miércoles, 18 de noviembre de 2015

Compras (o regalos o préstamos) de puericultura (I).

Cuando te quedas embarazada se abre un mundo nuevo ante ti, bastante acojonante, la verdad, que es el de los artículos de puericultura. O los cacharros que necesita un recién nacido o un bebé. Es tan amplio y variado que marea y no sabes qué vas a necesitar, qué le gustará al bebé, o qué pedir cuando te preguntan qué quieres que te regalen. Luego nace el bebé y te das cuenta que sólo necesita algo de ropa, a su mamá para comer y unos brazos para dormir. Y montañas de pañales, pero la comparativa de pañales la dejo para otra entrada.

Esta entrada va de mi experiencia, por si le sirve a alguien, aunque cada familia tiene unas necesidades diferentes. Voy a dividirlo en tres partes: cosas que quería y me han sido útiles, cosas que no hemos usado y cosas que pensaba que no me servirían y al final sí.

Cosas útiles.

La mochila Emeibaby. Si hay un artículo de puericultura sin el que no podríamos sobrevivir (bueno, sí podríamos, pero más incómodos) sería la mochila. La mejor inversión que hemos hecho, y la más amortizada con diferencia. La compramos unos días antes de que la niña hiciera un mes. Nos costó 140€ aproximadamente (que fue del dinero que nos habían dado mis tíos para Sofía) y la hemos usado prácticamente cada día, menos algún día en verano que hacía mucho calor.

La cuna de colecho. Aquí cuento cómo la hicimos. Aunque los primeros tres meses la niña dormía pegada a mí (porque si se separaba aunque fuera unos centímetros, se despertaba), a partir de los tres o cuatro meses sí que estamos aprovechando más la cuna y la peque duerme casi toda la noche en ella.

La trona. Éste ha sido un préstamo que nos está viniendo de perlas. Desde que Sofía decidió que quería hacer Baby Led-Weaning, la estamos usando un montón. Es la Cube de Beabá, con bandeja, muy parecida a la Antilop del Ikea. Es de plástico con lo que se limpia fácil, es estable y a la niña le encanta sentarse con nosotros a la mesa mientras comemos.

Ropa. Nos han prestado muchísima ropa, y es algo que he agradecido un montón. Antes de nacer Sofía, no me podía imaginar lo deprisa que crecen los bebés. Es cierto que no necesitan casi ropa, y hay cosas que se quedan casi sin estrenar, pero entre lo que nos han prestado y regalado, prácticamente no hemos tenido que comprar nada de ropa. Y es un ahorro que se agradece.

Cremas, geles y pañales. Algunos de nuestros amigos y familiares que ya son padres nos regalaron de este tipo de cosas y vienen genial (cómo se nota la experiencia). Pañales de la talla 2 ni tuvimos que comprar casi, y cremas hidratantes y para el pañal, tampoco hemos comprado todavía. También es verdad que la niña tiene una piel a prueba de bombas y no le irrita ninguna marca de pañal, y las cremas que nos han regalado le van bien.

La bañera. Este fue un regalo también, pero dio la casualidad que nos regalaron justo la que queríamos. Es la bañera Flexibath de Stokke. En el baño no teníamos sitio para una bañera con patas, y ésta se queda plegada y no ocupa casi espacio. También nos regalaron el adaptador para recién nacidos, que nos ha venido muy bien los dos o tres primeros meses.

La cómoda-cambiador. Mis padres nos regalaron los muebles del cuarto de Sofía, y les pedimos una cómoda Malm de cuatro cajones del Ikea, le pusimos una colchoneta/cambiador encima y ya está. Cuando la peque crezca, seguimos teniendo una cómoda con muchísima capacidad. Y todavía la cambiamos el pañal ahí, sin dolores de espalda ni nada.

Sacaleches. Sobre todo los dos primeros meses, con las dificultades que tuvimos en el establecimiento de la lactancia, me vino genial para las ingurgitaciones y mastitis varias. Es el Swing de Medela, es eléctrico y no me hace nada de daño (con los manuales veía las estrellas) y me saco bastante leche en 10 minutos.

Y en la siguiente entrada hablo de las cosas poco útiles y las sorpresas, que me está quedando un poco larga.

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