Por no decir que todos los chupetes que nos regalaron, incluidos unos con su nombre y todo, están sin estrenar. Por suerte tampoco se chupa el dedo, ella es más de teta.
Esterilizador. Si no hay tetinas de bibes o chupes que esterilizar, el esterilizador no sirve para nada... Compré unas bolsas de Avent para usar en el microondas y sólo he usado una, como tres veces con el sacaleches... La mayoría de las veces "esterilizo" en el lavavajillas.
Humidificador. Sofía no ha sido de mocos, así que no hemos usado mucho el humidificador, sobre todo porque se nos olvida ponerlo. Además, un bol de agua encima del radiador o sobre la mesilla hace el mismo efecto.
Sacamocos. Me parece un invento del infierno, hecho para torturar a bebés y asquear a padres. Tenemos uno que nos regalaron sin usar. Ya digo que la peque no ha tenido muchos, pero aunque los tuviera creo que nunca usaría el sacamocos. Además, he leído que puede ser perjudicial y favorece las otitis.
Boles con ventosa. Compré unos de la marca Munchkin para poner la comida y que no la tirase al suelo, pero no han servido de mucho porque ella sola los despega de la mesa, así que mi gozo en un pozo. De momento toca mantener la vajilla fuera de su alcance.
Zapatos. Nos han dejado muchos zapatos, pero hasta que no ha empezado a hacer frío, no le veía mucho sentido a ponérselos, así que algunos se han quedado sin estrenar. Ahora que hace más fresco sí que le veo más sentido a ponerle zapatos, porque sólo con calcetines se le quedan fríos los pies.
Bandolera. Esto ha sido un error mío. Cuando empezó a hacer mucho calor, en Julio, me daba cosa llevar a la niña en la mochila, porque va tapada con la tela y muy pegada, con lo que se pasa bastante calor. Pensé en comprar la bandolera porque es más fresca (la tela es de algodón y lino), pero al final no la hemos usado mucho. Al principio porque es un poco más complicada de ajustar que la mochila y la niña no iba cómoda del todo. Y ahora ya porque pesa demasiado para llevar todo el peso en un solo hombro.
Cosas que me han sorprendido.
Son cosas que en un principio yo pensaba que iban a ser un fail en toda regla, pero hemos acabado usando mucho.
Baberos. Los dos primeros meses me sorprendió que todo el mundo nos regalase baberos: la niña no babeaba, nunca ha sido de regurgitar nada de leche, y no comía otra cosa que no fuera teta, con lo que no se podía manchar. Luego empezó a babear sobre los tres meses y lo entendí perfectamente. De hecho hemos tenido que comprar un montón de baberos, además de los regalados, porque usa dos o tres al día, que acaban como para escurrir de babas... Los baberos con mangas, cuando haces Baby Led-Weaning, también vienen de perlas para no tener que cambiar de ropa a la peque de arriba a abajo y meterla en la bañera.
Mantas, arrullos y muselinas. Tampoco entendía muy bien la fiebre por regalar mantitas y arrullos antes de nacer la niña... Las muselinas me ha sorprendido lo mucho que las hemos usado: para limpiar babas, para no sudar como un pollo cuando hemos porteado en verano, como arrullo en verano, para quitar el sol cuando iba en el capazo, para mí cuando rebosaba de leche... Las mantas y arrullos también vienen muy bien tener varias, porque solemos tener una en el salón, otra para la cuna y otra en el carro.
La hamaca. Esto fue un préstamo y, sinceramente, pensaba que ni lo íbamos a sacar de la caja, pero la realidad me dio un guantazo en las narices. Pensaba que la hamaca era otro invento infernal en el que mi hija no consentiría pasar ni un segundo, pero cuando me quedé sola en casa con ella, había momentos que necesitaba dejar a la niña en algún sitio durante unos minutos, para ir al baño, hacerme algo de comer o pegarme una ducha rápida. Y sorprendentemente, donde más tranquila aguantaba no era ni en la cuna ni en el capazo, sino en la hamaca. La que hemos usado ha sido el modelo Practic de Bebedue, y nos ha cundido desde que la niña tenía un mes hasta los siete, que ya solo quiere estar sentada en el suelo.
El carro. Los primeros seis meses, ha sido raro el paseo que la niña aguantaba más de diez minutos en el carro, tanto en el capazo, como en la silla. Yo pensaba que nunca le llegaría a gustar, pero a partir de los seis meses lo hemos empezado a rentar más porque parece que lo tolera más. Aunque nos lo regaló la madre de Dani, buscábamos un carro que nos sirviera todo el tiempo que la niña lo necesite (hasta los tres años, por lo menos), y que no fuera muy caro. Compramos el Urban de Chicco por varias razones: nos gustaba el diseño, las ruedas son grandes, es muy fácil de manejar y tiene el manillar corrido (con lo que se puede llevar con una sola mano), la silla y el capazo son la misma pieza (menos trastos que guardar) y de precio está bastante bien. De momento estamos contentos con la compra. Ahora hay que ver cuánto nos dura.
lunes, 23 de noviembre de 2015
Un osito polar auténtico...
En fin, que de las olas de calor sahariano, pasando por el otoño primaveral, por fin ha llegado el frío polar (o siberiano... melagarrasconlammm... ¡Ejem!). Y me ha pillado un poco desprevenida, sobre todo en casa, que como no habíamos puesto aún la calefacción, hace un frío que pela.
Por lo demás, seguimos sin carro de la niña, dos semanas después. Ella está encantada porque va en la mochila o en brazos 24x7, y pocas cosas hay que le gusten más. Mi espalda empieza a quejarse, pero menos de lo que me temía cuando dejamos el carro para arreglar. Pero bueno, menos mal que compramos el cobertor y la peque va bien calentita aunque vaya en la mochila. Tengo pendiente escribir una entrada sobre el porteo con calor y otra con frío, que tiene sus trucos que facilitan la vida.
Y el viernes nos vamos a Dublín, a pasar más frío aún y a mojarnos un poco también, que Irlanda sin lluvia no es igual. A ver qué tal el primer viaje en avión de la chiquinina. La semana que viene intentaré escribir sobre ello, si el estudio y la peque me dejan un ratito libre.
PD: el título de la entrada viene de un chiste que, al parecer, mide el estado de embriaguez, pero siempre que hace frío me acuerdo de él... Supongo que como hace más de un año que no me embolingo, no me hace mucha gracia ya.
Por lo demás, seguimos sin carro de la niña, dos semanas después. Ella está encantada porque va en la mochila o en brazos 24x7, y pocas cosas hay que le gusten más. Mi espalda empieza a quejarse, pero menos de lo que me temía cuando dejamos el carro para arreglar. Pero bueno, menos mal que compramos el cobertor y la peque va bien calentita aunque vaya en la mochila. Tengo pendiente escribir una entrada sobre el porteo con calor y otra con frío, que tiene sus trucos que facilitan la vida.
Y el viernes nos vamos a Dublín, a pasar más frío aún y a mojarnos un poco también, que Irlanda sin lluvia no es igual. A ver qué tal el primer viaje en avión de la chiquinina. La semana que viene intentaré escribir sobre ello, si el estudio y la peque me dejan un ratito libre.
PD: el título de la entrada viene de un chiste que, al parecer, mide el estado de embriaguez, pero siempre que hace frío me acuerdo de él... Supongo que como hace más de un año que no me embolingo, no me hace mucha gracia ya.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Compras (o regalos o préstamos) de puericultura (I).
Cuando te quedas embarazada se abre un mundo nuevo ante ti, bastante acojonante, la verdad, que es el de los artículos de puericultura. O los cacharros que necesita un recién nacido o un bebé. Es tan amplio y variado que marea y no sabes qué vas a necesitar, qué le gustará al bebé, o qué pedir cuando te preguntan qué quieres que te regalen. Luego nace el bebé y te das cuenta que sólo necesita algo de ropa, a su mamá para comer y unos brazos para dormir. Y montañas de pañales, pero la comparativa de pañales la dejo para otra entrada.
Esta entrada va de mi experiencia, por si le sirve a alguien, aunque cada familia tiene unas necesidades diferentes. Voy a dividirlo en tres partes: cosas que quería y me han sido útiles, cosas que no hemos usado y cosas que pensaba que no me servirían y al final sí.
Cosas útiles.
La mochila Emeibaby. Si hay un artículo de puericultura sin el que no podríamos sobrevivir (bueno, sí podríamos, pero más incómodos) sería la mochila. La mejor inversión que hemos hecho, y la más amortizada con diferencia. La compramos unos días antes de que la niña hiciera un mes. Nos costó 140€ aproximadamente (que fue del dinero que nos habían dado mis tíos para Sofía) y la hemos usado prácticamente cada día, menos algún día en verano que hacía mucho calor.
La cuna de colecho. Aquí cuento cómo la hicimos. Aunque los primeros tres meses la niña dormía pegada a mí (porque si se separaba aunque fuera unos centímetros, se despertaba), a partir de los tres o cuatro meses sí que estamos aprovechando más la cuna y la peque duerme casi toda la noche en ella.
La trona. Éste ha sido un préstamo que nos está viniendo de perlas. Desde que Sofía decidió que quería hacer Baby Led-Weaning, la estamos usando un montón. Es la Cube de Beabá, con bandeja, muy parecida a la Antilop del Ikea. Es de plástico con lo que se limpia fácil, es estable y a la niña le encanta sentarse con nosotros a la mesa mientras comemos.
Ropa. Nos han prestado muchísima ropa, y es algo que he agradecido un montón. Antes de nacer Sofía, no me podía imaginar lo deprisa que crecen los bebés. Es cierto que no necesitan casi ropa, y hay cosas que se quedan casi sin estrenar, pero entre lo que nos han prestado y regalado, prácticamente no hemos tenido que comprar nada de ropa. Y es un ahorro que se agradece.
Cremas, geles y pañales. Algunos de nuestros amigos y familiares que ya son padres nos regalaron de este tipo de cosas y vienen genial (cómo se nota la experiencia). Pañales de la talla 2 ni tuvimos que comprar casi, y cremas hidratantes y para el pañal, tampoco hemos comprado todavía. También es verdad que la niña tiene una piel a prueba de bombas y no le irrita ninguna marca de pañal, y las cremas que nos han regalado le van bien.
La bañera. Este fue un regalo también, pero dio la casualidad que nos regalaron justo la que queríamos. Es la bañera Flexibath de Stokke. En el baño no teníamos sitio para una bañera con patas, y ésta se queda plegada y no ocupa casi espacio. También nos regalaron el adaptador para recién nacidos, que nos ha venido muy bien los dos o tres primeros meses.
La cómoda-cambiador. Mis padres nos regalaron los muebles del cuarto de Sofía, y les pedimos una cómoda Malm de cuatro cajones del Ikea, le pusimos una colchoneta/cambiador encima y ya está. Cuando la peque crezca, seguimos teniendo una cómoda con muchísima capacidad. Y todavía la cambiamos el pañal ahí, sin dolores de espalda ni nada.
Sacaleches. Sobre todo los dos primeros meses, con las dificultades que tuvimos en el establecimiento de la lactancia, me vino genial para las ingurgitaciones y mastitis varias. Es el Swing de Medela, es eléctrico y no me hace nada de daño (con los manuales veía las estrellas) y me saco bastante leche en 10 minutos.
Y en la siguiente entrada hablo de las cosas poco útiles y las sorpresas, que me está quedando un poco larga.
Esta entrada va de mi experiencia, por si le sirve a alguien, aunque cada familia tiene unas necesidades diferentes. Voy a dividirlo en tres partes: cosas que quería y me han sido útiles, cosas que no hemos usado y cosas que pensaba que no me servirían y al final sí.
Cosas útiles.
La mochila Emeibaby. Si hay un artículo de puericultura sin el que no podríamos sobrevivir (bueno, sí podríamos, pero más incómodos) sería la mochila. La mejor inversión que hemos hecho, y la más amortizada con diferencia. La compramos unos días antes de que la niña hiciera un mes. Nos costó 140€ aproximadamente (que fue del dinero que nos habían dado mis tíos para Sofía) y la hemos usado prácticamente cada día, menos algún día en verano que hacía mucho calor.
La cuna de colecho. Aquí cuento cómo la hicimos. Aunque los primeros tres meses la niña dormía pegada a mí (porque si se separaba aunque fuera unos centímetros, se despertaba), a partir de los tres o cuatro meses sí que estamos aprovechando más la cuna y la peque duerme casi toda la noche en ella.
La trona. Éste ha sido un préstamo que nos está viniendo de perlas. Desde que Sofía decidió que quería hacer Baby Led-Weaning, la estamos usando un montón. Es la Cube de Beabá, con bandeja, muy parecida a la Antilop del Ikea. Es de plástico con lo que se limpia fácil, es estable y a la niña le encanta sentarse con nosotros a la mesa mientras comemos.
Ropa. Nos han prestado muchísima ropa, y es algo que he agradecido un montón. Antes de nacer Sofía, no me podía imaginar lo deprisa que crecen los bebés. Es cierto que no necesitan casi ropa, y hay cosas que se quedan casi sin estrenar, pero entre lo que nos han prestado y regalado, prácticamente no hemos tenido que comprar nada de ropa. Y es un ahorro que se agradece.
Cremas, geles y pañales. Algunos de nuestros amigos y familiares que ya son padres nos regalaron de este tipo de cosas y vienen genial (cómo se nota la experiencia). Pañales de la talla 2 ni tuvimos que comprar casi, y cremas hidratantes y para el pañal, tampoco hemos comprado todavía. También es verdad que la niña tiene una piel a prueba de bombas y no le irrita ninguna marca de pañal, y las cremas que nos han regalado le van bien.
La bañera. Este fue un regalo también, pero dio la casualidad que nos regalaron justo la que queríamos. Es la bañera Flexibath de Stokke. En el baño no teníamos sitio para una bañera con patas, y ésta se queda plegada y no ocupa casi espacio. También nos regalaron el adaptador para recién nacidos, que nos ha venido muy bien los dos o tres primeros meses.
La cómoda-cambiador. Mis padres nos regalaron los muebles del cuarto de Sofía, y les pedimos una cómoda Malm de cuatro cajones del Ikea, le pusimos una colchoneta/cambiador encima y ya está. Cuando la peque crezca, seguimos teniendo una cómoda con muchísima capacidad. Y todavía la cambiamos el pañal ahí, sin dolores de espalda ni nada.
Sacaleches. Sobre todo los dos primeros meses, con las dificultades que tuvimos en el establecimiento de la lactancia, me vino genial para las ingurgitaciones y mastitis varias. Es el Swing de Medela, es eléctrico y no me hace nada de daño (con los manuales veía las estrellas) y me saco bastante leche en 10 minutos.
Y en la siguiente entrada hablo de las cosas poco útiles y las sorpresas, que me está quedando un poco larga.
lunes, 16 de noviembre de 2015
De la rabia en estos días.
Me da rabia pensar lo injusto que es lo que pasó el viernes en París. Me da rabia sentir mucha empatía con los parisinos y no tanta con los sirios o los libaneses o cualquiera de los otros pueblos que están sufriendo por esta guerra religiosa y fanática, porque la mayoría de las veces ni me entero de lo que pasa en esos países. Me da rabia que me hagan sentir culpable por traer a mi hija a este mundo que a veces es de pesadilla. Me da rabia que detrás todo esto esté el dinero, la riqueza que sacan unos pocos del negocio de la guerra y del terror. Me da rabia que nos tomen por gilipollas. Me dan rabia los que aprovechan estas situaciones para enaltecer su racismo y su odio a cualquiera que sea diferente.
Me da rabia que haga buen tiempo pero que eso implique que llevamos semanas respirando mierda en Madrid (mi garganta y la alergia de Dani lo atestiguan). Me da rabia que se empiecen a hacer cosas para proteger nuestra salud pero a mucha gente le parece mal porque es incómodo. Me da rabia sentirme culpable por no querer que llueva, aunque sé que nos vendrían genial unos cuantos días de lluvia.
Me da rabia pensar en las elecciones, en la que nos espera con la campaña electoral, en el machismo y la violencia que vivo muchos días en las redes sociales, en la mierda de conciliación familiar de este país, en la falta de horarios racionales que hacen que sólo pueda ver a mi marido tres o cuatro horas al día (y mi hija a su padre un par de horas como mucho), en lo fácil que sería llevar una vida mejor si a unos pocos les diera la gana proteger los derechos de los ciudadanos y los trabajadores...
Por suerte toda esa rabia se deshace de golpe con cosas que parecen nimias pero no lo son :P
Me da rabia que haga buen tiempo pero que eso implique que llevamos semanas respirando mierda en Madrid (mi garganta y la alergia de Dani lo atestiguan). Me da rabia que se empiecen a hacer cosas para proteger nuestra salud pero a mucha gente le parece mal porque es incómodo. Me da rabia sentirme culpable por no querer que llueva, aunque sé que nos vendrían genial unos cuantos días de lluvia.
Me da rabia pensar en las elecciones, en la que nos espera con la campaña electoral, en el machismo y la violencia que vivo muchos días en las redes sociales, en la mierda de conciliación familiar de este país, en la falta de horarios racionales que hacen que sólo pueda ver a mi marido tres o cuatro horas al día (y mi hija a su padre un par de horas como mucho), en lo fácil que sería llevar una vida mejor si a unos pocos les diera la gana proteger los derechos de los ciudadanos y los trabajadores...
Por suerte toda esa rabia se deshace de golpe con cosas que parecen nimias pero no lo son :P
miércoles, 11 de noviembre de 2015
El calendario de adviento.
A pesar de estar teniendo un otoño estupendo, con muy buena temperatura (nunca había podido usar tantos días la ropa de entretiempo), ya se ven las navidades asomando por el horizonte. Y eso da un poco de cosilla, porque significa que se acaba el año y toca hacer balance, y el tiempo se me escapa de las manos.
Entre otras cosas se nota porque mi marido ya me ha preguntado qué le voy a pedir a los Reyes, y porque yo le he comprado a él un calendario de adviento. Sí, comprado. Por un momento pensé en hacerle uno, ahora que estoy en casa, como el año que estaba parada. Pero Sofía no me deja mucho tiempo libre, y el poco que tengo debería aprovecharlo para estudiar. Así que lo compré. Pero mola (y le ha molado) un montón.
El año que viene habrá que pensar uno para la chiquinina también.
Entre otras cosas se nota porque mi marido ya me ha preguntado qué le voy a pedir a los Reyes, y porque yo le he comprado a él un calendario de adviento. Sí, comprado. Por un momento pensé en hacerle uno, ahora que estoy en casa, como el año que estaba parada. Pero Sofía no me deja mucho tiempo libre, y el poco que tengo debería aprovecharlo para estudiar. Así que lo compré. Pero mola (y le ha molado) un montón.
De Star Wars, claro. |
El año que viene habrá que pensar uno para la chiquinina también.
martes, 3 de noviembre de 2015
Siete meses.
Ains, voy a intentar no empezar todos los meses la entrada con la misma murga de lo rápido que se me pasa el tiempo... pero es que es verdad.
Este séptimo mes de mi chiquinina le he notado un cambio enorme, sobre todo a nivel físico y de su desarrollo motor. No sé cómo va de talla, pero la ropa se le queda pequeña en muy poco tiempo. Y de peso ya andará por los siete kilos y algo, aunque pesándola en casa no es muy exacto. Ya se mantiene perfectamente sentada casi sin apoyo, sólo necesita un poco detrás porque a veces se desestabiliza (como diría su padre, le pesa el melón). En la silla ha descubierto que si se sienta totalmente incorporada puede ver más mundo, así que va toda estirada, como una niña mayor. Maneja los objetos que coge con mucha soltura, les da vueltas, se los cambia de mano y se los lleva siempre a la boca. Intenta coger todo lo que se encuentre al alcance de su mano, pero todavía no hace mucha intención de desplazarse cuando algo le pilla lejos.
Seguimos dándole de comer trozos, porque la papilla y el puré no los quiere. Sólo admite que le dé algo con la cuchara si es ella quien agarra la cuchara y se la lleva a la boca. Pero vamos, que nunca he conseguido que coma más de dos o tres cucharadas de papilla. Come cereales en galleta para bebés, tortitas de arroz y le encanta el pan. También come frutas como pera, plátano, manzana, naranja o mandarina. Cuando yo como verduras, le doy un poco de brócoli, zanahoria, judía verde, pimiento, calabacin, calabaza... También ha comido patata cocida, macarrones y pollo a la plancha y alitas (bueno, el pollo lo chupa y poco más, pero algo es algo). Sí que he notado en este mes que ya va masticando y tragando más comida. Al principio sólo la exploraba con la boca y la solía escupir sin tragar, pero ya va comiendo más. En las plastas que hace también se nota... Ya empiezan a ser bastante apestosas. Sigue con la teta a tope, con lo que no me preocupa que pase hambre o tenga alguna carencia.
El dormir... Bastante regular. Hemos tenido un mes bastante malo, con muchos despertares. Además se despierta y llora, cosa que antes no hacía. Pero bueno, me mentalizo que es una fase y lo vamos llevando más o menos bien. Parece que poco a poco va cogiendo otra vez el ritmo y ya vuelve a tener noches buenas, sólo con un par de despertares.
El otro día fue el primer día que me separé de ella un rato. Fui a la peluquería y mis padres se la llevaron a dar un paseo. Pues tuvieron que volver a la pelu porque la peque estaba con un berrinche enorme, la pobre. Yo creo que tenía sueño y como está acostumbrada a dormir conmigo, pues no se podía dormir. Pero bueno, habrá que ir viendo si se queda algún día un rato con su padre, porque no quiero que lo pase mal cuando me tenga que incorporar al trabajo (o que lo pase lo menos mal posible).
Aparte de eso, cada vez tolera mejor irse con otras personas, siempre que me tenga a la vista. Ya casi nunca se coge berrinches y no suele llorar, aunque sí que se queja bastante cuando no está cómoda o algo no le gusta. Cada día se ríe más cuando le hacemos monerías y se entretiene muchos ratos ella sola con cualquier juguete. A ratos la puedo dejar en la manta de juegos mientras hago cosas. También aguanta mucho más en el carro, y ya podemos salir a comer por ahí y estar toda la comida sentados, la ponemos en una trona y se entretiene con cualquier cosa. Yo voy estudiando algún ratito pequeño, aprovechando sus siestas. Me la pongo en la mochila a la espalda para hacer cosas por casa y suele dormirse en pocos minutos, y cuando está dormida, me siento a estudiar lo que dure su siesta. No es muy cómodo, pero así voy sacando algún rato.
Pues eso, que ya vamos rumbo hacia el año y yo estoy disfrutando un montón de esto de ser mamá, a pesar del cansancio y de las preocupaciones. La verdad es que no pensé que me iba a gustar tanto. A veces me veo tan en modo madre que me doy un poco de miedito y todo XD
Este séptimo mes de mi chiquinina le he notado un cambio enorme, sobre todo a nivel físico y de su desarrollo motor. No sé cómo va de talla, pero la ropa se le queda pequeña en muy poco tiempo. Y de peso ya andará por los siete kilos y algo, aunque pesándola en casa no es muy exacto. Ya se mantiene perfectamente sentada casi sin apoyo, sólo necesita un poco detrás porque a veces se desestabiliza (como diría su padre, le pesa el melón). En la silla ha descubierto que si se sienta totalmente incorporada puede ver más mundo, así que va toda estirada, como una niña mayor. Maneja los objetos que coge con mucha soltura, les da vueltas, se los cambia de mano y se los lleva siempre a la boca. Intenta coger todo lo que se encuentre al alcance de su mano, pero todavía no hace mucha intención de desplazarse cuando algo le pilla lejos.
Seguimos dándole de comer trozos, porque la papilla y el puré no los quiere. Sólo admite que le dé algo con la cuchara si es ella quien agarra la cuchara y se la lleva a la boca. Pero vamos, que nunca he conseguido que coma más de dos o tres cucharadas de papilla. Come cereales en galleta para bebés, tortitas de arroz y le encanta el pan. También come frutas como pera, plátano, manzana, naranja o mandarina. Cuando yo como verduras, le doy un poco de brócoli, zanahoria, judía verde, pimiento, calabacin, calabaza... También ha comido patata cocida, macarrones y pollo a la plancha y alitas (bueno, el pollo lo chupa y poco más, pero algo es algo). Sí que he notado en este mes que ya va masticando y tragando más comida. Al principio sólo la exploraba con la boca y la solía escupir sin tragar, pero ya va comiendo más. En las plastas que hace también se nota... Ya empiezan a ser bastante apestosas. Sigue con la teta a tope, con lo que no me preocupa que pase hambre o tenga alguna carencia.
El dormir... Bastante regular. Hemos tenido un mes bastante malo, con muchos despertares. Además se despierta y llora, cosa que antes no hacía. Pero bueno, me mentalizo que es una fase y lo vamos llevando más o menos bien. Parece que poco a poco va cogiendo otra vez el ritmo y ya vuelve a tener noches buenas, sólo con un par de despertares.
El otro día fue el primer día que me separé de ella un rato. Fui a la peluquería y mis padres se la llevaron a dar un paseo. Pues tuvieron que volver a la pelu porque la peque estaba con un berrinche enorme, la pobre. Yo creo que tenía sueño y como está acostumbrada a dormir conmigo, pues no se podía dormir. Pero bueno, habrá que ir viendo si se queda algún día un rato con su padre, porque no quiero que lo pase mal cuando me tenga que incorporar al trabajo (o que lo pase lo menos mal posible).
Aparte de eso, cada vez tolera mejor irse con otras personas, siempre que me tenga a la vista. Ya casi nunca se coge berrinches y no suele llorar, aunque sí que se queja bastante cuando no está cómoda o algo no le gusta. Cada día se ríe más cuando le hacemos monerías y se entretiene muchos ratos ella sola con cualquier juguete. A ratos la puedo dejar en la manta de juegos mientras hago cosas. También aguanta mucho más en el carro, y ya podemos salir a comer por ahí y estar toda la comida sentados, la ponemos en una trona y se entretiene con cualquier cosa. Yo voy estudiando algún ratito pequeño, aprovechando sus siestas. Me la pongo en la mochila a la espalda para hacer cosas por casa y suele dormirse en pocos minutos, y cuando está dormida, me siento a estudiar lo que dure su siesta. No es muy cómodo, pero así voy sacando algún rato.
Pues eso, que ya vamos rumbo hacia el año y yo estoy disfrutando un montón de esto de ser mamá, a pesar del cansancio y de las preocupaciones. La verdad es que no pensé que me iba a gustar tanto. A veces me veo tan en modo madre que me doy un poco de miedito y todo XD
lunes, 2 de noviembre de 2015
Garabatos con mucho humor.
Hace no mucho que he descubierto Sarah's Scribbles, que quiere decir "los garabatos de Sarah", más o menos, a través de una página en feisbuk que traduce las tiras al castellano. Es un webcómic con un humor muy simple y naif, muy de andar por casa, como a mí me gusta. Estoy esperando a que lo traduzcan y lo publiquen para pedírselo a Dani para Reyes/cumpleaños/santo/aniversario/porqueyolovalgo...
Mientras tanto, lo seguiré disfrutando en la web.
Además, mola mucho que su mascota sea un conejín (muy guapo, por cierto) y que lo incluya en las tiras.
Mientras tanto, lo seguiré disfrutando en la web.
Además, mola mucho que su mascota sea un conejín (muy guapo, por cierto) y que lo incluya en las tiras.