De escapadas, meses y viruses infantiles.
Foto de Nicolas Vollmer. |
Esta semana está siendo intensa. La empezamos tranquila, pero la madrugada del lunes yo me la pasé abrazada al señor roca, cual adolescente con una resaca de narices, todo gracias a un virus, que parece que nos ha pegado el sobri a toda la familia. Según mi médico de primaria, como los bebés no tienen el sistema inmunitario desarrollado del todo, cuando se cogen algún virus, éste se hace más agresivo porque el cuerpo del bebé no lo debilita y cuando pasa a los adultos nos cogemos unas de flipar. Pues eso, que unas cacas sueltas de mi sobri se han convertido en media familia con una gastroenteritis de caballo. En fin, aventuras de guardería.
Por suerte, Dani y yo ya estamos recuperados y dispuestos para nuestra escapada otoñal a Sevilla. Mañana por la tarde cogemos el AVE y no volveremos hasta el lunes por la tarde, que es fiesta en Madrid. Así que nos esperan tres días en Sevilla, de turisteo, tapeo, foteo, cañeo (esto Dani, yo ni flores), descanso y paseos. Tengo ganas de volver a Sevilla, porque la única vez que he estado fue en la Expo y no guardo muchos recuerdos de la ciudad, sólo del parque de Maria Luisa, la Plaza de España y poco más. Que hacía un calor infernal, pero es lo que tiene Sevilla en Julio... Esta vez parece que va a hacer buen tiempo otoñal, si tenemos suerte.
Y que ya hago cuatro meses de preñamiento. En dos semanas llego a la mitad del embarazo, y por un lado parece que se me ha hecho muy largo hasta ahora, pero por otro lado me parece mentira que ya esté a mitad del camino, que sólo me quede la otra mitad para conocer a mi chiquinin@... y que todavía no hayamos hecho absolutamente nada de nada. En fin, voy a darme de margen hasta la siguiente eco, que es en dos semanas, y nos confirmarán que todo va bien (seguro que sí), para dar el pistoletazo de salida a los preparativos. De momento sigo disfrutando de no hacer nada y de mi barriguilla, que sigue creciendo poco a poco :)
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