Poeta, dímelo otra vez al oído.
Como ya he dicho varias veces, mi género literario es la narrativa, más que la lírica, pero de vez en cuando un chupinazo de rimas asonantes no vienen nada mal. Sobre todo si el poeta es Pedro Salinas. Creo que me gusta tanto por lo claro y directo que es (teniendo en cuenta que me estoy refiriendo a poesía, claro), sin recovecos, sin perifollos, sólo está ahí el sentimiento, limpio y transparente, vibrando todavía. Me parece que este es un autor para leer en la playa (o en un lugar que produzca felicidad, a gusto del consumidor) o por lo menos es la sensación que me produce (igual que Vargas Llosa me inspira un sillón y una manta hasta la nariz, o Javier Reverte una terracita con una cerveza a mano). Lo mismo es que lo asocio con Joaquín Soroya, porque los poemas de uno me provocan sensaciones parecidas a las pinturas del otro (Sí, soy una paleturri, me gusta Soroya. Un montón además). Son estas asociaciones tontas que se crean entre mis neuronas.
Pero lo dicho: Pedro Salinas.
CÓMO ME VAS A EXPLICAR...
¿Cómo me vas a explicar,
di, la dicha de esta tarde,
si no sabemos porqué
fue, ni cómo, ni de qué
ha sido,
si es pura dicha de nada?
En nuestros ojos visiones,
visiones y no miradas,
no percibían tamaños,
datos, colores, distancias.
De tan desprendidamente
como estaba yo y me estabas
mirando, más que mirando,
mis miradas te soñaban,
y me soñaban las tuyas.
Palabras sueltas, palabras,
deleite en incoherencias,
no eran ya signo de cosas,
eran voces puras, voces
de su servir olvidadas.
¡Cómo vagaron sin rumbo,
y sin torpeza las caricias!
Largos goces iniciados,
caricias no terminadas,
como si aun no se supiera
en qué lugar de los cuerpos
el acariciar se acaba,
y anduviéramos buscándolo,
en lento encanto, sin ansia.
Las manos, no era tocar
lo que hacían en nosotros,
era descubrir; los tactos
nuestros cuerpos inventaban,
allí en plena luz, tan claros
como en la plena tiniebla,
en donde sólo ellos pueden
ver los cuerpos,
con las ardorosas palmas.
Y de estas nadas se ha ido
fabricando, indestructible,
nuestra dicha, nuestro amor,
nuestra tarde.
Por eso no fue nada,
sé que esta noche reclinas
lo mismo que una mejilla
sobre este blancor de plumas
-almohada que ha sido alas-
tu ser, tu memoria, todo,
y que todo te descansa,
sobre una tarde de dos,
que no es nada, nada, nada.
¿Por qué a veces las cosas parecen nuevas y resulta que alguien (o tú mismo) las ha vivido ya? Otro misterio de la naturaleza humana...
PD: Xoel lo dice a su modo, un poco crudo para mi gusto (pero se compensa con la melodía y esa sección de vientos que suben el ánimo). Se nota un poco de resquemorrrr contenido. Hay cosas que da igual las veces que las hayas vivido. Son emocionantes y punto.
PD2: Vaya un post ñoño que me ha salido hoy... Estoy tocinillaaaaa... Hipermegasupercursillll... Condobledeazucaryextradecanelaaaaa.... Cómo molaaaaa... :)
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