Como la vida misma.
Aviso: Esta historia está basada en un hecho real. Algunas situaciones y diálogos han sido modificados en beneficio de la narrativa y la emotividad del relato. Pero básicamente es lo que pasó. Real como la vida misma.
Entra una chica en una tienda de telefonía móvil (sí, vale, soy yo, pero era por darle un poco de dramatismo a la cosa). Se dirige a la dependienta y le dice: Hola, buenas tardes. Quería un HTC Desire, con el programa de puntos. Nótese que la pronunciación del modelo de teléfono ha sido en un perfecto inglés de Cambridge. De los exámenes de Cambridge que hice hace muchos años, vamos. Disaier, fue más o menos lo que dije. Como en la canción de U2: Disaaaaieer. Qué nombre mejor para el objeto actual de mis deseos... Disaier... Deseo...
Vale, ya vuelvo a la anécdota.
Pues la señora dependienta, muy maja ella, se pone a mirarme los puntos y el precio en el ordenador. Tarda un rato. Miro de reojo a la pantalla y veo que está buscando el modelo de HTC en un menú desplegable. Y va y le dice a su compañera, que estaba allí al lado: Oye, ¿dónde esta la HTC Desiré, que no la encuentro? Y en mi mente se enquista ese nombre. Desiré... Sí, así como suena. Como la Desi que se va a los polígonos los sábados por la noche. Como tantas Desis que hay ahora mismo por el mundo, mayormente en núcleos del extrarradio de grandes ciudades. Desiré. Ni más ni menos.
Termino el intercambio comercial con mi compañía de telefonía móvil, salgo a la calle con mi maravillosa HTC en una bolsa de plástico, me giro a Dani y le digo: ¿HTC DESIRÉ? ¿¿¿DE-SI-RÉ??? Dani, como es lógico, sin entender mi frustración y el patetismo de la situación, me mira con cara de ésta está loca, y dice ¿Qué pasa? Y yo, abrumada por la cruda realidad pienso en voz alta: Desiré, tío. Ha llamado a mi HTC Desiré... (Suspiro) Bueno, la verdad es que es un buen nombre para un móvil comprado en Alcorcón. Ya tengo nombre para mi móvil. Se va a llamar la Desi.
Y Dani, como es un amor, me mira como pensando pobrecica ella, pero no lo dice.
Fin.
Y esta es la historia de cómo el deseo de un sueño se convierte en una realidad alcorconera. Y la realidad sigue siendo igual de buena que el sueño. Me ha pasado con otras cosas también, pero ya las contaré en otro momento :P
Entra una chica en una tienda de telefonía móvil (sí, vale, soy yo, pero era por darle un poco de dramatismo a la cosa). Se dirige a la dependienta y le dice: Hola, buenas tardes. Quería un HTC Desire, con el programa de puntos. Nótese que la pronunciación del modelo de teléfono ha sido en un perfecto inglés de Cambridge. De los exámenes de Cambridge que hice hace muchos años, vamos. Disaier, fue más o menos lo que dije. Como en la canción de U2: Disaaaaieer. Qué nombre mejor para el objeto actual de mis deseos... Disaier... Deseo...
Vale, ya vuelvo a la anécdota.
Pues la señora dependienta, muy maja ella, se pone a mirarme los puntos y el precio en el ordenador. Tarda un rato. Miro de reojo a la pantalla y veo que está buscando el modelo de HTC en un menú desplegable. Y va y le dice a su compañera, que estaba allí al lado: Oye, ¿dónde esta la HTC Desiré, que no la encuentro? Y en mi mente se enquista ese nombre. Desiré... Sí, así como suena. Como la Desi que se va a los polígonos los sábados por la noche. Como tantas Desis que hay ahora mismo por el mundo, mayormente en núcleos del extrarradio de grandes ciudades. Desiré. Ni más ni menos.
Termino el intercambio comercial con mi compañía de telefonía móvil, salgo a la calle con mi maravillosa HTC en una bolsa de plástico, me giro a Dani y le digo: ¿HTC DESIRÉ? ¿¿¿DE-SI-RÉ??? Dani, como es lógico, sin entender mi frustración y el patetismo de la situación, me mira con cara de ésta está loca, y dice ¿Qué pasa? Y yo, abrumada por la cruda realidad pienso en voz alta: Desiré, tío. Ha llamado a mi HTC Desiré... (Suspiro) Bueno, la verdad es que es un buen nombre para un móvil comprado en Alcorcón. Ya tengo nombre para mi móvil. Se va a llamar la Desi.
Y Dani, como es un amor, me mira como pensando pobrecica ella, pero no lo dice.
Fin.
Y esta es la historia de cómo el deseo de un sueño se convierte en una realidad alcorconera. Y la realidad sigue siendo igual de buena que el sueño. Me ha pasado con otras cosas también, pero ya las contaré en otro momento :P
2 comentarios:
Ay la Desi! Tengo una vecina que se llama Desi, jeje. La verdad es que yo no soy "Shekspir" pero cuando hay que pronunciar una palabreja en un inglés más o menos correcto, pues intento hacerlo. Ver que no te entienden ni a la de tres, es frustante! xDD Qué ridículo! Pero bueno, es lo que hay.
Si llu sún!
Cuando he leído lo de "Si llu sún" he pensado "¿Qué me está diciendo Quico en japonés?" X'DDDD
Ains, qué bueno...
¡Un saludete!
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