viernes, 11 de enero de 2008

Pienso, luego... ¿doy vueltas en la cama?

Muchas veces damos por supuesto que los demás saben lo que hay dentro de nuestra cabeza. Lo hacemos todos, sin excepción. Porque, si para mí está perfectamente claro, ¿cómo no lo va a estar para los demás? Llamémoslo egocentrismo, incapacidad empática o egoísmo, pero es simplemente que ver las cosas desde el punto de vista de uno mismo es mucho más fácil que desde otras perspectivas.

¿Cómo no se va a enterar de lo cabreada que estoy si me salen chispas por las orejas? Y encima se enfada porque le he contestado mal... ¿pero no ve que estoy hecha una furia? Es muy fácil olvidar que la otra persona no sabe lo que sientes si tú mismo no se lo dices. Para bien o para mal.

Si me siento insegura la culpa es mía. Me gustaría saber muchas cosas, pero no quiero meterme en lo que no me incumbe. Me gustaría descargar mis inquietudes, pero no es un buen momento y no quiero que nadie cargue con ellas. Me gustaría ser capaz de hablar de todo esto sin que suene a reproche. Me gustaría que alguien entendiese lo que quiero decir, pero lo veo complicado, porque es difícil saber de qué va el asunto si no se está en mi mente. Me gustaría saber por qué estoy escribiendo estas gilipolleces a estas horas. Me gustaría dormir después de haberme desahogado un poco aquí.

Y todo es culpa de ese puntito de inseguridad que nos amenaza desde algún rincón a todos.

Fin del momento autoterapia.

La cercanía del examen me sienta peor de lo que pensaba.

2 comentarios:

Quico dijo...

Con permiso,

Algunas formas de actuar de la gente son a veces de lo más extrañas, y efectivamente, no las entendemos, pero como tú dices las nuestras también lo son. Somos egocentristas por naturaleza y por ello, porque muchas veces somos capaces de ser conscientes de ello, nos tenemos que esforzar en intentar entender lo que los demás llevan en su cabecita por muy extraño que nos pueda parecer y aceptarlo, aunque esto cuesta una barbaridad por supuesto. Cada uno es un mundo y tiene perspectivas diferentes para ver las cosas. Como dices también, nos cuesta mucho explicarlas a los demás y eso es un problema. Por ello, si los actos de otra persona que nos molestan no atentan claramente contra nosotros muchas veces mejor dejarlos pasar.

Un saludo.

Ana dijo...

¡Hola Quico!

Muito obrigada, señor. Un poco de comprensión siempre sienta bien :)

Tienes mucha razón en tu reflexión: si no nos tomásemos todo como un ataque personal (que muchas veces no lo es) seríamos mucho más felices.

Taluego!