lunes, 19 de septiembre de 2016

Seguimos porteando.

Casi un año después de esta entrada, quería volver a escribir sobre el porteo y nuestra mochila Emeibaby. Es cierto que tengo una bandolera, pero sólo la hemos usado puntualmente (creo que Dani no la ha usado nunca), así que la Emei es nuestro método de porteo desde hace casi un año y medio.

A partir de los seis meses la chiquinina empezó a aceptar mucho más el carro, al ir sentada y no tumbada. Sobre el año la empezamos a llevar de cara a la marcha, con lo que iba mucho más entretenida y aguantaba un poco más, pero la Emeibaby ha sido nuestra salvación en algunas situaciones. Por ejemplo cuando nos quedamos sin carro casi un mes mientras nos arreglaban el freno que se rompió. O cuando hemos hecho turismo.

He hecho cosas que no pensaba que pudiera hacer porteando, como una analítica de sangre con la peque durmiendo en la mochila. Aprendí a darle la vuelta y ponérmela a la espalda con este vídeo, lo que me facilitó mucho el hacer cosas en casa cuando ya podía ir a la espalda. Incluso he llegado a estudiar la oposición con la niña dormida en la mochila a mi espalda, haciendo resúmenes y todo (una pena que al incorporarme a trabajar no me diera la vida pa tó). Durante todo el invierno pasado nos vino genial el cobertor que compramos, muy calentito e impermeable, para poder usar la mochila también esos meses. Este invierno, como ya pide mucho andar, la usaremos con su propio abrigo, aunque el ajuste es peor ella ya no necesita ir tan ajustada como cuando no se sostenía bien.

Y con quince meses que empezó a andar, cada vez quiere menos el carro. Es cierto que es muy andarina, le gusta mucho andar, pero no deja de ser un bebé de menos de un año y medio que se entretiene con nada y va a su ritmo. Seguimos haciendo la compra con la mochila. Y este verano hemos viajado a Escocia diez días sin carro, con la mochila a tope, se ha echado unas siestas en la mochila de impresión mientras turisteábamos. Le sigue gustando ir a ratos en su mochila y sigue siendo mucho más cómodo llevar nueve kilos y medio a la espalda que en brazos. Es verdad que yo empiezo a notar el peso si es mucho tiempo. Por ejemplo, más de dos o tres horas me empieza a doler la espalda en la zona lumbar. También es por una cuestión postural mía, porque me pasa igual si estoy muchas horas caminando, pero con el peso de la niña se intensifica. Al final es que ya es casi el 20% de mi peso, y algo se tiene que notar.

En fin, que la mochila ha sido una de las mejores inversiones que hemos hecho desde que somos padres, y seguro que todavía nos queda tiempo para seguir disfrutándola.


El invierno pasado calentita con el cobertor. 

Con papá delante, paseo por el campo. 

Estas vacaciones viendo castillos escoceses. 

Con papá a la espalda. 

Más turismo con papá a la espalda. 

Le da igual delante que a la espalda
para una buena siesta. 

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