martes, 16 de octubre de 2018

Adaptación al cole.

En septiembre, además de estar ausente aquí, la chiquinina ha empezado el cole de mayores. Cuando elegimos ese cole lo hicimos, entre otras cosas, porque nos gustó que es un cole bastante flexible, respetuoso con los ritmos de los peques (dentro de lo que cabe, a ver, que es un cole público y tienen que cumplir con las exigencias de la conserjería) y muy familiar o abierto a las familias, como ellos dicen. Esto quiere decir que no es un cole cerrado, en el que no sabes qué pasa o cómo se trabaja. Y durante el periodo de adaptación ya lo hemos notado.

Lo del periodo de adaptación da para otro debate, sobre todo por el tema de la conciliación con el trabajo. Mi idea es que conciliar debe ser para estar todos mejor, no para cumplir las exigencias de la empresas. Es decir, que dejar a los niños en el cole de siete de la mañana a seis de la tarde no es conciliar, es aparcar a los niños porque los horarios de trabajo de los padres son incompatibles con la vida personal (ni siquiera digo familiar). Entiendo que hay familias que no tienen más remedio, y no lo estoy criticando, mi reflexión es que la lucha debe ser por conseguir mayor flexibilidad en los horarios, menos necesidad de "presentismo", flexibilidad en coger días libres o incluso días sin sueldo. Que luchar porque los colegios estén abiertos más horas no es conciliación, es estar al servicio de la patronal y el sistema capitalista (de vez en cuando me sale el lado rojeras).

Vuelvo a mi tema.

En nuestro cole la adaptación ha durado diez días. Había padres que se quejaban, que decían que sus hijos no lo necesitaban. Entiendo que es complicado estar diez días con los horarios de la adaptación. Probablemente a la peque no le hubieran hecho falta tantos días, pero hay otros niños que necesitarían más, y creo que siempre hay que intentar cuidar al que más lo necesita. Es decir, los niños que van sin problemas desde el primer día no va a tener consecuencias negativas hacer una adaptación más larga, pero para los niños que sí lo necesitan, sí que puede perjudicarles no hacerlo bien. Y por esos perjuicios me refiero a que lo pasen mal, no quieran ir al colegio, tengan dificultades para integrarse con el resto de niños, etc. Y también hay gente que dirá que antes nos dejaban todo el día desde el primer día y no nos han traumatizado. Bueno, antes se hacían muchas burradas, y querer mejorar las cosas nunca está de mas.

En fin, que me gustó mucho que el primer día estuviéramos los padres presentes en el patio de recreo con los niños. Estuvieron un rato jugando y a casa. De segundo al quinto día los padres pasamos de pasar con los niños a la clase y esperar en el pasillo a dejarles ya en la puerta del cole. Del quinto a noveno día fueron aumentando el tiempo que estaban en clase. Fue bastante progresivo, y la mayoría de los niños lo han llevado bien, incluída la chiquinina, que sólo lo pasó mal un par de días que estuvo medio mala y entró llorando a clase. Después ha entrado contenta todos los días.

Y yo estoy pletórica. No pensé que se iba a adaptar tan bien y que le iba a gustar tanto el cole. La verdad es que ha conectado muy bien con su profe y con los compañeros de clase, dice que se lo pasa bien, e incluso en el comedor (que era lo que yo más temía) dice que está bien. En fin, que esta adaptación ha conllevado un mes sin sueldo, una reducción de jornada y dos semanas de vacaciones sin estar de vacaciones. Pero ha sido algo que sólo va a ocurrir una vez en la vida, y esos pequeños sacrificios (sobre todo económicos) creo que han valido mucho la pena y que le van a servir a la chiquinina para el resto de su vida escolar.

lunes, 1 de octubre de 2018

Septiembre de vuelta e inicios.

Si hay algo que no he cumplido de mis deberes veraniegos es escribir en el blog. He desconectado tanto, que sólo he publicado cositas en Instagram. Y me he aburrido tan poco, que no me entraban ganas de escribir. De todas formas tengo varios temas pendientes, como la adaptación al cole de la peque o la despedida del verano (o del veroño ya a estas alturas), que me imagino que escribiré pronto. De momento le digo adiós a septiembre y hola a octubre de buen humor, a pesar de la vuelta al trabajo, porque el buen tiempo siempre ayuda :)

Últimos días en Conil, dedicatorias frikis y amor de primos.
La feria, cumpleaños de Dani y cuentos.
Primer día de cole, el flequillo ha vuelto y noches toledanas. 

sábado, 1 de septiembre de 2018

Agosto de desconexión.

De la lista de deberes que me había puesto para las vacaciones estoy cumpliendo muchas cosas, menos escribir más cosas por aquí. Ha sido un mes de relax y desconexión.

Piscineo, pueblito bueno y quedadas en el Retiro.
Playa, playa y más playa.
Conildelafrá, paseos por Madrid y mojitos. 

Y ahora a por Septiembre, que nos espera con muchas novedades y un poco más de descanso.

lunes, 6 de agosto de 2018

Deberes veraniegos.

Igual que esas listas modernas de deberes para el verano que ahora les dan a los niños en el cole (y que me encantan), voy a hacer mi propia lista de cosas que me propongo hacer en mis inminentes vacaciones.

  • Dormir, dormir y dormir. Acoplarme al ritmo de sueño de la chiquinina, como cuando era un bebé e intentar dormir el máximo de horas posibles.
  • Descansar. Cuando no esté durmiendo.
  • No crearme obligaciones ni pasarme planificando.
  • Disfrutar de unas cuantas mañanas de piscina con la peque.
  • Ponerme ciega a tapas en el pueblo, pasar frío por la noche cenando a la fresca, bañarme en el río y dar paseos por el campo.
  • Hacer cienes de fotos para conocer y aprender a manejar bien mi cámara nueva. Buscar los tesoros del juego de la vuelta al mundo de Jackie Rueda. 
  • Hacer una foto del caminito a la playa en Conil. Cenar en el Juan María. Intentar no morir ahogada por mis propias babas pensando en el jamoncito ibérico y el atún encebollado. Hacer castillos de arena con Sofía. Saltar las olas y gritar "¡Que viene la gorda!". 
  • Intentar escribir un poco más y editar las fotos pendientes para imprimirlas.
  • Ir algún día al cine, los tres en familia y también en pareja.
  • Desconectar totalmente y no saber en qué día vivo, por lo menos hasta el primer día de cole.
  • Pasar tiempo con los que quiero. Dejarme más veces el móvil en casa. Olvidarme y desintoxicarme un poco de las redes sociales. 
A ver cuantas consigo. Con un cinco raspao me doy por satisfecha.

martes, 31 de julio de 2018

Julio interminable.

Así me ha resultado este mes, y mira que es mi favorito del año, ya es verano, los días son largos, es mi cumple y mi aniversario... Pero este Julio ha sido como una escalada al Everest. Mirando hacia atrás, hemos hecho un montón de cosas chulas y lo hemos pasado muy bien, pero llegó hasta aquí con la reserva de energía a cero y al borde del agotamiento mental. A ver si consigo recuperar durante las vacaciones :)

Visita a Faunia, lavandas y parque de bolas.
Teleférico, Hoces del Duratón y tortitas caseras.
Cuenta atrás, mi cámara nueva y concierto de Phoenix.