lunes, 3 de julio de 2017

Veintisiete meses.

La chiquinina cumple otro trimestre, y en los últimos tres meses se le ha notado un cambio importante.

Este trimestre ha pasado a la clase de los mayores en el cole y el cambio ha sido positivo. Con su nueva profe va conectando poco a poco, aunque ha notado el cambio porque a la profe de los pequeños la quiere mucho. También es muy observadora, según su profe, se fija mucho en los detalles y se nota que tiene buena memoria. A final de curso su clase ha hecho una excursión a la granja pero decidimos que no fuera porque iban bastante rato en autocar y pasaban todo el día fuera, y no nos hacía mucha gracia siendo tan pequeña aún. El año que viene ya irá. Ya he ido contando que se cogió el virus boca-mano-pie y una buena infección de garganta y oído, para terminar el curso por todo lo alto.

Habla muy claro ya, hace muchas construcciones bastante complejas y conjuga algunos tiempos verbales. Cada niño tiene su ritmo de desarrollo y la chiquinina en el lenguaje va bastante más rápido de lo que le tocaría. Eso facilita muchísimo las cosas porque se puede hablar con ella, explicarle las cosas, lo que nos ahorra bastantes rabietas. Y también ella sabe explicar muy bien lo que le pasa o quiere. La parte negativa es que ya no nos podemos hacer los tontos cuando pide algo que no queremos darle o hacer XD

Sigue siendo de las más pequeñas de los niños de su edad, pero tiene que haber niños de todos los percentiles, ¿no? Ella sigue creciendo al ritmo que toca y se la ve sana y feliz, come muy bien y de casi todo, así que no me preocupa. También va un poco más lenta en la psicomotricidad gruesa, a su ritmo, ha empezado a saltar hace poco y le cuesta un poco subir y bajar escaleras, pero yo creo que es más por miedosa que porque no pueda. Porque eso de que los niños no tienen sentido del peligro con ella no va, es muy precavida y cuidadosa.

Hemos empezado, aunque de forma muy poco seria (como hacemos casi todo en esta familia) con la operación control de esfínteres (OCE). La verdad es que no pide casi nunca pis ni caca, pero el otro día en casa de la abuela la vi apretando y le pregunté si quería hacer caca en el orinal de su primo, dijo que sí y tras varios intentos de sentarse y levantarse, hizo su primera caca en orinal. Le hicimos mucha fiesta y le hemos comprado un orinal y un adaptador para el váter para casa. De vez en cuando dice que quiere hacer pis, juega un rato con el orinal y ya. Yo creo que aún no está muy preparada, pero no tenemos ninguna prisa por quitarle el pañal, cuando ella esté lista lo haremos. De momento se va fijando en nosotros cuando vamos al baño y va cogiendo confianza con su orinal y el váter. A ver como vamos durante el verano, que suele ser un buen momento para intentarlo por comodidad más que nada, no pasa nada porque vayan en pelotas y si se mojan no pasan frío... Pero mi sobri mayor dejó el pañal el otoño pasado y no pasó nada.

Sigue pidiendo teta dos o tres veces al día entre semana, y más veces los fines de semana porque está conmigo todo el día. Fuera de casa ya no le doy prácticamente nunca. Y el viernes fue el primer día que se durmió conmigo sin darle teta antes. La verdad es que empiezo a plantearme el destete, después de 27 meses a veces me cansa un poco, pero también es verdad que muchas veces me pide y, sobre todo si es por hambre o sed, cuando le ofrezco otra cosa, se conforma. En fin, sé que cuando es unilateral no suele ser un destete muy respetuoso, pero tampoco es plan de darle a disgusto... No es algo que me urja mucho pero sí que le voy dando vueltas.

Está muuuuucho más cariñosa, sobre todo con su padre y los abuelos. Ya da besos (antes sólo ponía la cara) y abrazos apretaos que son lo mejor del mundo mundial. Con algunas personas tiene un feeling especial, como su tía Nieves, que para ella es LO MÁS, su tía Sonia, y con algunas amigas como Paqui, Andrea, Isa, Sandra... También últimamente le ha dado por irse de la mano con las mamás de sus amigos del parque. Y cuando ve a sus amigos del cole se pone muy contenta. Empieza a jugar con ellos, aunque todavía no llegan a hacer un juego colaborativo ni simbólico, más bien juegan cada uno a lo suyo pero en el mismo espacio. Lo normal en niños de dos años, vamos.

En fin, que la chiquinina sigue creciendo tan deprisa que da vértigo pensarlo. Parecía que a partir de los dos años iba a hacer menos cambios y no tan rápidos, pero sí que los hay, y muchos, así que seguiré contándolo aquí para poder volver a ello cuando ya no sea mi niña pequeña (un poco bebé aún) de veintisiete meses :)

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