lunes, 10 de mayo de 2010

Ñoñería y más cosas de casa.

No quería yo hacer esta entrada, pero al final caigo, como siempre. Es que se le echa mucho de menos cuando no está, se va a cuidar frikis cuatro días a Francia y yo me quedo aquí solica, saliendo de marcha con mis amigotes y dejando la casa limpita y montada para cuando vuelva.

Que conste que el viernes me lo pasé genial con Andrea y Antonio por Tribunal. El intento de entrar al Independance fue fallido, pero lo compensamos con muchas risas en el BarCo, gracias a un "proto-Miguel Ángel Silvestre" que parecía una vaca, venga a rumiar chicle, el tío. Lo demás también estupendo, desde las copas en garitos varios (que milagrosamente no me dieron resaca) hasta las conversaciones político-existenciales, pasando por las risas a tutiplén.

El sábado visita a múltiples hipermercados de muebles y bricolaje por la mañana, y por la tarde fregoteo a fondo. Marujeo total, vamos. Menos mal que he contado con la ayuda inestimable de mis padres, que siempre están ahí cuando les necesito. Ayer ya casi me daba vergüenza, porque han currado en la casa un montón este finde y hemos descansado muy poco. Voy a tener que invitar a una mariscada para agradecérselo.

Pero bueno, a pesar de no haber parado en todo el finde, sí que me ha dado tiempo a echarle de menos. Los besicos a cualquier hora, los achuchones en el sofá después de comer, la Fórmula 1 en compañía, calentarme los pies fríos por la noche (eso sí que es amor), las bromas, las risas, la llave mortal, los chistes malos y todas esas cosas que ya he dicho un montón de veces, y otras tantas que no puedo decir.

Pos eso, que estoy impaciente por que vuelva ya, a ver si la puñetera nube de cenizas volcánicas lo permite.

Y sí, estoy muy ñoña.

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