martes, 11 de marzo de 2014

Viaje a Tokio (IV): Nikko.

El lunes me despierto a la una de la madrugada (!!). Dani me dice que nos hemos acostado demasiado pronto, pero me doy la vuelta y seguimos durmiendo hasta las cinco de la mañana. Ahí sí que ya no puedo dormir más, pero me quedo en la cama descansando hasta las siete. Desayunamos croisants y bollitos de chocolate. Hemos comprado agua con sabor a naranja en lugar de zumo... Cosas del directo y del idioma. Así que yo me tomo un té verde que hay para hacer en la habitación. Nos vestimos y salimos dirección a Tokyo Station para coger el shinkansen que nos llevará a Utsunomiya. El tren sale a las nueve. En Utsunomiya nos bajamos y cogemos el tren local que va a Nikko. En la estación está muy bien indicado, así que es casi imposible perderse. Como tenemos un rato en el transbordo, compramos un poco más de desayuno: Andrea y yo repetimos con los onigiris, y también compramos un daifuku para probar, aunque está demasiado dulce y no nos lo terminamos. El camino  en el tren es muy bonito, entre bosques y campos. Cada vez va haciendo más frío.

Llegamos a Nikko y decidimos subir andando hasta la zona de templos. Es una calle en línea recta hasta el puente y tardamos unos 15 minutos, pero no vamos muy rápido, nos entretenemos mirando los negocios y las casas. Por el camino también localizamos el restaurante para comer, muy recomendado en el foro de Los Viajeros, y también sale en mi guía de Lonely Planet. Está en las misma calle que va de la estación hasta el puente, casi llegando arriba, al puente, en la acera de la izquierda según subes. Ya en el puente nos liamos a hacer fotos como posesos.



Damos una vuelta por la zona de templos. No entramos al templo Rinno-ji, que está tapado, pero sí al Tosho-gu. La entrada son 1300 yenes. Nos llueve bastante mientras estamos dentro y hay bastante gente, y eso que es lunes. No me quiero imaginar cómo serán los fines de semana.

Una linterna.

De camino a los templos.

Detalle de uno de los edificios en Sanjinko.

Los famosos tres monos.

Linternas por todos lados.

Nemuri-neko.

Al terminar damos otra vuelta por la zona de templos pero ya no entramos a ninguno más. Son las dos de la tarde y el hambre aprieta, así que vamos al restaurante, el Hippari Dako. Es el restaurante más pequeño y curioso en el que he comido nunca. Comemos cada uno un plato con yakitori, yakisoba y arroz, más dos cervezas de medio litro y una coca cola, todo por 3900 yenes.  Las señoras mayores que llevan el restaurante son muy amables. Por supuesto, dejamos nuestro mensaje en la pared.

Los mensajes de los viajeros.

Nosotros dejamos el nuestro :)

La comida, impresionantemente buena.

Bajamos hacia el tren y cogemos uno de vuelta a las cuatro de la tarde. En Ustunomiya no hay billetes para el siguiente sinkanshen, así que nos toca esperar una hora. Nos tomamos tranquilamente un café y un chocolate caliente. En el shinkansen de vuelta me hecho una siesta. Cogemos el metro de nuevo hacia Akasaka y entramos a un Seven Eleven a comprar el desayuno del día siguiente. Estamos tan cansados que, por no buscar un restaurante para cenar, compramos algo para comer en el hotel. Yo, del agotamiento, ni tengo hambre. Me pego una ducha, mando unos mensajes y fotos con la wifi y estoy dormida antes de las nueve. Esto del jet lag es un suplicio, aunque en este viaje parece que no me está afectando tanto como el primero que hicimos a Japón.

El día siguiente, martes, nos espera la excursión al Monte Fuji.

Para ver las otras entradas sobre el viaje:

Preparativos y presupuesto.
Viaje y llegada a Tokio.
Parque Yoyogi, templo Meiji-Jingu y Harajuku.
Nikko.
Excursión al Monte Fuji.
El palacio imperial, Ginza y Shibuya.
Shinjuku, Tokyo Government Building, Tokyo Tower y Roppongi.
Akihabara y Museo Edo-Tokyo.
Asakusa, Ueno y Shibuya.
Vuelta, resúmen y consejos.

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