Vuelta a casa (y en nada a la rutina).
Aunque todavía nos queda hoy y mañana para descansar, ya estamos de vuelta de las vacaciones, muy a mi pesar. El viaje por Escocia ha sido una pasada. No pensé que me iba a gustar tanto, y nos ha salido todo a pedir de boca, a pesar de ser un viaje en modo experto, road trip conduciendo invertido y con bebé...
Aparte de los paisajes y la naturaleza impresionante que hemos visto, y todos los castillos y ciudades con su historia detrás, me ha gustado mucho lo amables que sin los escoceses, nada que ver con las historias que cuenta la gente de sus visitas a Londres. Otro de mis miedos era no entendernos bien, por el acento cerrado que tienen, pero en cuanto se dan cuenta de que no eres angloparlante, hablan mucho más claro y despacio para que se les entienda bien. También me ha flipado lo family friendly que es el país. En todos los alojamientos, hasta en los Bed and Breakfast y Guest House, tenían cuna y trona. En todos los sitios donde hemos comido tenían una trona, hasta en los pueblos perdidos de las Highlands, con cubiertos y vasos de plástico para los peques y en casi todos había comida para niños. También tienen cambiadores de bebé en casi todos los baños públicos. En el único sitio donde tuvimos problema fue en un pub en las afueras de Edimburgo y porque ya era tarde, como las nueve, y nos dijeron que no podíamos estar con la niña.
Para carrito no está muy adaptado, sobre todo lo que nosotros hemos visto, por las Highlands y los castillos, pues no es muy cómodo, aunque tampoco me he fijado mucho en ese sentido, porque como íbamos con la mochila, pues andábamos libremente por todas partes. La peque nos ha dejado alucinados en este viaje. Aparte de portarse como una mayor, aguantar todo el tute de estar todo el día por ahí y dormir casa noche en una cama diferente, ha andado un montón. Parece mentira que se haya soltado a andar hace un mes. Muchos ratos quería ir ella sola, ni mochila ni ná.
Con el coche a principio ha sido un poco show, por lo de conducir por la izquierda, pero cuando te acostumbras no es tan complicado. Tener coche nos ha dado mucha libertad para ir donde nos ha apetecido, y con la niña también ha sido una ventaja porque se echaba las siestas cuando íbamos de un sitio a otro. A mí me daba reparo que lo pasara mal con tanto coche, pero lo ha llevado muy bien, con un poco de ayuda de la Patrulla Canina, también es verdad.
En fin, que nos ha salido un viaje genial, ya iré haciendo un diario por etapas estos días, por si le sirve a alguien la información. Lo mejor (casi) ha sido que el último día ya hemos empezado a planificar el siguiente :D
En fin, que el lunes nos espera la dura vuelta al trabajo. Por lo menos nos podemos consolar y disimular un poco la depresión posvacacional con las fiestas patronales, que son esta semana.
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