¿Alcorconera, yo?
Me diría a mí misma que no está el horno para bollos y que siempre me paso de la raya anticipando las cosas que pueden pasar.
Desde hace unos cuantos años me he acostumbrado a intentar no anticipar las cosas, tanto las buenas como las malas. Esta estrategia suele dar como resultado una vivencia más tranquila del día a día. Pero (siempre hay un pero, estoesasín) me cuesta mucho llevarlo a cabo, entre otras cosas porque soy demasiado soñadora.
Me gusta soñar despierta, creo que ya lo había comentado antes, pero me repito. Es una actividad que me crea mucha satisfacción (léase gustico) en el momento, pero a medio-largo plazo te puede dar alguna decepción que otra, y por eso cada vez lo practico menos. O me obligo a practicarlo menos. Me intereso más por lo que ocurre en mi día a día que por lo que podría pasar o por lo que podría haber pasado si...
En fin, estoy divagando y no llego a ninguna conclusión lógica.
El caso es que últimamente estoy quebrantando un poco mis propias normas. Me suele pasar cuando me ilusiono mucho con algo. Me pasaba mucho antes de hacer el examen del PIR. Me imaginaba a mí misma trabajando en un hospital, ayudando a la gente a ser más feliz, en Madrid, independiente, compartiendo piso con Mari y Vane (un piso en la Latina, en Tribunal, en cualquier callejuela del centro)... Y llegó el PIR y, por supuesto, no tiene nada que ver con lo que yo fantaseaba. Es increíble, una de las mejores experiencias de mi vida, pero completamente diferente.
Y lo que quería contar no era esto, pero viene al caso.
Ayer por la tarde, el tío de Dani se metía de cachondeo conmigo y me preguntaba cuando me iba a empadronar en Alcorcón. Me hizo mucha gracia, sobre todo porque esa idea ronda cada vez más a menudo mi cabeza. No la idea de empadronarme, sino la posibilidad de vivir allí. Y esa broma, cómosonlascosasfíjatetú, me hizo ser consciente de ello. Y me enfadé un poco conmigo.
Me enfadé porque había estado pensando (sin ser consciente de ello) que tampoco tardaría tanto desde allí hasta el hospital, que allí los alquileres son más baratos que en la Latina, en Tribunal o en cualquier callejuela del centro, que echaría mucho de menos las lentejas de mi madre, que últimamente salgo más por allí que por el centro, que...
Y me acordaba de alguien diciéndome No, si al final acabarás viviendo en Alcorcón. Y yo respondiendo ¿¿¿Yoooo??? ¿En Alcorcón , yooo? Pero qué dices. Si, claro. Vamos, ni de puta coña... Y ahora sonrío cuando me acuerdo de esas conversaciones*.
El caso es que me parece que siempre me paso anticipando las cosas, y que debería pensar más en las necesidades de los demás y menos en mis fantasías tontas, porque está claro que el futuro nunca es como lo imaginas.
* También recuerdo que me decían, hace muchos meses, Bueno, ya dentro de nada te irás a vivir con Dani ¿no? Y la cara de susto que se me ponía no tenía precio. Ahora parece ser que se me ha pasado el susto XD
Desde hace unos cuantos años me he acostumbrado a intentar no anticipar las cosas, tanto las buenas como las malas. Esta estrategia suele dar como resultado una vivencia más tranquila del día a día. Pero (siempre hay un pero, estoesasín) me cuesta mucho llevarlo a cabo, entre otras cosas porque soy demasiado soñadora.
Me gusta soñar despierta, creo que ya lo había comentado antes, pero me repito. Es una actividad que me crea mucha satisfacción (léase gustico) en el momento, pero a medio-largo plazo te puede dar alguna decepción que otra, y por eso cada vez lo practico menos. O me obligo a practicarlo menos. Me intereso más por lo que ocurre en mi día a día que por lo que podría pasar o por lo que podría haber pasado si...
En fin, estoy divagando y no llego a ninguna conclusión lógica.
El caso es que últimamente estoy quebrantando un poco mis propias normas. Me suele pasar cuando me ilusiono mucho con algo. Me pasaba mucho antes de hacer el examen del PIR. Me imaginaba a mí misma trabajando en un hospital, ayudando a la gente a ser más feliz, en Madrid, independiente, compartiendo piso con Mari y Vane (un piso en la Latina, en Tribunal, en cualquier callejuela del centro)... Y llegó el PIR y, por supuesto, no tiene nada que ver con lo que yo fantaseaba. Es increíble, una de las mejores experiencias de mi vida, pero completamente diferente.
Y lo que quería contar no era esto, pero viene al caso.
Ayer por la tarde, el tío de Dani se metía de cachondeo conmigo y me preguntaba cuando me iba a empadronar en Alcorcón. Me hizo mucha gracia, sobre todo porque esa idea ronda cada vez más a menudo mi cabeza. No la idea de empadronarme, sino la posibilidad de vivir allí. Y esa broma, cómosonlascosasfíjatetú, me hizo ser consciente de ello. Y me enfadé un poco conmigo.
Me enfadé porque había estado pensando (sin ser consciente de ello) que tampoco tardaría tanto desde allí hasta el hospital, que allí los alquileres son más baratos que en la Latina, en Tribunal o en cualquier callejuela del centro, que echaría mucho de menos las lentejas de mi madre, que últimamente salgo más por allí que por el centro, que...
Y me acordaba de alguien diciéndome No, si al final acabarás viviendo en Alcorcón. Y yo respondiendo ¿¿¿Yoooo??? ¿En Alcorcón , yooo? Pero qué dices. Si, claro. Vamos, ni de puta coña... Y ahora sonrío cuando me acuerdo de esas conversaciones*.
El caso es que me parece que siempre me paso anticipando las cosas, y que debería pensar más en las necesidades de los demás y menos en mis fantasías tontas, porque está claro que el futuro nunca es como lo imaginas.
* También recuerdo que me decían, hace muchos meses, Bueno, ya dentro de nada te irás a vivir con Dani ¿no? Y la cara de susto que se me ponía no tenía precio. Ahora parece ser que se me ha pasado el susto XD
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