Invencible.
Eso dice Dani que soy, ahora que tengo las dos dosis de la vacuna puestas y ya ha pasado más de una semana de la segunda. Y yo cuando lo escucho pienso en los OkGo.
Pero vamos, que yo no he cambiado en nada lo que hago en el día a día. Sigo con mascarilla perpetua fuera de casa y en el trabajo. Sigo con el gel hidroalcohólico y el lavado de manos frecuente. Sigo sin salir de casa nada más que para llevar a la chiquinina al cole, ir a trabajar y dar algún paseo. Sigo evitando entrar en sitios cerrados. Y sigo confinada en este pueblucho infernal, así que no hacemos ni excursiones. Vamos, que mi vida ahora mismo es como cuando empezó la desescalada pero con trabajo.
La segunda dosis, que yo la estaba temiendo, no fue para tanto. Estuve más jodida que con la primera, un par de días que me dolía (o más bien me molestaba) todo el cuerpo cansancio y malestar general, pero nada más. No sé si es bueno o malo, me hace dudar de si mi cuerpo habrá generado inmunidad, pero bueno, por mucha vacuna creo que no nos vamos a librar pronto de todo esto. Según la preventivista de mi trabajo, la vacuna sirve para no enfermar gravemente, pero sí puedes coger el bicho y contagiar a otros.
Yo sigo pensando que queda mucho por investigar de este bicho, que aún hay muchísimas cosas de su transmisión y de las diferentes reacciones que produce en la gente que no entendemos.
Pero sólo podemos seguir haciendpo lo que está en nuestra mano para no enfermar y no contagiar a los más vulnerables.
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