De Reyes, resacas y vuelta a la realidad.
Bueno, desde el año pasado que no actualizo, no tengo vergüenza (perdón, prometo no hacer más bromitas tontas de cambio de año). Espero que el año haya empezado bien para los que os pasáis por aquí, porque seguro que habéis sido buenos y los Reyes se han portado.
Mi año ha empezado bien. Estoy bastante animada para haber vuelto al trabajo ayer. A ver si me dura unas semanas esta positividad en el curro :P
El finde pasado fue intenso. El sábado aprovechamos para hacer algunas compras de última hora, con lo bien que llevábamos este año los regalos y al final siempre se queda algo para el último momento. En fin... Como sabíamos que iba a ser infernal de la cantidad de gente, decidimos ir a hacer las compras a la hora de comer, que por lo menos se podía entrar y aparcar en los centros comerciales, y comer un poco más tarde. Ya con las compra hechas y comidos, aprovechamos para ir al cine a la primera sesión, que tampoco había mucha gente. Vimos La vida secreta de Walter Mitty. A mí me gustó bastante sobre todo la parte visual y la banda sonora. La historia está bien, un poco ñoñita, pero bueno. En fin, que es una película entretenida y bonita. Después del cine tuve una charla con Dani sobre los MacGuffin, pero no quiero hacer ningún spoiler, así que me la callo.
Luego por la noche salimos y lo que iba a ser una copa, acabó en varios vinos y unos cuantos mojitos, por lo que el domingo yo estuve doblada de la resaca. Como dice Dani, nos venimos arriba (Andrea y yo) y nunca le hacemos caso cuando dice que hay que irse a casa... Y encima le tengo que dar la razón al jodío, sobre todo al día siguiente cuando no soy persona hasta las seis de la tarde.
Por la noche fuimos a cenar a casa de mis padres y los Reyes ya nos dejaron alguna cosilla. A mí unas gafas de sol muy chulas. Y al día siguiente, ya llegaron los Reyes a casa. He sido muy buena este año (o lo de hacer una carta larga funciona XD) porque me han traído un montón de cosas: Varios libros y cómics, un bolso, un Gachapin llavero, un peluche de Mario Mapache (que gracias al libro de Kirai me he enterado que no es Mapache, es un Tanuki), un reloj, una plancha para el pelo, una sudadera y una camiseta... y más cositas, así que no me puedo quejar nada este año.
A Paul los Reyes le han traído una jaula dúplex, a pesar de que últimamente está un poco revoltoso el jodío conejín.
Y bueno, ayer la vuelta al curro no fue tan terrible como parecía que iba a ser. La semana se me va a hacer eterna, eso sí, porque después de cuatro semanas trabajando tres días cada una, una semana de cuatro días ya es larga. Y la que viene que ya es normal, ni te cuento. En fin, que habrá que ir haciendo planes para que este invierno que tengo enterito por delante no se me haga muy cuesta arriba. De momento tengo un finde con visita a una bodega (súper regalo de Reyes de mis cuñados) y otro posible finde con Andrea en París (íbamos de mojitos hasta las cejas cuando lo planteamos, pero a ver si no se queda sólo en el planteamiento).
Y ya.
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