¿Exhibicionismo o desahogo?
El otro día fuí consciente por primera vez que mis post se pueden leer por ahí, por gente desconocida (guiño-guiño). No es algo que me haya parado a pensar nunca.
En algún momento y en algún lugar, de esto tan inabarcable que me parece Internet, he leído que los blogs se deben escribir sin pensar en los posibles lectores. Tiene sentido, porque es imposible satisfacer a todo el mundo, y si lo intentas lo más probable es que el menos satisfecho seas tú mismo. Como la vida misma, vamos. En mi caso no creo que a nadie le interesen mucho mis disquisiciones, y alguna vez ni siquiera soy consciente de que amigos íntimos me leen (o eso dicen), pero me interesan a mí. Son cosas que algún día me gustará releer y pensar "¡Qué tonterías me preocupaban en aquella época!" o "Ya no recordaba lo que me gustaba ese vídeo o aquella canción".
Cuando empecé a escribir aquí lo hice por dos razones: 1) porque pensaba que me iba a ir de Madrid y así tendría una forma cómoda de mantener informados de mis andanzas a amigos y familiares, y 2) porque necesitaba una vía de escape, un sitio para desahogarme y no volver loca a Vane con mis temas recurrentes de conversación. Por ejemplo, me desquito contando lo que me pasó ayer y así esta tarde si la veo podemos hablar de cualquier cosa y no tiene que aguantar mis peripecias chanantes:
Estaba anoche tirada en el sillón leyendo el periódico mientras veía CSI, cuando oigo a mi madre decir: Joder, qué feo está este hombre con bigote. Parece Freddie Mercury. He levantado la vista del periódico y he visto esto. Sí, el agente casposo de Las Vegas queriendo ser Rhett Butler.
He pensado: madremía, más bigotes no, por favor. Pero a mi madre le he contestado: Es moda, mamá. (Porque en mi casa no se dice que algo es moderno o está de moda. Se dice "Es moda". Y ya).
Y mi madre: Pues será todo lo moda que quieras, pero le queda horrible. Como al Ernesto ese que fuimos a ver los monólogos, que parecía Burt Reynolds...
Y yo he dicho: No te imaginas hasta que punto.
Mi madre me ha mirado con su cara habitual de "estás como una cabra, hija". No debe haber visto ese programa en concreto.
Y yo he pensado: No me tires de la lengua, madre, no me tires de la lengua...
Y más tarde, desafiando al sueño y las cabezadas, viendo un ratillo de Cuatrosfera, después de haber estado un buen rato cagándome en la madre de Pau Donés (que debería hacerse coleguita de Ramoncín), me encuentro con un par de vídeos que no hacen sino alimentar mi obsesión aún más. Hay que joderse. 1) Joaquín con Ernesto más cocido que una acelga. Este es de los míos, no puede disimular un par de cañas de más. Lo que pasa es que yo grito por tíos buenos gays. :vergüenza: (2) Ojete Calor e Ignatius Farray (aka Loco de las Coles). Qué grande es Carlos, cagüendiez.
Esto ya es la leche. Ernesto, deja de promocionar colegas en tu programa de una vez. Qué jeta que tienes, coño. Así no hay manera de intentar centrarse en otras cosas.
Joder, qué tocho he soltado. Yo que me estaba reformando...
En algún momento y en algún lugar, de esto tan inabarcable que me parece Internet, he leído que los blogs se deben escribir sin pensar en los posibles lectores. Tiene sentido, porque es imposible satisfacer a todo el mundo, y si lo intentas lo más probable es que el menos satisfecho seas tú mismo. Como la vida misma, vamos. En mi caso no creo que a nadie le interesen mucho mis disquisiciones, y alguna vez ni siquiera soy consciente de que amigos íntimos me leen (o eso dicen), pero me interesan a mí. Son cosas que algún día me gustará releer y pensar "¡Qué tonterías me preocupaban en aquella época!" o "Ya no recordaba lo que me gustaba ese vídeo o aquella canción".
Cuando empecé a escribir aquí lo hice por dos razones: 1) porque pensaba que me iba a ir de Madrid y así tendría una forma cómoda de mantener informados de mis andanzas a amigos y familiares, y 2) porque necesitaba una vía de escape, un sitio para desahogarme y no volver loca a Vane con mis temas recurrentes de conversación. Por ejemplo, me desquito contando lo que me pasó ayer y así esta tarde si la veo podemos hablar de cualquier cosa y no tiene que aguantar mis peripecias chanantes:
Estaba anoche tirada en el sillón leyendo el periódico mientras veía CSI, cuando oigo a mi madre decir: Joder, qué feo está este hombre con bigote. Parece Freddie Mercury. He levantado la vista del periódico y he visto esto. Sí, el agente casposo de Las Vegas queriendo ser Rhett Butler.
He pensado: madremía, más bigotes no, por favor. Pero a mi madre le he contestado: Es moda, mamá. (Porque en mi casa no se dice que algo es moderno o está de moda. Se dice "Es moda". Y ya).
Y mi madre: Pues será todo lo moda que quieras, pero le queda horrible. Como al Ernesto ese que fuimos a ver los monólogos, que parecía Burt Reynolds...
Y yo he dicho: No te imaginas hasta que punto.
Mi madre me ha mirado con su cara habitual de "estás como una cabra, hija". No debe haber visto ese programa en concreto.
Y yo he pensado: No me tires de la lengua, madre, no me tires de la lengua...
Y más tarde, desafiando al sueño y las cabezadas, viendo un ratillo de Cuatrosfera, después de haber estado un buen rato cagándome en la madre de Pau Donés (que debería hacerse coleguita de Ramoncín), me encuentro con un par de vídeos que no hacen sino alimentar mi obsesión aún más. Hay que joderse. 1) Joaquín con Ernesto más cocido que una acelga. Este es de los míos, no puede disimular un par de cañas de más. Lo que pasa es que yo grito por tíos buenos gays. :vergüenza: (2) Ojete Calor e Ignatius Farray (aka Loco de las Coles). Qué grande es Carlos, cagüendiez.
Esto ya es la leche. Ernesto, deja de promocionar colegas en tu programa de una vez. Qué jeta que tienes, coño. Así no hay manera de intentar centrarse en otras cosas.
Joder, qué tocho he soltado. Yo que me estaba reformando...