miércoles, 12 de octubre de 2016

Viaje en coche por Escocia (II). Llegada y recogemos el coche.

Bueno, pues empiezo con el diario de nuestro viaje por Escocia. Salimos de Madrid el día 23 de agosto. Hacía un calor de morir, lo normal para ser agosto en Madrid. El vuelo sale a las cinco de la tarde, con lo que tenemos la mañana para terminar de preparar todo y hasta para dar un paseo con la chiquinina. A las dos y media hemos quedado con mis padres, que nos llevan al aeropuerto. Nos vestimos con pantalones largos, zapatillas y el abrigo chubasquero en la mano, todo muy acorde a los treinta y tantos grados a la sombra que hace, pero en Edimburgo dan máximas de veinte grados ese día. Mis padres llegan y se han olvidado la silla de Sofía. Como cambiar la nuestra es un show, decidimos ir en nuestro coche y que lo traigan de vuelta después y recojan su coche.

Nené (aka Chase) se vino de viaje.
Llegamos al aeropuerto sin más percances. Dejamos la maleta en el auto drop off sin esperar la cola. Pasamos el control por la cola de familias sin mucho problema, solo llevamos las lentillas de Dani, mi Kindle y unos potitos para Sofía porque el neceser va en la maleta facturada. Se nos olvida sacar el móvil de juguete de la chiquinina y el policía nos pregunta si es un iPhone XD Mientras guardamos las cosas la peque se queda en un recinto con otros niños, y cuando estamos listos no quiere salir de allí. Nos tomamos un café con hielo en el Starbucks, le damos a Sofía un yogur para merendar y luego compramos unas revistas para hacer tiempo porque tenemos como una hora y media de espera. En el momento de embarcar nos dejan con los pasajeros priority por la peque. Si es que viajar con la chiquinina son todo ventajas. Durante el vuelo la peque se porta estupendamente, juega un rato con una revista, se da un paseo con papá, ve un capítulo de la patrulla canina y se echa una siesta encima de mamá de más de una hora.

Aterrizamos a las siete más o menos, hora local. Mientras yo le cambio el pañal a la peque, Dani va a por la maleta, y cuando estamos saliendo de la terminal le llama el señor de Arnold Clark para explicarle donde tenemos que ir. Nos han ido a buscar con un minibus para llevarnos a la oficina. Tenemos que ir andando hasta el parking de autocares, que es donde está esperando el señor. Al conductor no le entendemos nada porque tiene un acento muy cerrado. Tardamos cinco minutos en llegar y en la oficina nos piden los dos carnets de conducir y la tarjeta de crédito. Sólo tenemos que firmar el contrato y poner la silla del coche, porque ya estaba pagado. Nos tienen dos sillas preparadas para probar el tamaño de la peque. En un principio probamos con la más pequeña porque va a contramarcha, pero va bastante apretada, así que la cambiamos por la más grande. El señor de la oficina es muy amable, le explica a Dani cómo va el coche más o menos, mientras yo pongo la silla. Al parecer el coche tiene solo dos semanas y 1420 millas. Ponemos en el GPS la dirección de la guest house y nada más salir Dani le da un bordillazo a la rueda izquierda. Damos un par de vueltas por la rotonda hasta que logramos salir a la autovía. Nos quedan 60 millas por delante.

Nuestro coche esos siete días de road trip,
un Ford Focus cinco puertas que nos hizo buen apaño.
Conduciendo invertido :P

Primeras millas por Escocia.
Llegamos sin muchos incidentes a las nueve y media. La guest house se llama Ashley House y está en Dundee. Como era algo de paso, busqué algo cerca de St Andrews y que fuera económico. Nos costó 70£ con desayuno y wifi gratis en la habitación. El señor de la casa nos enseña la habitación, que es triple y grande, está limpia y bien amueblada. Nos había entendido que íbamos con un niño en lugar de un bebé, pero en seguida nos prepara una cuna de viaje que al final no usamos porque dormimos los tres en la cama. Nos pide que rellenemos un papel con lo que queremos para el desayuno y la hora a la que vamos a desayunar. Directamente nos metemos en la cama sin cenar porque estamos baldados del viaje.

La habitación de Ashley House era BBB
(Grande, limpia y bastante barata XD)

martes, 4 de octubre de 2016

¿Qué le quieres enseñar a tu hija?

Me cuesta a veces entrar en temas profundos en el blog, sobre todo porque no tengo tiempo para pararme a pensar y escribir con tranquilidad lo que quiero transmitir. Y me da cierto miedo no expresar bien lo que pienso. Pero creo que este tema lo merece, aunque lo escriba un poco por encima en el cercanías.

Últimamente veo mensajes en las redes sociales, dirigidos a padres o futuros padres de niñas, que incluyen fotos de armas o chascarrillos sobre tener que comprarle una al futuro padre. Incluso alguna vez se lo he escuchado decir a gente muy cercana a Dani. Me da mucha pena, porque son gente que considero amigos y familia, pero no saben hasta que punto le están haciendo daño a sus hijas (y a la mía).

El problema es que es un comentario muy machista y violento. Estás transmitiendo que las hijas necesitan a su padre para defenderlas. Les estás enseñando de manera sutil que un hombre tiene que cuidar de ellas (y no es un cuidado de padres a hijos, porque con los niños no se dice lo mismo). Les estás enseñando que vale el ojo por ojo, aunque sea de una manera inconsciente. No les estás enseñando que tienen que ser ellas las que aprendan a cuidarse, a decidir quién les conviene y quién no, a protegerse ellas mismas de una forma adecuada de la gente que puede hacerles daño. No les estás enseñando que no les hace falta un hombre (ya sea su padre o un marido) para ser personas completas y sentirse seguras.

A mí, como mujer, nunca me ha hecho falta que mi padre me protegiera de un novio o un "pretendiente". Me sirvió muchísimo más que me enseñase a cuidar de mí misma, a protegerme y a buscar tener cerca de mí a gente que me quiera y me valore.

Mi marido (sí, las feministas también nos casamos y procreamos), que cada día es más feminista y más rojo, me ha hecho sentir muy orgullosa cuando me ha mandado esta foto hablando sobre el tema:

Reglas para salir con mi hija:
1. Yo no dicto las reglas.
2. Tú no dictas las reglas.
3. Ella dicta las reglas.
4. Su cuerpo, sus reglas. 

Así que, amigo que tienes o vas a tener una hija, no necesitas armas. No necesitas defenderla. Ella no necesita que la defiendas. Necesita que la enseñes a protegerse. Y sobre todo necesita que la enseñes que ella es capaz de protegerse y que nadie tiene derecho a hacerle daño.

PD: Sobre el mismo tema, muy interesante el vídeo que me mandó Andrea hace un tiempo. Es un anuncio pero da qué pensar.


lunes, 3 de octubre de 2016

Dieciocho meses.

Ains, un añazo y medio que tiene ya mi bebé. Ya se va acercando más a ser una niña y dejar de ser un bebé, pero me cuesta hacerme a la idea. Sobre todo desde que ha empezado a andar se la ve como una personita pequeña y con la cantidad de cosas que dice ya...

En fins. De peso y talla no sabemos muy bien como va porque no tenemos la revisión hasta el día 10. Supongo que bien, porque sigue comiendo como una lima y se le va quedando pequeña la ropa. Eso sí, es una niña pequeña, se mantiene en su percentil 20 más o menos de peso y talla. Debe pesar sobre nueve kilos y medio, y medir sobre 78 centímetros. En la guardería nos dicen que come fenomenal, de momento alternan los purés con cosas que ella pueda masticar, porque todavía no tiene muchos dientes. Le han salido desde los quince meses otros dos dientes, el otro incisivo lateral superior y uno de los paletos. El otro paleto parece que ya está saliendo, pero de momento parece que está mellada XD De hecho, el paleto que le salió primero es escocés, porque le salió entero en el viaje.

Sigue comiendo de todo, sin hacer muchos ascos a nada. Ya le doy a veces sándwich para merendar y se lo come genial. Le gusta mucho la fruta y últimamente sólo quiere comer ella solita, sobre todo los yogures y las cosas que puede pinchar con tenedor. Yo la dejo, porque me parece genial que quiera aprender a hacer las cosas por sí misma, y además tengo suerte que no se mancha mucho ni arma muchos estropicios. Y si se mancha, se limpia y ya está, que por algo es baby led guarring. Y seguimos con la teta a tope. La verdad es que entre semana cada vez me pide menos. Hay días que ni me pide antes de ir a la guardería, y otros días que al volver a casa prefiere merendar y jugar un rato, y ni se acuerda de la teta hasta que no me siento en el sofá. Eso sí, es verme sentada y no falla: mamá, teté. Antes de dormir es sagrado, aunque hay muchas noches que no se duerme mamando, sino que toma teta y luego se duerme sola. Los fines de semana sí que hace más tomas, pero es lo que tiene, tener la teté disponible 24 horas...

Con el sueño ya no me puedo quejar. Entre semana antes de las ocho y media está dormida casi todos los días, porque la levantamos a las siete. Suele dormir del tirón, aunque alguna noche se queja un poco, pero papá le hace un mimo y se vuelve a dormir. Otras noches me busca a mí, pasando por encima de su padre, y me pide teta. Suele ser sobre las seis de la mañana y son muy pocas noches, pero alguna le pasa. Sigue echando siesta en la guarde, y los fines de semana suele dormir antes de comer y a veces a media tarde. En vacaciones dormía de nueve a ocho y dos siestas durante el día. Cómo lo echamos de menos...

El cambio de guardería, ya conté que muy bien, estamos muy contentos con la guarde. Y la peque también parece que está contenta. Las profes son muy cariñosas y respetuosas, y flipo con la cantidad de información que me dan cuando voy a buscarla. En la otra guarde sólo nos contaban la comida, siesta y cacas en la agenda. Aquí me cuentan cómo ha estado ella y las cosas que hacen. Parece que se lo pasan muy bien en el cole. Y hemos estado todo el verano sin fiebre ni muchos mocos, pero ha sido empezar y ya estamos. Desde el domingo pasado ha estado algunos días con décimas y con diarrea. El martes se tuvo que quedar en casa de la abuela y todo. En fin, que es lo que toca con la vuelta al cole, pero ya se me había olvidado el rollo de los viruses.

También conté en otra entrada que se soltó a andar sola poco después de los quince meses. Eso sí, con una seguridad impresionante, yo creo que se ha caído muy pocas veces en estos tres meses. Le encanta andar, nos cuesta un montón que vaya en el carro a ratos, y no quiere darnos la mano ni para cruzar la calle (así que suele enfadarse cada vez que hay un cruce). Ya sube y baja escalones pequeños, anda para atrás y da vueltas sobre sí misma. Le encanta bailar. Empieza a intentar quitarse ella la ropa. Se sube y se baja las cremalleras. Está empezando a correr, aunque de momento anda rápido más que nada. Tiene mucha maña con las manos, le encanta tapar y destapar cosas como botes y botellas. Y está en plena fase de imitar todo lo que ve. Está pa comérsela.

El lenguaje también ha sido una explosión en las últimas semanas. Nos llama perfectamente a papá, mamá y abu (que sirve para los tres abuelos), a Paul y Damara (pol y ama), a su primo Hugo (ubo) y últimamente también llama a Andrea, que es Aneee. Pide pan, agua, patatas (tata), yogur (obú), uvas (bauba), papilla (pape), galletas (teta) y cuando tiene hambre dice ame y va a la cocina a señalar lo que quiere. Ya se señala partes del cuerpo, como la nariz, el ojo, la boca, el ombligo, y las señala en nosotros también. Dice epié que es el pie, una de sus palabras favoritas. Lo dice cuando se le sale un zapato, cuando la estamos cambiando y se los ve, cuando cantamos la canción de las manos o cuando ve unos zapatos que le gustan. Dice caca a veces cuando tiene caca, aunque también lo dice cuando hace pis o se tira pedetes, pero bueno, por algo se empieza. Aparte de Paul y Damara, dice guagua a los perros, pepé a los pájaros, y le gusta hacer sonidos de animales. En Escocia flipó con las ovejas, las vacas y los caballos. También dice mucho toto, que puede ser moto, foto o el otro. Queque es el kiki que le hacen en el pelo en la guarde y dice que está apa cuando le pregunto donde está el kiki y que está guapa. Buuuu es el autobús y amé es el camión o el avión. Papapapa es la patrulla canina y nené puede ser niño o niña, o su muñeco de Chase. Canta algunas canciones a su manera como el cumpleaños feliz, el caracol col col o el ratón de Martín. Cada día intenta decir más cosas. Los últimos días le ha dado por imitarme cuando le digo vamos o ven, y dice lo mismo que yo, haciendo el gesto con la manita. Y cuando va a la habitación de los conejos y dice Pol, mén y le hace el gesto con la mano para que venga, es para troncharse. XD

Lo que no llevamos tan bien últimamente es el enmadramiento. Estos tres meses han sido bastante intensos de mamitis, incluso he llegado a pensar si sigue con infección o si habrá sido la salida de dientes, o los cambios (empezar a andar y a hablar). No sé, pero hay días que termino un poco saturada. Y Dani tampoco lo pasa muy bien, porque todo es con mamá. Se quedó en agosto una semana con los abuelos y otra semana con la abuela, porque cerraba la guardería, y la verdad es que fue muy bien, y se nota que la niña ha cogido más confianza desde entonces con ellos. Con su tía Nieves y con Andrea también tiene un feeling especial. Y a sus primos los adora. El día que vio a Alberto después de las vacaciones y se abrazaron un buen rato fue una ternura. Con los desconocidos sigue siendo muy arisca, sobre todo si se acercan demasiado. Siempre digo que es una ventaja, aunque a la gente no le haga gracia que la niña llore cuando se acercan a decirle cosas, pero para mí es una tranquilidad saber que no se va a ir con un desconocido ni de coña.

Además es bastante tranquila, aunque no para quieta. Lo de estar sentada o jugar ella sola con algo no entra en sus planes. Es muy cabezota, cuando se le mete algo entre ceja y ceja es compicado que cambie de objetivo, pero en eso se parece tanto a su padre como a su madre, que no somos una familia de cabezones ni ná. Sin embargo es una niña que no llora prácticamente nada. Se queja cuando algo no le gusta o no quiere, pero es fácil que se conforme consolándola o distrayéndola. Se adapta muy bien a todo, aunque nosotros también hacemos por adpatarnos a su ritmo. Yo creo que esa mezcla, de saber adaptarnos a lo que ella necesita, pero sin dejar de hacer lo que nos gusta, es lo que hace que encontremos un equilibrio que nos está funcionando bastante bien, en el que los tres nos sentimos cómodos, queridos y respetados. Casi siempre, que no somos perfectos, claro.

Sigue con sus ojazos enormes, que llaman la atención, marrones y con pestañazas, como su padre. Y tiene un pelazo precioso. Con lo poquito que tenía de recién nacida, no esperaba que le creciera tanto tan pronto. Lo tiene castaño casi rubio y ahora que lo va teniendo más larguito se le riza en las puntas con unos tirabuzones preciosos. Y unos mofletes para moderlos. Es la niña más bonita del mundo, y no lo digo sólo yo que soy su madre. También lo dice su padre, sus tíos y sus abuelos XD

Y ya, que me se me nubla el entendimiento con el amor de madre que rezumo por los poros. La siguiente a los 21 meses, el año que viene ya.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Por fin es viernes (y despido septiembre).

Hacía mucho tiempo que no escribía una entrada de éstas. Los meses que estuve de baja y excedencia no tenía mucho sentido, porque todos mis días eran iguales, sólo sabía que era fin de semana porque Dani ni se iba a currar. Y cuando me he incorporado, no tenía tiempo para actualizar el blog con chorradillas. Ahora los viernes tampoco son lo mismo. Antes significaban juerga y dormir hasta el mediodía. Ahora significan intentar descansar y dormir un poco más (pero muchas veces la chiquinina no está de acuerdo con esto). Aún así, nunca es tarde para recuperar una buena costumbre.

Hoy despido a septiembre, que ha sido un mes de adaptación y vuelta a la rutina. La verdad es que no lo he llevado tan mal, cada semana tenemos más establecida la rutina familiar, lo que facilita mucho las cosas y nos permite descansar bastante. Esta semana nos hemos estado acostando antes de las once, y sin darnos mucha prisa porque la peque se está durmiendo sobre las ocho. Así que podemos cenar y ver un par de capítulos de Modern Family antes de irnos a dormir. Ayer nos cundió la tarde un montón, entre el dentista e ir al parque a recoger hojas para el cole (la semana que viene van a trabajar el otoño). Se nota bastante el cambio de horario de Dani, que sale antes y estamos más rato juntos por la tarde. Y los viernes mola un montón que llegue tempranito.

Y ya llegó octubre, el mes de las temperaturas suaves, las hojas caídas, el bodorrio del año y el cambio de hora. Ya sí que sí estamos en otoño. Ya tengo casi lista la entrada de los 18 meses de la chiquinina para el lunes. Intentaré ser puntual :P

Y el musicote, claro. Lo más importante del viernes. Últimamente me acuerdo mucho de los chicos de Supersubmarina, de la primera vez que les escuché con Andrea en la Fábrica de Tornillos en Miranda de Ebro. Espero que con el tiempo puedan recuperarse totalmente del accidente que tuvieron hace unas semanas, y que podamos volver a verles sobre el escenario dándolo todo. Fue uno de los primeros conciertos de la chiquinina, que les escuchó en diciembre de 2014 desde mi barriga. Y su primer concierto de verdad ha sido la semana pasada, el jueves que nos fuimos con Andrea a los conciertos que daba Radio 3 por el XX aniversario de la URJC. Fuimos a ver a Second, básicamente, pero también pillamos a Izal de lejos cuando estábamos llegando. La peque se lo pasó pipa y yo me sentí menos malamadre cuando vi que había más bebés XD

Así que hoy toca Second.



Y ya. Feliz finde.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Otoño guay / otoño plof.

Como se puede comprobar en el título de esta entrada, estoy con una labia y una facilidad de palabra que no me aguanto ni yo. No me autoexijo mucho más, que es lunes.

Empecemos por lo plof:
Es lunes (esto ya lo he dicho).
No quedan días de verano. Y ahora estoy practicando con todos los lectores un tipo de sutil tortura que consiste en tener la susodicha canción de Amaral metida en la cabeza lo que queda del día. Esto lo hace mi marido conmigo cada vez que me quejo porque se ha terminado el verano.
Se nota que los días son bastante más cortos, sobre todo por la mañana, que casi es de noche cuando llego al curro. Por las tardes no está mal, así la chiquinina se acuesta cuando está anocheciendo, y no con un solazo de flipar.
Pasar en el cercanías por delante de la piscina y ver que ya está de color verde-marrón. Depresión total. Con lo bien que lo hemos pasado este verano en la pisci.
Ya estamos todos. En el tren, en la cola del bus, en los huecos de aparcamiento cerca de casa, en el centro comercial el fin de semana...
Mi pelo empieza su proceso de caída otoñal. Y eso que yo creo que no ha terminado con la caída primaveral. Pero bueno, lo esperable, bañera atascada, cepillo como un gato de angora y pelillos rebeldes saliendo de mi cabeza hasta dentro de unos meses.
Cambio de armario. Esto parece que puede esperar un par de semanas aún, pero me da pereza infinita. Cuando saco la ropa de invierno mola, porque es como volver a estrenarla, pero guardar la de verano me da muchísima pena. Todos mis vestidos, los pantalones cortos y las sandalias. Con lo cómoda que es la ropa de verano y no ir como una cebolla andante.


Terminamos por lo guay:
Hace buen tiempo y tiene pinta que va a durar todavía. A ver si tenemos suerte y dura hasta la boda del año.
Bodorrio por todo lo alto. Que sólo tengo un hermano, y espero que sea su única boda, así que habrá que celebrarlo bien.
Ir a coger castañas. Y de paso un finde en el pueblico. Y excursiones y turisteo de fin de semana. Y el viaje a Lisboa.
Poder volver a arrimarme a mi maridito. Que en verano da mucho calor, pero cuando empieza el frío da un gustico que sea una estufa andante... XD
Cómo amarillean y se caen las hojas de los chopos, y los arces completamente rojos.
Poder aprovechar más las tardes, sin tener que estar encerrada en casa hasta las mil para que no nos dé una lipotimia de camino al parque o de paseo.
La buena noticia de hoy, que le han dado el alta de cardiología a la chiquinina.

Y ya, que tengo que ir a recoger a la chiquinina y se me acaba el tiempo de escribir. Ale.