viernes, 4 de abril de 2014

Viaje a Tokio (V): Excursión al monte Fuji.

Qué mejor manera de empezar Abril que lloviendo como si no hubiera un mañana :( que posteando sobre el viaje a Japón. Sobre todo cuando es por petición de mi maridito :P

Cuando estábamos preparando el viaje, Dani comentó que quería ir a hacer una visita al monte Fuji. En un principio nos planteamos hacerlo por nuestra cuenta, pero después de visitar muchas páginas en busca de información, me parecía un poco complicado (que no imposible). Después descubrí una excursión con un guía en castellano en la página rutafujitours.tk y nos pareció más cómodo, aunque fuera un poco más caro que hacerlo por nuestra cuenta. Lo reservamos antes de ir para el martes día 12 de Noviembre.

Así que el martes nos levantamos prontito en Tokio porque habíamos quedado con Augusto, nuestro guía, en la estación de Shin-Fuji. Salimos a las siete del hotel, y vamos en metro hasta Tokyo Station, una vez más. Desayunamos un poco en la sala de espera y cogemos a las ocho el shinkansen de Tokaido. Al salir de la estación en Shin-Fuji nos enteramos que el JR pass del área de Kanto no vale para el shinkansen de Tokaido. Mala suerte o un poco de torpeza por mi parte porque no me dí cuenta que lo ponía en las condiciones del JR pass... Al final el tuvimos suerte y el revisor no nos hizo pagar el billete. Nos debió de ver caras de demonios gaijin confusos. En fin.

A las nueve está Augusto esperándonos con otra pareja con los que haremos la excursión. El día allí está nublado y hace bastante frío. Nos lleva nuestro guía en un coche de siete plazas. Primero vamos al santuario Fujinomiya Sengen Taisha y los manantiales Wakutama. En el templo compramos una tablilla con el Fuji de fondo y en los manantiales bebemos agua purificada por el Fuji. Augusto nos explica que el agua de esos manantiales ha pasado siete años filtrándose a través de las rocas del monte y por eso son tan puras y transparentes.

En el templo.

Compramos un Ema de éstos como recuerdo.

Omikujis.

Dani purificándose con las aguas del Fuji.

El estanque parece un espejo.

El puente sobre el estanque.

Después de unas cuantas fotos y explicaciones, seguimos hasta las cataratas de Shiraito y Otodome. Durante los trayectos Augusto nos va contando cosas de la cultura japonesa, ya que lleva muchos años viviendo allí. También, cerca de las cataratas nos lleva a ver unos cuantos comercios donde venden productos típicos.



Después vamos a dar un paseo por el bosque de los suicidas. Nos cuenta antes de entrar lo que significan las cintas rojas que vemos atadas de vez en cuando a los árboles: como en el bosque es muy fácil perderse, la gente que no está segura de si suicidarse, ata cintas para poder volver si así lo decide. También nos cuenta que el ejército entra una vez al año a recuperar los cuerpos de los suicidas, y que en ocasiones los excursionistas que van por la zona se han encontrado un cuerpo. Después de eso, yo que soy una cagona que se sugestiona por menos de nada, ya voy acongojada y paso un mal rato en el dichoso bosque, que por otro lado es bastante bonito. Es curioso porque el bosque se formó después de una erupción y el suelo es todo como piedra pómez. Además está cubierto por una capa de hojas secas. Si no fuera por los suicidas sería muy bucólico. Al final del tramo que hicimos había un cartel ofreciendo ayuda a los posibles suicidas, parecido al que vimos en el Golden Gate.





Después de dar el paseo y de que nos nieve (!) unos pocos copos, nos vamos a la cueva de hielo. Nos cuenta nuestro guía que cada mes Enero la llenan con hielo y permanece con el hielo todo el año, incluso en verano.

La entrada a la cueva de hielo.

El hielo que en Noviembre todavía queda, desde Enero.

Como ya es mediodía, nos llevan a comer a un Kappa Sushi, ya que la comida está incluida en la excursión. Comemos sushi muy rico y es curioso el sitio porque la comida viene hasta la mesa en un shinkansen en miniatura. Dani, a pesar de ser tan especialito, come nigiris de hamburguesa y tempura de calamar.

Pantalla donde se hacen los pedidos, que llegan en el minishinkansen.

Nigiri de hamburguesa (o algo) para Dani.

Con la panza llena, vamos a ver uno de los lagos, de los cinco que le dan nombre a la zona, el Kawaguchi. Se empieza a intuir el Fuji, pero nos esperaban mejores vistas más adelante, a pesar de que casi habíamos perdido la esperanza de verlo en su totalidad. Augusto nos explicaba que el clima cambia muy rápido en esa zona, pero nos costaba creer que se fuera a despejar la cosa, con lo nublado que estaba.

El lago kawaguchi, con sus típicos pedales de patos.

Se empezaba a intuir el espectáculo.

El paseo por la orilla también era bonito.
Desde allí vamos a la aldea tradicional, que es una aldea que fue reconstruida tras un corrimiento de tierra, y ahora es un museo al aire libre y enseña cómo se vivía en la zona. Nosotros no nos atrevemos, pero la pareja con la que vamos se visten con trajes de samurai y con kimono. Nos invitan también a un té de cebada calentito, que no está muy bueno, pero viene bien con el frío que hace. Por fin se empiezan a levantar las nubes y podemos ver el Fuji, y ahí empieza el festival de fotos al monte. Es tan impresionante que parece casi de mentira y me recuerda a la sensación que tuve cuando vi el Gran Cañón.





Terminamos el recorrido visitando otros tres de los cinco lagos, haciendo docenas de fotos hasta que se nos va la luz y se nos hace de noche.

Desde el lago Shoji.

Desde el lago Sai.
Nuestro guía nos enseñó que la vista desde ese lago es la que se puede ver en los billetes de mil yenes: el billete y el detalle de la foto.




Y al final le tuvimos que decir adiós al Fuji, con bastante pena, eso sí.


Augusto nos lleva de vuelta a la estación de Shin-Fuji y desde allí cogemos el shinkansen de vuelta a Tokio. Nos vamos con muy buenos recuerdos y con la sensación de haber aprovechado muchísimo el día, viendo un montón de cosas que por nuestra cuenta no habríamos podido ver en un solo día.

Terminamos el día cenando en un restaurante alemán cerca del hotel, con unas salchichas y unas cervezas de por medio. Nos vamos a la cama cansados pero muy satisfechos con el día. Ya se nos ha terminado el JR pass de Kanto, así que los siguientes días los vamos a dedicar a ver Tokio, empezando por el palacio imperial, al día siguiente.

Para ver las otras entradas sobre el viaje:

Preparativos y presupuesto.
Viaje y llegada a Tokio.
Parque Yoyogi, templo Meiji-Jingu y Harajuku.
Nikko.
Excursión al Monte Fuji.
El palacio imperial, Ginza y Shibuya.
Shinjuku, Tokyo Government Building, Tokyo Tower y Roppongi.
Akihabara y Museo Edo-Tokyo.
Asakusa, Ueno y Shibuya.
Vuelta, resúmen y consejos.

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