Primavera
Advierto que este va a ser un post de esos horribles de esto me gusta, esto no me gusta. Avisados estáis.
Sé que siempre me adelanto mucho a los acontecimientos, pero con el tiempo que ha estado haciendo no es de extrañar. El otro día estaba terminando de fumar un piti antes de entrar al supermercado, recostada en la pared, al solete, haciendo honor a las veces que me llaman lagartija, y pensé ¡Coño, si ya estamos en Marzo! Dentro de nada primavera...
La primavera es una época que me produce sentimientos contradictorios. Por una lado me gusta. Lo que más es que los días ya son más largos. Nadie se puede imaginar lo que hecho de menos el sol en invierno, con tan pocas horas no me llega. Me gusta que haga más calor. Me encanta no tener alergia (joderos, cabrones. ¡jejejej!). Me gusta ver el campo verde, las flores, el olor a primavera... (No se desconecten. No hemos pasado a publicidad. Esto no es un anuncio de compresas. Seguimos en el blog de Ana).
Y ahora lo que no. Invariablemente la primavera es una época de bajón. O por lo menos es inevitable que a mi me dé uno, casi siempre físico, que se soluciona con jalea (si, yo me jaleo), y a veces también moral (o emocional), que es más complicadillo. Este año me parece que va venir fuerte porque ya he cambiado a Ok Go por Muse y al mago Rincewind por vampiros múltiples... Ufff!!! Voy a tener que hacer algo. Otro de los horrores de la primavera, que parece incompatible con lo anterior (pero no), es que la sangre altera. ¡¿Más todavía?! ¿No están mis hormonas suficientemente revolucionadas ya? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Quién me pone la pierna.... Emmmm... Vale, ya.
Por cierto, como pequeña reseña diré que ayer me enamoré de Les Luthiers. Fue mi primera vez en vivo. Lo que más gracia me hizo fue mi sensación de estupor durante las dos horas, por ver a cinco señores (mayorcitos ya), vestidos de smoker, con pinta de respetables, haciendo semejantes chorradas y con tanta energía en el cuerpo. No había llorado tanto de risa desde que vi por primera vez a Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes en sus monólogos. Os dejo el primer corte que vimos ayer: El sendero de Warren Sánchez. Achicoria.
Parte 1
Parte 2
Sé que siempre me adelanto mucho a los acontecimientos, pero con el tiempo que ha estado haciendo no es de extrañar. El otro día estaba terminando de fumar un piti antes de entrar al supermercado, recostada en la pared, al solete, haciendo honor a las veces que me llaman lagartija, y pensé ¡Coño, si ya estamos en Marzo! Dentro de nada primavera...
La primavera es una época que me produce sentimientos contradictorios. Por una lado me gusta. Lo que más es que los días ya son más largos. Nadie se puede imaginar lo que hecho de menos el sol en invierno, con tan pocas horas no me llega. Me gusta que haga más calor. Me encanta no tener alergia (joderos, cabrones. ¡jejejej!). Me gusta ver el campo verde, las flores, el olor a primavera... (No se desconecten. No hemos pasado a publicidad. Esto no es un anuncio de compresas. Seguimos en el blog de Ana).
Y ahora lo que no. Invariablemente la primavera es una época de bajón. O por lo menos es inevitable que a mi me dé uno, casi siempre físico, que se soluciona con jalea (si, yo me jaleo), y a veces también moral (o emocional), que es más complicadillo. Este año me parece que va venir fuerte porque ya he cambiado a Ok Go por Muse y al mago Rincewind por vampiros múltiples... Ufff!!! Voy a tener que hacer algo. Otro de los horrores de la primavera, que parece incompatible con lo anterior (pero no), es que la sangre altera. ¡¿Más todavía?! ¿No están mis hormonas suficientemente revolucionadas ya? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Quién me pone la pierna.... Emmmm... Vale, ya.
Por cierto, como pequeña reseña diré que ayer me enamoré de Les Luthiers. Fue mi primera vez en vivo. Lo que más gracia me hizo fue mi sensación de estupor durante las dos horas, por ver a cinco señores (mayorcitos ya), vestidos de smoker, con pinta de respetables, haciendo semejantes chorradas y con tanta energía en el cuerpo. No había llorado tanto de risa desde que vi por primera vez a Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes en sus monólogos. Os dejo el primer corte que vimos ayer: El sendero de Warren Sánchez. Achicoria.
Parte 1
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