martes, 9 de octubre de 2012

Un nuevo miembro peludo en la familia.

Después de dejar pasar unos meses para que se nos pasara la pena por la muerte de nuestro conejito, hemos decidido traer uno nuevo a casa.

Nos estuvimos planteando adoptarlo, pero la mayoría de los conejos que se dan en adopción son adultos, y a mí no me apetecía que me pasara otra vez como con Foskito, que era un poco mayor y sólo pudimos disfrutar dos años de él. Así que, aunque sea menos solidario, fuimos ayer a la tienda de mascotas donde solíamos comprar la comida y demás cosas, y elegimos un macho, de unos 3 o 4 meses, de la raza mini Rex (espero que siga siendo bastante mini cuando crezca).

Todavía no le hemos puesto nombre, porque primero quiero llevarlo al vete y que me confirme que es macho. No sea que nos pase como con el gato de unos amigos, que se llamaba Lola y ahora resulta que es Lolo XD

Es muy chiquitín, me cabe en la mano y se hace una bolita monísima. Ayer estaba un poco acojonado cuando llegamos a casa, pero hoy ya estaba más confiado, explorando toda la jaula, poniéndose morado de heno, dando carreras y saltos de un lado a otro y hasta se ha dejado acariciar un poco, ronroneando y tó ^^

Yo, de momento, estoy entre Steve (McQueen) o Freddie (Mercury) si es macho. Si al final resulta ser hembra tendremos que replantearnos el tema.

Y unas foticos, para presentarlo en sociedad blogueril:






Algún "amigo" ha dicho que parecía una vaca. Jummmmmm....

miércoles, 3 de octubre de 2012

Costa Oeste de EE.UU: Sequoia National Park

El jueves nos levantamos a las ocho, porque el desayuno es hasta las nueve. Para desayunar, lo de siempre, tostadas y café aguachirri. Recogemos lo poco que hemos sacado de la maleta y hacemos check out. Antes de emprender el camino echamos gasolina, 45$ llenar el depósito. Ponemos el GPS para que nos guíe hasta Visalia. 

Ruta del día: Bastow - Visalia - Secuoia National Park - Visalia, 308 millas.

Ruta del día.
Son tres horas y pico de camino, así que llegamos al hotel, el Lamp Litter Inn, sobre las doce y media. Aunque se supone que no se puede hacer check in hasta las dos, ya tienen preparada la habitación y nos dejan hacer "early check in". El hotel es espectacular. Todas las habitaciones están rodeando un jardín precioso con piscina, y además tienen también entrada por el otro lado, donde puede aparcar el coche en la puerta de la habitación.

La habitación del Lamp Litter Inn.

Vistas desde la habitación.


Dejamos las maletas y decidimos comer allí mismo, en el grill-bar del hotel, que es como la típica cafetería americana. Dani come un sandwich/hamburguesa de pollo con queso y bacon, y yo una peazo ensalada que no se la salta un torero. Me supo a gloria, después de tantos días de carnaza y hamburguesas. De beber, el agua helada con mucho hielo que te ofrecen amablemente en casi todos los restaurantes, todo por unos 25$, con la propina incluida en el precio, cosa que nos gustó bastante.

Después de comer nos ponemos en camino a Sequoia National Park. La entrada del parque está como a cuarenta minutos y entramos con el pase anual. Dentro del parque, en el folleto que nos dan, avisan que la carretera está en obras. Nos toca esperar un rato porque sólo hay un carril para los dos sentidos, y van parando el tráfico a ratos. Después de pasar las obras la carretera pasa por Giant Forest, que es impresionante. Después llegamos al parking que hay para ver al General Sherman. Hacemos el trail y cuando llegamos a la sequoia tenemos suerte porque hay un ranger explicando curiosidades sobre el árbol. Al parecer el General Sherman no es el árbol más alto, ni el más ancho, ni el más viejo, pero es el ser vivo más grande de todo el planeta. Tiene unos 2200 años, lo cual además de pequeñito por su tamaño, te hace sentir bastante insignificante. Impresiona mucho pensar que ese árbol está allí desde antes que el cristianismo...

Vistas subiendo al parque.

Giant forest.

Una ardilla con muy mala leche.

Las secuoyas del parque.

El General Sherman.

Un corte transversal de una secuoya caída.
Un vídeo del General Sherman, para hacerse a la idea de lo gigantesco que es.



Volvemos al coche y seguimos dando la vuelta al parque hasta King's Canyon. Después volvemos al hotel porque tenemos una tiradita. Llegamos a las ocho y media a Visalia y decidimos cenar en el hotel porque no nos apetece movernos mucho. Cuando voy a cargar la cámara... ¡Ta-chán! El cable no está... ¡Mierda, mierda y mierda! Me lo he dejado en algún hotel, probablemente en Williams, que es la última vez que la cargué. Es una putada porque el conector es raro y no coincide con ninguno de los que llevamos. Me cojo un cabreo monumental, pero gracias a la wifi, vemos que en el pueblo hay una tienda de fotografía, bendito señor Google. Probaremos al día siguiente, a ver si tiene solución.

Vamos al grill-bar. Yo tomo unos fetuccini con pollo y espárragos verdes que están impresionantes, pero por más que lo intento, no los puedo terminar. Dani come un steak que dice que está muy bueno también. Y también nos apretamos dos Bud Light cada uno, muy mal tiradas, pero fresquitas, todo por 27$ con propina incluida, pero le damos los tres dólares de la vuelta a la camarera porque estaban cerrando el bar pero no nos ha metido ninguna prisa.

Nos quedamos un rato sentados en el jardín, aprovechando que se pilla mejor la wifi, y nos vamos pronto a la cama, que es muy cómoda, por cierto.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Costa Oeste de EE.UU: La Ruta 66.

Sigo con nuestras peripecias en el viaje de fin de novios.

Este día, el miércoles, fue un poco más aburrido de lo que pensábamos.

Nos levantamos a las ocho y media y desayunamos, yo un baggle con queso de untar y un chocolate de máquina. Recogemos las cosas, hacemos las maletas y hacemos check out. Echamos gasolina, 48$. Dani conduce hoy, no le voy a quitar el placer de recorrer la mítica Route 66.

Ruta del día: Williams - Seligman - Historic Route 66 - Kingman - Desierto del Mojave - Barstow, 336 millas.

Ruta del día.
Vamos por la autopista hasta Seligman y allí cogemos la Ruta 66. Ya en la autopista vemos a unos moteros que cogen el mismo desvío que nosotros. Seligman no tiene mucho para ver, sólo la ambientación típica, algunos coches antiguos y muchos moteles y bares.

Detrás de los moteros, entrando en la Ruta 66.

Pasando por Seligman.

Ambientación típica.


La Ruta 66 en este tramo es una carretera de un carril por sentido, muy recta en la mayoría del recorrido y con muy poco tráfico. El paisaje no tiene mucha emoción tampoco. Lo que más me llamó la atención fueron unos anuncios que había , no sé si conservados desde los años 50 o de ese estilo. Cómo no, Dani pone el Born to be wild de Steppewolf para ambientar.

Anuncios antiguos.

Ambientación musical.

Vista de la Ruta 66.


Llegamos a Kingman bastante pronto, a las doce y media, pero como hay mucho camino hasta Barstow todavía, decidimos hacer ganas e ir a comer al Mr D'z, que había leído en el foro de Los Viajeros que es una parada casi obligatoria. La hamburguesa no me decepcionó, casi tan buena como la del Galaxy Dinner, y Dani se comió un hot dog gigante, acompañados por dos Cocacolas también enormes, todo por unos 25$. El ambiente del sitio también mola, ambientado en los años 50. Cuando terminamos de comer, como el pueblo no tiene mucho más que ver, cogemos de nuevo el coche para ir a Barstow.

Llegando a Kingman.

El Mr D'z

Peazo perrito que se comió Dani.

De camino pasamos por el desierto de Mojave, donde hay poco que ver, lógicamente, aparte de los trenes kilométricos (literalmente) que cruzan el país de costa a costa y los Joshua Tree (sí, como el disco de los U2). También me llamó la atención la cantidad de neumáticos y trozos de neumático que vimos en los arcenes de las carreteras. La verdad es que esta parte del camino fue muy poco entretenida, pero ¡ya estábamos en California!

El desierto de Mojave con sus Joshua Tree.

Peazo tren.

Arcenes llenos de trozos de neumático.


A media tarde llegamos a Barstow, a nuestro hotel, el California Inn Barstow. El hotel es un poco cutrecillo, pero tiene lo mismo que todos los hoteles: microondas, cafetera, nevera, wifi... Tiene hasta piscina, pero no la aprovechamos. Salimos a dar una vuelta a ver si encontramos un sitio para tomar algo. El sitio donde está nuestro hotel  está lleno de moteles, sitios de comida rápida y gasolineras, no está pensado para pasear, ya que casi no hay ni aceras y todos los sitios tienen aparcamientos enormes, pero no queremos ir a tomar una cerveza con el coche... Vamos andando a un bar irlandés que se ve desde el hotel. De irlandés sólo tiene un trébol de cuatro hojas y un anuncio de Guiness, en España lo llamaríamos tugurio, pero bueno... Tienen una oferta de cervezas locales a 2$, y las Bud son locales, asi que... Cuando llevamos un par de ellas el local empieza a llenarse de pandilleros y decidimos salir corriendo e ir a cenar.

Cenamos en un Ihop (que allí no sabía que significa Intenational House of Pancakes, casa internacional de tortitas ^^) que también está al lado del hotel. Es como la típica cafetería americana. Mola. Yo ceno unos crepes de pollo que no me puedo terminar, y Dani una tortilla de jamón y queso, con unas tortitas de regalo. De beber pido un iced-tea, que es de verdad, té con hielo, no un refresco de té, y está muy bueno. La cena nos sale por 24$. Rodamos hasta la habitación y a dormir.

Al día siguiente nos esperaban las secuoyas gigantes...

viernes, 21 de septiembre de 2012

Sigo siendo una víctima.

Como se puede ver en su página oficial, The Killers han sacado nuevo disco y se llama Battle Born. Todavía no lo he escuchado, sólo el single que presenta el disco, así que no puedo hacer una crítica del mismo.

Me encantan los Killers. Me flipó su primer disco, Hot Fuss, muchísimo y tuve una época que no dejaba de escucharlo. Me encantaba el sonido tan bailable y popero que tenían. Pensaba que iban a ser un grupo de un discazo y luego iban a versionarse a sí mismos eternamente, pero cuando sacaron el segundo, Sam´s Town, me llevé un sorpresón. Nada de versionarse, el sonido era bastante diferente, mucho más cercano al rock, con varias canciones que te costaba poco imaginarte a un estadio de fútbol lleno coreándolas. Su mejor disco, sin duda alguna. Luego llegó el éxito, Sawdust (un disco de caras B, rarezas y esas cosas que hacen los grupos en la cresta de la ola) y discos en directo. El tercer disco, Day&Age, me resultó un poco más regulero. Tiene buenas canciones, como Spaceman o Joyride, parecía que volvían al sonido poperillo, pero con un punto más discotequero y hortera, aunque es un disco que no me ha convencido mucho. Luego se separaron un rato, sacaron discos en solitario con más pena que gloria, y este año han vuelto a juntarse y han sacado Battle Born.

¿Y a qué viene todo este repaso? Pues a que el sábado pasado estuve en el único concierto que han dado en España para presentar el disco. Fue en el festival DCode en Madrid, en Ciudad Universitaria. Convencí a Dani para que me acompañara, ya que a él también le gustan (para ser unos poperillos de mierda).Ya habíamos ido a otro concierto en 2009, cuando sacaron el Sam's Town y fue uno de los mejores conciertos a los que he ido en mi vida. Hasta Dani dijo que fue muy buen concierto. Y no sólo por el sonido, las canciones o la pedazo de voz que se gasta Brandon Flores, sino por lo cercanos que son al público y el espectáculo que saben dar.

Bueno, pues en el DCode no me decepcionaron. A pesar de tocar sólo poco más de hora y media (por ser un festival), lo dieron todo, el señor Flowers se mostró muy cercano y simpático, no se dejaron casi ningún éxito de los discos anteriores (cosa que se agradece) y las que tocaron del nuevo sonaban bastante bien, parece que han vuelto un poco al sonido de Sam's Town. Y son tan majetes, con esa cara de buena persona que se gastan XD

Runaways.




Aunque cuando estábamos en Las Vegas (de dónde son ellos) no podía dejar de acordame de esta otra:



Creo que son una de las mejores bandas actuales, y han demostrado que no pierden su sonido y su buen directo a pesar del éxito que han tenido.

PD: En el DCode también pude ver a Supersubmarina, que tocaron menos de una hora y con un sonido un poco regulero (luego leí en feisbuk que no habían podido hacer prueba de sonido y se notó mucho, no se oía ná al Chino). A pesar de ello, estuvieron bien, en su línea, aunque no me pude despendolar y bailar tanto con cuando voy con Andrea XD
PD2: El título del post es raruno, pero tiene su sentido, y es que los fans de The Killers se llaman a sí mismos The Victims, las víctimas. No tiene mucho más.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Costa Oeste de EE.UU: El Gran Cañón.

Creo que esta entrada va a ser más larga, porque dedicamos dos días para ver el Gran Cañón.

El lunes otra vez Dani se despierta antes que yo pero, como la habitación tiene dos camas de matrimonio, se va a la otra cama a aprovechar la Wifi. Yo me despierto sobre las ocho. Nos duchamos, nos vestimos y bajamos a desayunar. Yo tomo cereales y una tostada. El café es odioso. Terminamos de recoger las maletas y devolvemos las llaves, porque la habitación ya estaba pagada en el check in. Hoy conduzco yo. Mi primera vez con un coche automático XD

No cuesta mucho acostumbrarse, y sólo doy un frenazo nada más cogerlo por poner el pie izquierdo en el freno y pisarlo a fondo pensando que era el embrague. Varias veces toco la palanca cuando voy a parar, pero Dani me avisa para que no la líe. Salimos a la carretera y a las pocas millas paramos en Horseshoe Bend, un meandro del río Colorado, bastante impresionante.

Horseshoe Bend.
Dani desafiando al vértigo, todo por el arte.


Ruta del día: Page - Horseshoe Bend - Flagstaff - Williams - Grand Canyon - Williams, 290 millas.

Ruta del día.
Nuestra primera idea era entrar al Gran Cañón por la parte este, según íbamos hacia el sur desde Page, y después, por la noche ir a Williams, que era donde teníamos el hotel, pero el GPS nos jugó la única mala pasada del viaje, o la carretera no estaba bien señalizada, y nos pasamos el desvío. Como había que hacer varias millas para dar la vuelta, decidimos continuar hasta Flagstaff y Williams, dejar las maletas en el hotel, y pasar la tarde en la South Rim, o la parte sur del Gran Cañón. El camino de Page a Flagstaff se me hace largo. Es una carretera de un carril por sentido, sin mucho tráfico, y recta en la mayoría del recorrido. Al final el cansancio se hizo notar.


No hay mal que por bien no venga, al llegar a Flagstaff, paramos y decidimos buscar un sitio para comer. En la guía que llevamos (la Trotamundos de Anaya, Parque Nacionales de la costa oeste de EE.UU.) recomiendan el Galaxy Diner. Es un sitio ambientado en los años cincuenta y dedicado a la Ruta 66. La ambientación es genial, te trasladas en el tiempo, pero lo mejor es la comida. Allí comimos la mejor hamburguesa de todo el viaje, sólo igualada por la del Mr D'z, en Seligman, también en la Ruta 66.  En el Galaxy también vemos otra de las guarradas culinarias del viaje, los "Floats" que son helado flotando en Cocacola... Argggg... Además, el sitio está muy bien de precio. Tomamos una bacon-cheese burguer, una hamburguesa a los tres quesos, una Cocacola y una Bud por 24$ más propina.

¿Estamos en 1950?

Arrrggghh....

Ummmm... ¡Ñam, ñam!


Después de comer seguimos hasta Williams. Son sólo quince minutos y por autopista. Al llegar al hotel nos espera la mejor sorpresa del viaje. El hotel está genial. Es el Days Inn Williams. La habitación es enorme y digna del mejor cuatro estrellas. Tiene nevera, microondas y cafetera, como de costumbre. Incluye Wifi y desayuno, y tiene una piscina climatizada y un jacuzzi. Hacemos check in y descansamos un rato en la habitación. A las cuatro salimos hacia el Gran Cañón, tenemos aproximadamente una hora de camino. La carretera hasta allí es de un carril por sentido y se hace pesada porque hay bastante tráfico. Entramos con el pase anual y nos dan los consabidos mapa y folleto del parque con toda la información necesaria. Nos lo tomamos con tranquilidad, mañana tenemos todo el día y la paliza en coche ha sido notable. Damos un paseo por el rim, el borde del cañón, hacemos unas fotos, y vemos atardecer.

La habitación del hotel.

La única palabra para describir la primera vez que ves el Gran Cañón es impresionante. Te impresionan las dimensiones que tiene, que son casi inabarcables, te impresiona la altura, los colores, la distancia al fondo, que casi no se ve, y al otro borde. El atardecer también te deja sin palabras. Los colores van cambiando del rojizo al verdoso y al azulado, mientras que el cielo cambia al revés, del azul al rojizo y al morado. Es alucinante. A pesar de tener una excursión de abuelos japos del imserso alrededor, sacando fotos a cholón y comentándolo todo XD





Un cóndor que pasaba por allí.




Volvemos a Williams y cenamos en el Denny's que hay al lado del hotel, porque es "tarde", las nueve y media, y el hotel está un poco apartado del centro de la ciudad. Tomamos cuatro Buds, yo unos espaguetis con albóndigas y Dani una tortilla de jamón y queso, por 32$. Me hace gracia que la camarera nos pida el pasaporte por pedir cerveza... Rodamos hasta el hotel y a dormir en la peazo cama comodísima.

El martes me despierto a las ocho, justo antes de que suene el despertador. Dani ya está mirando internet en el móvil. Nos vestimos y vamos a desayunar. Hay lo de siempre más salchichas: tostadas, bollos, cereales y gofres, fruta y zumos y un café asqueroso. Quién me iba a decir que echaría de menos el Starbucks. Cogemos el coche para ir al Gran Cañón. Hoy conduce Dani. No hay mucho tráfico, pero cuando llegamos a las once sí que hay un poco de cola para entrar al parque. Pasamos por la cola "Pre-paid", que es para los que ya tienen entrada y es más rápido.

Aparcamos el coche y vamos al supermercado que hay dentro del parque para comprar agua y algo de comer. Después cogemos el bus que nos lleva hacia la parte oeste del rim. Vamos a Maricopa Point y a Powell Point y después hacemos andando un trozo del Rim Trail, que va justo por el borde del cañón, tanto que a veces da vértigo y todo. Hace mucho sol y me quemo un poco los hombros a pesar de la crema de factor 50. En uno de los miradores nos comemos un bocata a la sombra disfrutando de las vistas. Seguimos viendo los miradores de la ruta, pero con el bus, porque hace mucho calor. En cada mirador hay una parada y puedes subir y bajar del bus todas las veces que quieras. Volvemos al parking a media tarde y cogemos el coche para volver al hotel. Después de la experiencia, he decidido que, si alguna vez vuelvo al Gran Cañón, tengo que bajar al río, aunque sea bajar andando y subir en helicóptero XD


Una de las pocas vistas del Colorado.

Aquí también se veía el rio.

Una vista panorámica para hacerse un poco mejor a la idea de lo monstruoso de las dimensiones...



Cuando llegamos al hotel, decidimos probar la piscina climatizada. Una gran idea porque sólo hay una pareja cuando llegamos y se van al rato, por lo que nos queda la piscina y el jacuzzi para nosotros solos. Estamos allí más de una hora, relajándonos. Luego nos pegamos una ducha y cogemos el coche para ir a Williams, que está a un par de kilómetros del hotel, pero el camino es por carretera y no me gusta la idea de ir por el arcén siendo de noche. Además, como en casi todas partes en los Estates, hay mucho sitio para aparcar en el centro del pueblo. Williams es como un parque temático de la Ruta 66. El pueblo sólo tiene la calle principal, que está llena de restaurantes, bares y tiendas de souvenirs de la Ruta 66. Dani se compra una placa con el símbolo de la ruta, y tienen cualquier objeto que se pueda imaginar con el símbolo. Damos un paseo por el pueblo, por la calle principal, que es la propia Ruta 66.

La calle principal de Williams es la mítica Ruta 66.

Cenamos en un italiano, en el que la comida que pedimos está buenísima.Dani pide una pizza bianca, yo unos fetuccine Alfredo y 4 cerves (las mías, sin alcohol) por 50$. No me acuerdo del nombre del restaurante y no lo apunté, pero con lo pequeño que es el pueblo no tiene mucha pérdida. A las nueve ya estamos de vuelta en el hotel. Dani se hubiera quedado tomando otra cerveza en un bar de moteros de la Ruta 66, pero yo estoy agotada. Como siempre, aprovechamos un rato la wifi del hotel y caigo inconsciente sin darme cuenta.

Y, aunque ya hemos visto un trozo de la mítica carretera, el día siguiente lo dedicamos entero a hacer un tramo de la Ruta 66.