¡Por fin es viernes!

Llevo unos días que me encuentro bastante animada a pesar de las adversidades. Llevaba una temporadilla de bajoncillo, sobre todo por el tema profesional y estudiantil. Otros años de preparación del PIR también había tenido momentos de pensar No puedo más, estoy hasta los ovarios, no sé para qué estoy haciendo esto, etc, pero descansaba una semanita de estudiar y volvía con fuerzas renovadas. Este año me ha durado un poco más... casi todo el verano, de hecho. Pero gracias al empujón de Vane (y sus amenazas de muerte para que estudie), a charlas reveladoras y al apoyo vía comentarios de blog de otras personas (zanquius Chusita), parece que está superado. Espero que me dure hasta enero porque no me puedo permitir más parones.

¿Y cuáles son mis adversidades? Me pregunto yo a mi misma. [Inciso: me perece que este post va un poco autoterapéutico. Avisado queda cualquiera que siga leyendo. Luego no quiero quejas ¿eh?] Bueno, no son grandes adversidades, pero son cosicas.

Primero: No encuentro curro. Como estoy trabajando, aunque sea un poco apaño del año, es decir, sin contrato (¡vivan los trabajadores ilegales!), me lo estoy tomando con un poco de relax. Además he llegado a la conclusión de que no me vale cualquier cosa (que tiquismiquis soy, copón): quiero algo de media jornada o jornada intensiva (pa poder estudiar por las tardes, que es lo importante), no comercial y a ser posible de lunes a viernes. Y claro, no es tan sencillo. Los honorarios me dan un poco igual, lo justo para ir tirando, ya que vivir con tus papis hace que no tengas demasiados gastos. ¿Alguien me ofrece algo?

Segundo: Echo de menos a mis amigas. Ya no me acordaba que no es fácil combinar una relación con las amistades, sobre todo al principio, que sólo tienes ganas de estar con él. También yo estoy desacostumbrada. Llevo mucho tiempo (¿casi dos años ya?) que sólo estaban ellas, que nunca me perdía ningún plan, que las veía casi todos los días... Y eso se echa de menos. Es una pena no poder clonarse o dividirse por mitosis entera para poder hacer todo lo que quieres. Pero, bueno, todo es adaptarse a la nueva situación.

Tercero: He estado enfermita y nadie me hacía caso. Esto es una tontería, pero he tenido un virus metido en el cuerrrrpo tres semanas y, como no me daba fiebre, he seguido llevando una vida normal pero tres veces más cansada de lo habitual, y ya es decir. Menos mal que los análisis me han dado la razón, porque empezaba a pensar que estaba somatizando, o algo...

¿Y qué es lo que me anima? Pues han sido pequeñas cosillas que han hecho la semana más llevadera. Ayer y hoy no nos hemos escornao en el curro (no como la semana pasada), he estudiado bastante lo que me hace sentir orgullosa de mí misma (recuperando el ritmo de estudio), ayer recibí una visita inesperada en la biblioteca (efectivamente, fue de él), que llevo dos meses y medio agilipollá perdida (y me encanta), que posiblemente mañana me voy al pueblo muy bien acompañada y que volveré el domingo para ir a ver a Second.

A ver si me dura.