miércoles, 31 de enero de 2007

Esas profesiones (o la erótica del...)

En primer lugar me gustaría dedicarle esta pequeña reflexión a mis amigas, en especial a María (por descubrirme a Pacopé) y a Mariajo. También a todas aquellas mujeres que no tienen todo el mambo que quisieran, porque no encuentran al hombre (o mujer) adecuado o porque le han encontrado pero él no las encuentra a ellas (¿y este trabalenguas?). Debo advertir que lo que viene a continuación puede ser perjudicial para la salud física y mental de las que estén en dicha situación. (Nota: Es que han sido los Goya hace poco y me hacía ilusión sentirme como Pe. ¡Pedroooooooooo!!!!!)

Pues allá voy: ¿Por qué será que hay ciertas profesiones que tienen una erótica intrínseca? Nos
fijamos en ciertos hombres sólo por que tienen un trabajo determinado, y si no se dedicaran a eso seguramente ni los miraríamos por la calle. ¿Por qué? Me pregunto. Es lo que mis amigas y yo denominamos "La erótica del..." (bombero, camarero, cantante, etc.) Está claro que la fama y nuestra imaginación tienen que ver mucho. Véase el ejemplo del mundo del artisteo en general: actores, músicos, cantantes, presentadores de televisión...

Pero también ocurre con otras profesiones que no tienen que ver con el famoseo. Por ejemplo los bomberos. Qué tendrán que a casi todas las mujeres del mundo les gustan, aunque no sean especialmente guapos en particular (no les hacen casting en la oposición ¿no?). Eso sí, tienen unos cuerpazos de escándalo y encima ahora hacen
calendarios en pelotillas prácticamente. ¿Qué es lo que pretenden? ¿Que nos de un infartoooo? ¿Eiiinnnn? En fin, supongo que les atribuimos tantas cualidades buenas (fuerza, valor, entrega, solidaridad...) que es imposible no sentirse atraído por alguien con esos atributos. ¡Ejem!

Otra de esas profesiones "no famosas" son los camareros. Sí, seguro que el 90% de las mujeres se ha sentido atraída por un camarero (de discoteca, de pub...) alguna vez en su vida. Yo lo reconozco: hay un camarero en mi vida. Y estoy deseando que salga de ella porque me está volviendo más loca de lo que ya estoy. También podría hablar de los médicos (no voy a hacer un chiste fácil sobre jueguecitos), que si son jóvenes y llevan pijama verde le pierden a más de una. Los profesores jóvenes son otro de los ejemplos que me vienen a la mente. ¿Qué tendría el profesor Adarraga de la facultad que le gustaba a tantas de sus alumnas? ¿Ser joven entre tanto carcamal? Y cómo olvidar a los surferos. Ésta no es una profesión, pero ese estilismo... ese verles por la playa de Bolonia cargando con la tabla... ese moreno camionero... esos cuerpos serranos... Aunque no sean guapos, da lo mismo: tienen su erotismo intrínseco.

Buiiiiino, pues pasemos a la carnaza, porque donde no hay discusión es en la erótica de los actores, músicos y artistas en general. Ya sé que hay universales, como el bendito de Hugo Silva (véase foto, uyuyuyuyuuuuuyyyy) que le debieron hacer con mucho amor sus padres, o Jesús Vázquez, Juan Diego Botto, Ernesto Alterio, Santi Millán, Unax Ugalde... por poner ejemplos nacionales (carnaza ibérica). Pero ¿y en la música? Ahí el físico no es tan importante y triunfan tanto o más que los actores entre las nenas. ¿Qué tiene Iván Mur, que me parece lo más sexy que ha parido madre si objetivamente no es guapo? ¿Será esa voz profunda? ¿Será esa mirada intensa? No me lo explico.

¿Y qué decir de los humoristas? Bueno, ya es conocida mundialmente (casi) mi fijación con Ernesto Sevilla. Sí, no lo puedo remediar, me pone una barbaridad, pero ya se me pasará en algún momento. Éste es más inexplicable todavía porque ni siquiera es sensual (o sexy, como se prefiera), es un gañanazo, le encanta gritar, tiene cabezón y se ha dejado un bigote que parece del E
ZLN. Pero cada vez que oigo esa voz profunda o veo esa boca y esos ojos tristones es que me derrito, le comería enterito (¡Ya está! Ya he terminado con Ernesto. ¡Juro no volver a hablar más de él! ...en este post). Pero esto no me pasa sólo a mí, ni con este humorista en particular. Las hay locas por Joaquín Reyes, por Luís Piedrahita, por Quequé o por Buenafuente (Sí, haberlas hailas). ¿Por qué? ¿Será porque nos hacen reír y esa es una de las cosas más importantes de esta vida? ¿Será porque inconscientemente sabemos que para hacer humor hace falta un nivel intelectual importante y nos gustan los tíos listos? ¿Será que estoy gilipollll... imbécil y ya no sé ni lo que digo?

Creo que no ha sido buena idea escribir sobre este tema. Ahora tengo más dudas que antes y encima me estoy poniendo malita de tanto pensar en hombres ¿Será que estás necesitada, Ana? Será eso. Será.

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