De la última carrera.
Parece que fue ayer cuando empezaba a sentir la emoción del nuevo mundial de motociclismo, y ya está finiquitado. Está claro que no soy Aramis Fuster ni el joven Rappel, mis predicciones son bastante patéticas: ni Pedrosa, ni Hayden, ni Rossi han podido hacer nada contra el trío ganador, Stoner-Ducati-Bridgestone. Ole por el novato, que ha demostrado ser el mejor con diferencia.
Para esta última carrera, en Cheste, ya estaba todo el pescao vendido. O casi. Teníamos tenues esperanzas de otro campeón del mundo en 125cc, pero tras un carrerón de Faubel, no ha podido ser. Ser subcampeón del mundo tampoco está mal, aunque algunos piensen que "el segundo puesto es el primero de los perdedores".
En MotoGP la cosa estaba más calentita, sobre todo después de la aparatosa caída de Rossi en los entrenos de ayer (me siento comentarista deportiva total). Tuvo mala suerte y, con varias fracturas en la mano del acelerador, la carrera de hoy estaba complicada. Ahí fue cuando los seguidores de Pedrosa empezamos a creer. Pero todavía había que luchar contra el imbatible Stoner. Para que Dani lograra el subcampeonato tenía que ganar la carrera y que Rossi no puntuara, es decir, quedar decimosexto o peor.
Se podía cortar la tensión en el ambiente cuando, tras unas cuantas vueltas, Rossi ha empezado a adelantar y se ha colocado decimoquinto. En esa posición daba igual lo que hiciera Dani ya que con un puntito, el Doctor se aseguraba el subcampeonato. La verdad es que lo de Rossi es para quitarse el sombrero. Es el mejor piloto desde Doohan y de eso no hay duda ninguna. Y además es un tío majo y siempre de buen humor. Por eso me ha dado un poco de pena ver que su Yamaha ha empezado a fallar. Pero por otro lado he empezado a creer cuando ha entrado en boxes. A partir de ahí Pedrosa ha hecho el carrerón del año, de esas que le gustan a él: ponerse primero y tirar, mientras los demás ven el colín de su Honda cada vez más pequeñito, sin cometer el más mínimo fallo, trazando las curvas como él sabe. Y lo ha conseguido. Y a mí me ha sabido como si hubiese ganado el Mundial en la última carrera.
De dosymedio no voy a decir nada. Ya es casi mundialmente conocida la manía que le tengo a Lorenzo. Aunque sea bueno el jodío.
Pues así, con un sabor agridulce en la boca (un campeonato y dos subcampeonatos), damos por finiquitada la temporada de motos.
Y colorín colorado, esta temporada se ha acabado.
Hasta el año que viene.
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