domingo, 21 de febrero de 2016

Adaptación a la guardería y primeros viruses.

Ésta que termina, ha sido una semana complicada. El lunes la peque empezó la adaptación en la guardería y, sobre todo para mí, ha sido bastante duro. Ella, como siempre, nos lo pone todo muy fácil (menos el sueño), y esto no iba a ser diferente.

El lunes la dejé y mientras me iba, se quedó con cara de apuro, pero sin llorar. No sabía lo que le esperaba, la pobre. Estuvo tres horas, y yo estuve bastante tranquila en casa, repitiéndome a mí misma que cuando está con otros niños, suele estar bien. Cuando fui a recogerla, la profe me dijo que había estado llorando a ratos, no mucho, pero sí... Vamos, que lo había pasado mal, la pobre. Yo me sentí la peor madre del mundo, lo normal, vamos, y me pasé el resto del día con la niña agarrada a mí como un monete. Lo normal también, vamos. El martes ya sí que se quedó llorando cuando la dejé, y yo me fui hecha polvo. Las tres horas se me pasaron mucho más lentas que el lunes. Pero cuando fui a buscarla, la profe me dijo que sólo había llorado un poco al entrar, el resto del tiempo había estado bien. El miércoles y el jueves fue un poco antes para desayunar en la guarde, y la profe consiguió que se tomara bastante biberón con leche que me había sacado el día anterior. El jueves cuando la fui a buscar me dijo que ya había estado mucho más tranquila, jugando y riéndose, así que el viernes íbamos a probar a que se quedase a comer. Pero el jueves por la noche tuvo fiebre.

Como ha estado mucho tiempo con la infección de orina, el viernes la llevé al pediatra y, por suerte, parece que no es lo mismo. Así que hemos empezado a coger virus de otros niños la primera semana también. El finde lo ha pasado en una fiesta de mocos y legañas verdes, aunque desde ayer ya no tiene fiebre. Y a mí ya me duele la garganta. Yuju, compartir viruses es lo mejor. Ains. Como ya está mejor, mañana vuelve al cole, y esta semana seguiremos aumentando horas, porque la semana siguiente yo ya trabajo y se quedará ocho horas.

En fin, que el lunes yo estaba fatal, pero al final la niña se está adaptando mejor de lo que esperaba. Es una campeona, la chiquinina. A ver cómo llevo yo la reincorporación al trabajo. Seguro que mucho peor que ella. Y a mí no me dejan hacer adaptación, jo.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Las pupas de Paul (tercera parte): la pododermatitis.

Hoy vengo a hablar de unas pupas de Paul, que son literalmente heridas, y que nos están dando mucha guerra.

Paul, si no lo he dicho ya, es de raza mini Rex. Son conejos que tienen el pelaje más corto que los conejos enanos comunes, como Damara, y eso incluye las plantas de las patas. Los conejos no tienen almohadillas, tienen pelo que les protege el "pie". Y con Paul (y los Rex que son mascotas en general) se junta que tienen menos pelaje que les proteja y que están casi siempre sobre suelo duro al vivir en una casa, en lugar de la tierra y la hierba que deberían pisar siempre. Eso hace que se les hagan unas calvas en las patas, que pueden llegar a hacerse heridas, y que se llama pododermatitis.

Nosotros intentamos que pisen suelo más blandito, por eso tienen una alfombra en su recinto. Y también que no tengan las patas húmedas, que también favorece las heridas, pero con eso no tenemos mucho problema porque usan bien la esquinera. Pero aún así Paul tiene la dichosa pododermatitis bastante mal. Llevamos así desde navidades. Al principio se lo intentamos curar con cristalmina y después con una pomada que nos recetó la veterinaria. Luego con otra pomada diferente. Como no funcionó, la última vez nos recetó un hidrogel y vendarle las patas un par de veces al día.

Polete con su patita vendada. 

Vendarle las patas es bastante estresante para él, y hay que tener cuidado de no apretarlas mucho porque si no se le pueden hinchar los dedos. Pero si están muy sueltas, se las quita en dos minutos. Además, se las muerde casi continuamente, y la semana pasada se pegó un mordisco en la pata al intentar quitársela... Un show, vamos. Ahora le estamos curando el mordisco, que no fue mucho, y en breve habrá que volver a las curas con vendas.

La vete nos ha avisado que es algo muy tedioso y que se cura muy despacio, pero no podemos hacer mucho más. Así que en esas estamos. A ver si se cura pronto el pobre y pasamos una temporada sin más pupas, que parece el conejo del Atleti :P

jueves, 11 de febrero de 2016

Una de botánica.

Antes de ir al tema chorra de hoy, dos incisos: a) la peque ya está mejor, lleva una semana sin fiebre y con antibiótico. Nos quedan tres días, a ver si cuando acabemos el tratamiento no vuelve la infección. Y b) me incorporo en dos semanas a trabajar y esta noche ya me la he pasado soñando con el curro. Eso el rato que no he estado desvelada pensando en el curro y la guarde :S

Y voy al tema.

Hace unas semanas, antes de ponerse Sofía mala, estuve un sábado por la mañana dedicada a arreglar mi terraza. Más bien mis plantas de la terraza, que las tenía abandonadas desde hace casi un año. Para el poco caso que las he hecho, regar y poco más, sólo se me habían muerto un par de ellas este verano pasado. Pues estuve toda la mañana, aprovechando que Dani estaba con la peque, quitando hojas y plantas muertas, podando, trasplantando, abonando y plantando unos bulbos que había comprado de ranúnculos y fresias. Fue una paliza pero mereció la pena, y me sentó fenomenal.

Bueno, pues un mes y pico después, se empiezan a ver los frutos de cuidar un poco mis plantitas. Me han vuelto a salir los narcisos, por tercer año consecutivo. Todavía no han florecido, pero ahí están las hojas verdes, resistiendo como una planta zombi. La planta de fresas que me regalaron por mi cumple Alex y Andrea hace un par de años, parece que va a dar sus primeras fresas. A ver si no las seco ni las pudro, de la emoción. Y los bulbos que planté en diciembre ya están saliendo, a ver si llegan a florecer este año, estaría preciosa la terraza con flores.

Dos "protofresas"

Ranúnculos cerca y fresias lejos. 

Y para terminar el post floricultor, ayer me compré unos ranúnculos, que son de mis flores más favoritas. Y he estado probando la cámara, ya que estaba...



Aunque en realidad los que más me gustan son los ranúnculos silvestres, que por mi pueblo salen un montón, y me recuerdan a paseos por el campo a principios de primavera. A ver si dentro de unas semanas convenzo a Dani para ir a coger unos poquitos :P

La semana que viene me compro tulipanes, que también había.

Y vale ya con la botánica.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Diez meses.

Ay madre, cómo pasa el tiempo, bla, bla, bla y os ahorro lo de todos los meses :P

Este mes yo creo que ha sido el más complicado desde que nació la chiquinina. Sólo recuerdo peor el primero, o más o menos del estilo en cansancio y preocupación. En fin, a ver si empezamos a remontar de una vez.

Como ya conté en una entrada, la peque ha estado malita este mes, y llegó a estar ingresada unos días. Empezamos las navidades regular, con una diarrea, aunque no fue mucho. Y el día de Reyes por la noche la niña empezó con fiebre. Estuvo dos semanas con fiebre y sin querer comer antes de que le diagnosticaran una infección de E. Coli en orina y un neumococo en sangre. Todo estupendo, vamos. Después del ingreso, seguimos con antibiótico una semana, y ha tenido días de no querer comer, e incluso de vomitar alguna vez. Todavía no está al cien por cien, pero ya va comiendo alguna cosa que no sea teta.

Y bendito pecho, menos mal que no se me ha ocurrido destetar porque ya comía bastante sólido... Lleva todo el mes que parece que tiene tres meses de nuevo, comiendo solo pecho y haciendo un montón de tomas al día. Por suerte no ha perdido mucho peso, se ha mantenido más o menos igual, y yo creo que ha crecido un poco. En la revisión nos han dicho que pesa 7,800 kilos y mide 69 centímetros, casi igual que en la revisión del cardiólogo hace mes y medio. Lo raro es que no haya perdido peso con lo poco que ha comido estas semanas. La barrigota que había hecho sí que la ha perdido, jo.

La verdad es que la peque es más buena y tranquila que nada, me tiene alucinada. Aparte de no comer, lo único que ha necesitado estos días de estar malita ha sido más brazos de mamá. Si estaba conmigo, ni se notaba que estaba enferma, estaba de buen humor, jugaba, no se quejaba. Y hasta en el hospital nos han dicho sorprendidos lo tranquila que parece. Yo sí que la encontraba menos contenta de lo habitual (aunque no suele ser muy risueña), pero con lo que ha pasado, es normal.

En el hospital aprendió a engancharse al borde de la cuna e intentaba ponerse de pie. Y en casa lo ha seguido haciendo, pero agarrándose a mí cuando está sentada encima. Se mantiene bastante rato de pie, así que me da la impresión que va a pasar de culetear a andar, y que nos vamos a saltar el gateo. También ha aprendido a lanzar lo que tiene en la mano. Antes lo dejaba caer, pero ahora lo lanza con ganas, así que entre esto y la falta de hambre, sentarla a comer en la trona es una fiesta (de comida esparcida por todas partes XD). Ha perfeccionado los lobitos un montón, dice no con la cabeza (aunque todavía no lo relaciona mucho con negación), hace palmas palmitas y hemos aprendido a decir adiós con la manita. Hay ratos que le da por hacerlo todo a la vez y es para comérsela de lo bonita que es. Parlotea un montón, y se nota que ya empieza a entender algunas palabras. También empieza a repetir algunas cosas fáciles como mamá o teta. Papá lo seguimos intentando XD

Del sueño, pasapalabra... Ha sido un mes bastante malo, con muchísimos despertares, haciendo colecho pegada a mí, teta cada hora y pico... Qué rápido se acostumbra el cuerpo a lo bueno y cómo le cuesta volver a lo regular. Además, creo que nos esperan unos meses regulares, porque ya ha empezado a extrañar muchísimo, está en un momento en que tiene bastante angustia de separación, dentro de nada empezará a ir a la guardería y yo a trabajar, y sé que son momentos en los que se suele alterar el sueño.

En fin, que se avecinan cambios importantes, a ver cómo los vamos afrontando. Seguro que es una etapa que nos trae muchas cosas buenas, pero sé que echaré mucho de menos ésta que está terminando. Es una suerte que haya podido cambiar el turno en el trabajo, así podré estar por las tardes con ella y con Dani. Cogerme estos meses de excedencia y poder disfrutar de mi chiquinina todo el día y verla crecer, ha sido una de ellas las mejores decisiones que he tomado.