Llegando al final de año.
¡¡¡A celebrarlo!!! |
¿No está claro? Pues eso: Yo en Madrid.
¡¡¡A celebrarlo!!! |
Parece mentira que ya haya pasado la Navidad. Ya estamos en plena vorágine de comilonas y festejos. Y yo teniendo que cuidar lo que como porque si no la matrona me abroncará en la próxima cita. Qué injusto. Lo pasé bien en Nochebuena con la familia política, con mi sobri guapo que parece mentira lo grande que está ya. Y lo pasé bien ayer comiendo con mi familia, viendo a mis tíos y primos, que les veo pocas veces al año, explicando a mi abuela que va a tener una bisnieta, comiendo fatal y acabando la comida en el centro de salud porque tengo un marido un poco flojo, pero fue un buen día en general.
Tengo ganas de que llegue esta tarde para que Dani por fin esté de vacaciones y poder disfrutar con él de una semana entera. Poder estar con él todas las horas del día es de lo que más me apetece siempre. Me encanta que disfrutemos siempre de estar juntos. También mola que vamos a aprovechar para mirar (y espero que concretar ya bastante) lo que necesitamos para la chiquinina, que a este paso nos va a pillar el toro. En unos días entro ya en el tercer trimestre, de hecho cuando estrenemos año yo estrenaré trimestre. Ainsss, ya escribiré sobre esto, pero la mezcla de acojone y ganas de tenerla en mis brazos es muy curiosa.
Y ná, que hoy es San Esteban, que es una festividad que deberíamos adoptar en todo el país, como Sant Jordi, porque a mí los canelones es que me chiflan. Yo creo que hoy me los voy a hacer para comer, aunque me salte un poco más todavía lo de cuidar lo que como... Pfffff... Mi matrona lo va a fliparrrrr el 14 de Enero. Y después de los canelones, a prepararnos para continuar con las comilonas y los festejos. Que sólo nos quedan cinco días de año. A ver cómo me sale el repaso de éste, seguro que algo eufórico, pero se me puede disculpar, estoy embarazada y hormonada hasta las trancas :P
Y ya.
Ayer por la noche fue el solsticio de invierno, lo que para mí es motivo de alegría todos los años, porque significa que ya queda menos para el verano, que los días ya no se puede hacer más cortos y que poco a poco van a aumentar las horas de luz. Y hoy estoy celebrando el día de la salud, porque sigo igual de pobre que todos los años... Pero bueno, por lo menos las personas que me importan y yo misma estamos sanos, lo que es de agradecer después de los sustos que nos han dado este año.
Hace unos días le preguntaba a Dani que cómo le vamos a explicar a la chiquinina que celebramos la Navidad cuando ninguno de los dos somos creyentes. Después nos acordábamos de nuestras navidades de pequeños, de lo importante que es la familia y los buenos recuerdos que guardamos sobre todo de esas reuniones con toda la familia. Así que él propuso eso, decirle que para nosotros es un momento de estar con la gente que queremos, y lo cierto es que es la puritita verdad.
Así que, celebren lo que celebren, y crean en lo que crean (o no), los conejos-vaca navideños les desean que pasen unas felices y familiares fiestas, y yo, ya que estoy, me uno a sus felicitaciones :P
O lo que viene a ser lo mismo, cinco meses de embarazo que hago hoy. No sé si se me ha pasado rápido o despacio. La verdad es que se me ha hecho largo, pero cuando pienso que me queda menos de la mitad me entra un poco de vértigo.
Se me ha hecho largo porque el embarazo no es eso tan idílico y bonito como lo pintan. Pero como todo en esta vida, también me pasó con la boda, aunque luego ha sido uno de los mejores días de mi vida. En fin, que me voy del tema. Ahora la cosa va un poco mejor, pero esto de crear un vida en tu interior tiene sus incomodidades. En este momento del embarazo dormir empieza a ser un poco suplicio (y me quedan cuatro meses, no quiero ni pensarlo). Y aparte de las náuseas, ardores, pesadez, dolores varios, la más importante es que tu cuerpo deja de serlo. Es algo parecido a lo que ocurre en la adolescencia, cuando te desarrollas. Tus medidas cambian, tus "cosas" dejan de estar en su sitio, aparecen volúmenes y pelos donde menos los esperas. Tu cuerpo, ese que tienes desde hace unos veinte años, que has aprendido a convivir con él y quererle tal y como es, deja de serlo y se convierte en... otro cuerpo. Que desde luego no es el tuyo (¿Dónde está mi cintura? ¿Por qué de repente tengo más pelo que Chewacca? ¿De quién son estos pechos enormes? ¿Por qué me vuelven a salir estrías?). Hay que pasar por una especie de duelo, porque sabes que ese cuerpo de veinteañera que te gastabas nunca volverá a ser el mismo. Por lo menos parece que a quien le tiene que gustar no le disgusta demasiado... Sobre todo porque todo lo anterior va acompañado por un aumento de varias tallas de sujetador. Por suerte mi tripa va aumentando de volumen y va disimulando ese crecimiento exagerado, porque el que el tamaño de mis lolas sea el tema de una conversación es algo que me incomoda bastante.
Bueno, pero no todo es negativo, que conste. Tiene sus cosas buenas. Eso de estar creando una personita dentro de mi cuerpo creo que es lo más flipante que voy a hacer en mi vida. Mola ver tu tripa crecer poco a poco, porque eso significa que tu peque se va haciendo grande ahí dentro. Mola cuando empiezas a notar sus movimientos (y después sus patadas), porque hacen que sea muy real. Me encanta cuando Dani me pregunta por la peque o llega a casa y dice ¿Cómo están mis niñas?, es una de las cosas más bonitas que me han dicho nunca. Y uno de los mejores momentos del embarazo, además de ver a la peque en las ecografías (y que nos dijeran que estaba bien), fue ver la cara de Dani la primera vez que sintió una de las patadas de su hija. Todas estas cosas compensan con creces las incomodidades y los achaques, aunque es cierto que eso ha empezado a suceder hace poco, y que los achaques van cambiando según pasa el tiempo.
Así que el embarazo tiene cosas que molan, pero no es rosa e idílico como lo pintan algunas. Cinco meses pueden ser muy largos y cuatro pueden parecer demasiado cortos. Y de por qué pueden parecer demasiado cortos, como si estuvieras en la bajada de una montaña rusa, ya hablaré otro día.
Qué mejor manera de empezar Diciembre, con el frío que hace, joder, que recordando el último día de nuestro viaje por Baviera.
El jueves por la mañana (no muy temprano) tomamos rumbo a Austria en nuestro flamante Jaguar (de alquiler). Casi no hay obras para salir de Múnich, pero llegando a la frontera sí que encontramos algo de atasco. Por el camino vemos el lago Chiemsee, que es enorme, aunque no paramos. El paisaje vuelve a ser alpino, muy tirolés y verde. Paramos en una gasolinera antes de entrar en Austria a comprar la vignette, que es el peaje que hay que pagar para usar las autopistas austriacas. En los carteles de la caja de la gasolinera está muy bien explicado, y compramos la de diez días (que es el tiempo mínimo) y nos cuesta 8'50€. De vuelta al coche la pegamos bien en el parabrisas delantero del coche, se parece a la pegatina de la ITV española. Seguimos el camino y a los pocos kilómetros el GPS nos da la bienvenida a Austria. Salzburgo está muy cerca de la frontera, a pocos kilómetros. Buscamos un parking cuando llegamos y lo dejamos en el más cercano al centro, justo dentro del macizo rocoso que rodea el centro. Nos cuesta 8'60€, el más caro de todo el viaje.
Paisajes tiroleses. |
Carteles en las gasolineras para comprar la vignette. |
Vistas del casco antiguo con la fortaleza al fondo. |
Otra vista de la ciudad. |
Precios y horarios del ascensor Monchsberg. |
Entrada al ascensor. |
Vistas desde el río. |
Jardines del palacio Mirabell |
Getreidegasse |
Kapitelplatz. |
La plaza de Mozart. |
La casa natal de Mozart. |
Cafés y tarta Sacher. |
El ayuntamiento. |
Lago Chiemsee |
Barcos en el lago. |
Embarcadero en el lago. |
Antes no creía mucho en eso del reloj biológico, era bastante escéptica cuando oía hablar de él. Nunca me había planteado si quería tener hijos o no. Tampoco había tenido nunca una situación (de pareja, de independencia o económica) que me permitiera planteármelo seriamente. Cuando pensaba en ello, el que mi cuerpo iba a llegar un momento que me dijera "Nena, que se nos pasa el arroz... ¿no quieres un bebé de esos taaaaannn mono?" me daba un poco de risa. Finalmente cuando el reloj biológico ha llamado a mi puerta, no ha sido así, aunque sí que hay una parte difícil de explicar, como instintiva. Pero al fin y al cabo, somos animales, ¿no?
En mi caso, fue una conjunción de varias circunstancias, la más importante de ellas, los cinco años de maravillosa relación que llevaba con Dani. El que nos queramos tanto, nos entendamos tan bien y nos llevemos estupendamente ha ayudado a que me plantee hacer algo tan importante, acojonante y descabellado como querer tener hijos (con él, claro). Pero mi planteamiento era, si en nuestra relación todo ha sido fácil, incluso lo que para otros es una prueba (pérdidas importantes, inicio de la convivencia, preparación de una boda, estar 24 horas juntos en vacaciones, pasar festividades con las respectivas familias políticas :P), por qué esto va a ser diferente. Seguramente encontraremos la manera de que funcione.
Luego se juntan otros factores. Hay amigos cercanos, gente de tu edad (¡incluso más jóvenes!¡qué osados!) que están teniendo hijos. Ya sabemos cómo funciona el cerebro humano... Si todo el mundo lo hace tan malo no puede ser, ¿verdad?... ¡Si hasta hay algunos que repiten! Si fuera tan horroroso ya nos habríamos extinguido como especie, ¿no? En fin, que te empiezas a plantear qué tendrá eso de tener hijos, si hay tanta gente que se anima. Y después está tu ginecóloga, que en la revisión anual te va recordando la edad que tienes (aunque tú piensas que eres joven y lozana), que el arroz se puede pegar a la cazuela, que tener hijos siendo mayor de 35 no es muy recomendable... Vamos, que te pide que te plantees de una vez si quieres o no quieres, que para ti el momento ideal no va a ser nunca, pero que tu momento biológico ideal ya se va perdiendo por el horizonte... En fin, razón no le falta. Si esperamos a que a nivel laboral y económico nos vaya tan bien como a nuestros padres, nos vamos a acabar saltando una generación a este paso.
Así que durante unas semanas, meses, dentro de ti existe un diálogo interno, sopesando los pros y los contras de ser madre, de tener hijos, de formar una familia. Al final, lógicamente, ganan los pros, a pesar del acojone que da tomar esta decisión. Y llega el momento de planteárselo a la parte contratante de la primera parte... que no tiene reloj biológico alguno... que tampoco tiene ginecóloga que le presione porque se le pasa el arroz... que es inmune a los encantos de los bebés que nacen en su entorno... que nunca se ha planteado nada de eso que tú llevas semanas pensando... que formar una familia no entra de momento en sus planes... que vive feliz en su ignorancia, el angelito.
Releyendo La guía para padres desesperadamente inexpertos, de Manel Fontdevila, hay una viñeta que es como la vida misma en ese momento:
El miércoles por la mañana, antes de salir, pagamos los días de parking que nos quedan para no tener que estar pagando día a día. Hoy conduzco yo hasta Núremberg, aunque en la autobahn hay muchísimas obras y sólo hay un tramo de pocos kilómetros sin límite de velocidad. Al llegar a Núremberg buscamos un párking cercano al centro con el GPS y dejamos el coche. Luego nos costarán 3€ las horas que lo tenemos allí.
Al entrar al centro, que está rodeado de la muralla, pasamos por la oficina de turismo y pedimos un mapa. Hacemos el típico tour por el centro histórico y comemos en Bratwursthausle unas salchichas a la brasa que están muy ricas, con saborcito a barbacoa, y queso típico de Baviera, que es como queso de untar con cebolla picada y especias. Con dos cervezas el tentempié nos sale por menos de 20€. Seguimos la visita y subimos hasta el castillo. Después de ver la ciudad desde arriba, volvemos a ver el puente del verdugo, aunque los otros dos puentes que cruzan el río están en obras.
Iglesia de San Lorenzo |
Vistas desde el río. |
La famosa Schöner Brunnen. |
La iglesia de Nuestra Señora y la plaza del mercado. |
Uno de los bonito edificios del centro. |
De camino al castillo. |
Vistas desde el castillo. |
El castillo. |
Vistas del castillo. |
Iglesia de San Sebaldo. |
Grafitis romáticos. |
Puente del verdugo. |
Vistas desde el puente del verdugo. |
Mira que estoy llevando bien el embarazo a nivel emocional, eso de que las hormonas del embarazo hacen que sea una montaña rusa anímica no iba conmigo. Pero claro, supongo que si no sufres tú misma la montaña rusa emocional, en algún momento alguien te la tiene que provocar.
El caso es que es curioso pasar de estar hundida en la miseria el jueves, porque te dicen que es posible que tu hija tenga algún problema grave, y tu mente se dispara y se pone en lo peor aunque intentes racionalizar la situación; a pasar hoy a estar en la cresta de la ola, porque han repetido la eco y han visto que la nena está perfectamente sana, y pasas a sentirte más feliz que una perdiz, con ganas de gritarlo al mundo y decirle a todos que vas a tener una niña preciosa y sana, que va a ser lo más bonito del mundo mundial.
Bufffff...
Esperemos que durante unos cuantos meses me vuelvan a dejar en mi llanura emocional, sin subidas ni bajadas, sin cuestas ni caídas, estando muy tranquila y calmada.
Y ya lo he dicho pero.... ¡¡¡ES UNA NIÑA!!! ^-^
Voy a ver si consigo volver a mi estabilidad hormonal y emocional, que se estaba muy agustito.
El otoño me resulta un poco triste. Hasta ahora este otoño había estado bien, sobre todo porque parecía verano, pero ya ha llegado el frío y lo único que apetece es quedarse en casa, tirada en el sofá con una mantita y la calefacción a toda leche. Y esto de estar en casa con mucho tiempo libre me da para hacer muchas cosas, para vaguear mucho también, y para pensar. Ya sé que uno de mis lemas vitales es que pensar demasiado hace las cosas más complicadas de lo que son, pero de vez en cuando está bien meditar un poco acerca del sentido de la vida, del universo y todo lo demás :P
Bueno, el caso es que esta mañana entre que estaba incómoda con la increíble barriga creciente y que mi chiquinin@ no paraba quiet@ dentro de ella (de la barriga), cuando Dani se ha ido a currar ya no podía dormir más. Así que me he puesto a pensar y leer sobre este blog y la cantidad de tiempo que llevo escribiéndolo. Que ya va casi para ocho años, que se dice pronto. Ocho años de chorradas, intimidades, desahogos, reflexiones y experiencias. Esto ha evolucionado mucho, y creo que mi vida y yo misma también. Leer las entradas del principio me agobia un poco. No me reconozco mucho en aquellos desahogos explosivos, en aquella postadolescente llena de amores platónicos y obsesivos, y más salida que el pico de una mesa (todo hay que decirlo). Aquella chica estaba muy perdida en todos los aspectos: laboralmente era una teleoperadora con ganas de hacer el PIR, económicamente tenía lo justo para vicios, amorosamente estaba muy desengañada (aparte de salida) y socialmente muy confundida con algunas "amigas". En aquellos momentos salir, la música y los chanantes eran las satisfacciones que me mantenían a flote. Por suerte, mi familia ha sido siempre también un anclaje firme.
También me sorprende recordar cómo cambió todo rápidamente esos años 2007 y 2008. Cómo conocer a Dani y aprobar el PIR encauzaron completamente mi vida. Desde luego, conocer a Dani ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida (con diferencia) y me hace gracia que eso esté reflejado en parte aquí. Ese verano de 2007 no sabía hasta que punto él iba a darme estabilidad, felicidad, esperanza, metas, ilusión y cariño casi inagotable. También ha habido momentos reguleros entre nosotros, pero supongo que ocurre hasta en las mejores parejas. Después de esos primeros meses de atocinamiento que tuvimos, y de aprobar el PIR a los pocos meses, llegó un periodo de estabilidad y tranquilidad que ha sido de los mejores de mi vida. Me da la impresión de que me encontré a mi misma en todos esos aspectos que estaba perdida. A nivel laboral he encontrado la profesión a la que me quiero dedicar, aunque a veces eche de menos mis tiempos de teleoperadora, cuando mi mayor preocupación era saber si me iban a dar días de vacaciones. A nivel de amistad, en estos últimos años he perdido algunas "amistades", y también alguna buena amiga a la que echo de menos, pero he ganado varios amigos geniales, y una amiga del alma (que son muy difíciles de encontrar). Y a nivel emocional, bueno, creo que lo he dicho casi todo... Desde luego el desengaño ya no es un sentimiento que esté en mi repertorio.
Y luego están estos últimos dos años que han sido de muchos cambios, novedades, decisiones importantes... Terminé la residencia y decidí no continuar trabajando en mi hospital, aunque tuve la oportunidad. Fue una decisión dura, pero ahora creo que fue acertada. Organicé una boda y un viaje de novios y lo pasé muy bien haciéndolo, aunque también tuvo sus momentos muy estresantes. Se murió Koffkito, qué penita más grande. Nos mudamos de casa, que también fue un gran cambio, aunque agobiante, pero me encanta mi casa nueva. Compramos a Paul y a los pocos meses adoptamos a Damara. Me pasé unos meses buscando trabajo. Encontré un nuevo trabajo en el que me ha costado un poco adaptarme, al turno, al tipo de pacientes, al escaso sueldo... Pero al final no está tan mal y alguna satisfacción de vez en cuando sí que proporciona. Y ahora estoy embarazada, lo que creo que sí que va a ser una revolución en mi vida. Estos dos últimos años han sido diferentes, pero aún así han estado muy bien y se me han pasado volando.
En fin, que da gusto poder rememorar tus últimos años y ver (leer) cómo las cosas al final encajan, cómo el tiempo pone a cada uno en su lugar, cómo es sencillo ser feliz durante muchos años... Que espero que se conviertan en otros muchos más.
Pues nada, que ya estamos de vuelta de Sevilla, y yo ya estoy mirando a ver donde podemos ir el mes que viene, porque a partir de navidades me da que lo voy a tener complicado para coger un vuelo.
La escapada ha estado bien, el tiempo nos ha respetado, la ciudad es bonita y se nota que está muy cuidada, pero he vuelto con un regusto agridulce. Me pasó también en Barcelona y en Valencia. Son ciudades bonitas, pero no me resultaron muy acogedoras, no estuve muy a gusto. Tiene que ver con sitios demasiado pensados para el turismo, con la sensación de meterse en sitios para guiris y que te están cobrando un ojo de la cara por algo de calidad regulera que un oriundo no pagaría ni de coña. Lo digo con conocimiento de causa, porque en Madrid es muy habitual también. Al final, en el sitio en que mejor comimos, fue un bar cutre, típico de barrio, el día que volvíamos a casa...
Por lo demás hemos dado paseos muy agradables, mantenido conversaciones divertidas sobre estereotipos andaluces, siestas y fórmula uno, manifestaciones que parecen procesiones de Semana Santa y pasos con santos desconocidos que se cruzan en tu camino, mojitos sin alcohol para la embarazada y mucha Cruzcampo para Dani.
Y también he sacado algunas fotos...
El martes cuando nos levantamos y nos preparamos, bajamos a la recepción a pagar la noche de parking. Después de pagar se me ocurre preguntarle al de recepción si no podemos dejar el parking pagado hasta el viernes, para no estar todas las mañanas igual. Lógicamente me dice que sí, pero que tiene que ser con un ticket nuevo, que mañana lo pida antes de pagar y lo dejamos solucionado. Paramos en la gasolinera a comprar bebida y guarreridas para desayunar y nos ponemos en camino hacia Regensburg, o Ratisbona. Hay bastantes obras para salir de Munich, y también en la autobahn, pero llegamos en una hora y pico sin muchos incidentes. Al llegar a la ciudad buscamos un parkhaus (parking) con el GPS y lo dejamos en el de St Peters-weg, que está muy céntrico. Nos sale por 3'60€ todas las horas que estamos en la cuidad.
Damos una vuelta por el centro de la ciudad, haciendo fotos a la catedral, el ayuntamiento, la casa de Goliat, las famosas torres, y demás atracciones. La verdad es que me sorprende porque la ciudad es muy recogida y muy bonita, acogedora. El famoso puente de piedra por desgracia está en obras y no podemos hacer buenas fotos, pero sin los andamios la vista de la ciudad desde el otro lado del Danubio debe ser impresionante. Cruzamos en río y vamos a comer algo a un famoso biergarten, que se llama Gaststätte Spitalgarten. Las vistas son preciosas, y la comida no está mal, aunque no es la mejor del viaje. Comemos un par de platos de salchichas con chucrut y unas cervezas, todo por 17€. Damos otra vuelta por la ciudad y nos perdemos un poco para encontrar la Porta Praetoria, que es una puerta que queda de la época en que Ratisbona era un asentamiento romano. También damos alguna vuelta para encontrar el palacio de St Emmeral. Lo vemos sólo un poco desde fuera y volvemos a recoger el coche. En ese momento cojo yo el coche por primera vez. Es un poco raro volver a conducir un automático, pero es un Jaguar y mola :P
Puerta de la catedral |
Interior de la catedral |
Fachada principal |
Una de las torres de la ciudad. |
Casa de David y Goliat. |
Vista desde el puente de piedra. |
Parte del puente y la catedral. |
Otra de las torres. |
El ayuntamiento. |
La Porta Praetoria. |