miércoles, 31 de diciembre de 2014

Llegando al final de año.

Se termina el año y es tiempo de reflexión. Ha sido un año de muchas... cosas. Mmmm... Sip. Perdonen ustedes mi excelsa capacidad de comunicación, pero no encuentro cómo describirlo. Han pasado mogollón de cosas. Unas buenas, otras regulares, algunas muy felices y alguna muy triste. En fin, un poco de tó y que vivan las montañas rusas emocionales.

Ha sido el año que empezó con la llegada de la conejina. Eso mola, porque aunque sea un poco siesa, está mu locuela y se quiere un montón con Paul, que es lo que nos importaba cuando la adoptamos. Ha sido el año de intentar quedarme embarazada, y conseguirlo justo el mes que menos lo estaba intentando... Gracias a Murphy y a las cervezas alemanas, que no sé que tendrán (de esto ya hablaré otro día, que da para una entrada). Ha sido el año en que me convertí en tía, y con un sobri tan guapo y tan salao, es algo muy bonito. Ha sido el año que mis padres, mi hermano y la chiquinina (y eso que todavía la llevo dentro) me han dado buenos sustos, en temas de salud, aunque por suerte se hayan quedado en eso... Ya les tengo amenazados para que no haya más sustos mientras esté embarazada, a ver si me respetan. Ha sido el año que descubrí lo mejor de mi trabajo (que básicamente es no tener que ir estando preñá). Ha sido un año de nacimientos, bodas, pérdidas, enfermedades, de crisis existenciales, de ver a gente que quiero ser muy feliz, y por desgracia ver a otros pasarlo regular.

En fin, que el año que viene seguramente vendrá cargadito también, aunque sólo le pido lo de todos los años: salud. Que mi familia esté bien, que nuestra chiquinina venga sana y podamos hacerla feliz, y poder seguir compartiendo buenos momentos con la gente que quiero. Y si me pongo un poco exquisita, virgencita, virgencita, que me quede como estoy (sobre todo en tema de estabilidad laboral, económica y emocional). Con eso ya será un año redondo.

Pues eso, que feliz año nuevo, que el 2015 nos traiga felicidad a raudales y muchas cosas buenas :)

¡¡¡A celebrarlo!!!

viernes, 26 de diciembre de 2014

Entre comilonas y festejos.

Parece mentira que ya haya pasado la Navidad. Ya estamos en plena vorágine de comilonas y festejos. Y yo teniendo que cuidar lo que como porque si no la matrona me abroncará en la próxima cita. Qué injusto. Lo pasé bien en Nochebuena con la familia política, con mi sobri guapo que parece mentira lo grande que está ya. Y lo pasé bien ayer comiendo con mi familia, viendo a mis tíos y primos, que les veo pocas veces al año, explicando a mi abuela que va a tener una bisnieta, comiendo fatal y acabando la comida en el centro de salud porque tengo un marido un poco flojo, pero fue un buen día en general.

Tengo ganas de que llegue esta tarde para que Dani por fin esté de vacaciones y poder disfrutar con él de una semana entera. Poder estar con él todas las horas del día es de lo que más me apetece siempre. Me encanta que disfrutemos siempre de estar juntos. También mola que vamos a aprovechar para mirar (y espero que concretar ya bastante) lo que necesitamos para la chiquinina, que a este paso nos va a pillar el toro. En unos días entro ya en el tercer trimestre, de hecho cuando estrenemos año yo estrenaré trimestre. Ainsss, ya escribiré sobre esto, pero la mezcla de acojone y ganas de tenerla en mis brazos es muy curiosa.

Y ná, que hoy es San Esteban, que es una festividad que deberíamos adoptar en todo el país, como Sant Jordi, porque a mí los canelones es que me chiflan. Yo creo que hoy me los voy a hacer para comer, aunque me salte un poco más todavía lo de cuidar lo que como... Pfffff... Mi matrona lo va a fliparrrrr el 14 de Enero. Y después de los canelones, a prepararnos para continuar con las comilonas y los festejos. Que sólo nos quedan cinco días de año. A ver cómo me sale el repaso de éste, seguro que algo eufórico, pero se me puede disculpar, estoy embarazada y hormonada hasta las trancas :P

Y ya.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Felices fiestas, o lo que sea...

Ayer por la noche fue el solsticio de invierno, lo que para mí es motivo de alegría todos los años, porque significa que ya queda menos para el verano, que los días ya no se puede hacer más cortos y que poco a poco van a aumentar las horas de luz. Y hoy estoy celebrando el día de la salud, porque sigo igual de pobre que todos los años... Pero bueno, por lo menos las personas que me importan y yo misma estamos sanos, lo que es de agradecer después de los sustos que nos han dado este año.

Hace unos días le preguntaba a Dani que cómo le vamos a explicar a la chiquinina que celebramos la Navidad cuando ninguno de los dos somos creyentes. Después nos acordábamos de nuestras navidades de pequeños, de lo importante que es la familia y los buenos recuerdos que guardamos sobre todo de esas reuniones con toda la familia. Así que él propuso eso, decirle que para nosotros es un momento de estar con la gente que queremos, y lo cierto es que es la puritita verdad.

Así que, celebren lo que celebren, y crean en lo que crean (o no), los conejos-vaca navideños les desean que pasen unas felices y familiares fiestas, y yo, ya que estoy, me uno a sus felicitaciones :P


PD: Este año la posproducción ha superado a la preproducción, porque los jodíos no se dejan :P
PD2: Ellos han sido los primeros en recibir los regalos navideños y les hemos montado casi un parque de atracciones en la habitación con los juegos que les hemos comprado. Deben haber sido unos conejines buenos.
PD3: Intentaré pasarme por aquí antes del 2015.

lunes, 15 de diciembre de 2014

En la línea de salida.


Este fin de semana hemos dado comienzo a los festines navideños, celebrando la tradicional comida de Navidad con el grupo de amigos. Hace ya unos años que nos adelantamos un poco en las fechas para no tener muchos problemas con la reserva en El Piratas, y hacemos comida porque ya estamos un poco mayores y así luego tenemos unas cuantas horas para tomar copas y hacer la digestión.

Mola eso de juntarnos todos, sobre todo porque ya hace tiempo que cada uno tiene su vida encarrilada y nos cuesta más encontrar el momento para juntarnos. Mola estar con ellos, saber de ellos, echarnos unas risas y sentir que vamos cambiando pero hay cosas que siguen estando igual. Para mi este año ha sido un poco diferente, porque la capacidad de mi estómago se ha visto muy reducida gracias a mi chiquinina (que ya ocupa bastante hueco) y he disfrutado de la comida, pero reducida. Y también porque es el primer año que estoy sobria toda la comida, también gracias a mi chiquinina y el estilo de vida abstemio que llevo. No es mejor ni peor, es diferente. Aunque los besos con sabor a crema de orujo fueron el mejor postre :P

Y esto nos coloca en la línea de salida de las fiestas. Ya están aquí las luces, el frío, las comilonas, los dulces, las juergas (no muy alocadas para mí este año), el estar con la gente que queremos, las compras, hacer repaso del año y dar la bienvenida al nuevo. Este año va a ser diferente, no sólo porque estemos esperando a la chiquinina y porque serán nuestras (de Dani y mías) últimas navidades sólo como pareja (el año que viene seremos tres), sino también porque ya tenemos varios niños en la familia y eso hace que las navidades vuelvan a tener un poco del sabor que tenían cuando era pequeña. Mola.

En fin, que en breve intentaré hacer un poco de resumen de este año, aunque creo que va a ser un poco monotemático...

Foto de Lotus Head.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Veintidós semanas.

O lo que viene a ser lo mismo, cinco meses de embarazo que hago hoy. No sé si se me ha pasado rápido o despacio. La verdad es que se me ha hecho largo, pero cuando pienso que me queda menos de la mitad me entra un poco de vértigo.

Se me ha hecho largo porque el embarazo no es eso tan idílico y bonito como lo pintan. Pero como todo en esta vida, también me pasó con la boda, aunque luego ha sido uno de los mejores días de mi vida. En fin, que me voy del tema. Ahora la cosa va un poco mejor, pero esto de crear un vida en tu interior tiene sus incomodidades. En este momento del embarazo dormir empieza a ser un poco suplicio (y me quedan cuatro meses, no quiero ni pensarlo). Y aparte de las náuseas, ardores, pesadez, dolores varios, la más importante es que tu cuerpo deja de serlo. Es algo parecido a lo que ocurre en la adolescencia, cuando te desarrollas. Tus medidas cambian, tus "cosas" dejan de estar en su sitio, aparecen volúmenes y pelos donde menos los esperas. Tu cuerpo, ese que tienes desde hace unos veinte años, que has aprendido a convivir con él y quererle tal y como es, deja de serlo y se convierte en... otro cuerpo. Que desde luego no es el tuyo (¿Dónde está mi cintura? ¿Por qué de repente tengo más pelo que Chewacca? ¿De quién son estos pechos enormes? ¿Por qué me vuelven a salir estrías?). Hay que pasar por una especie de duelo, porque sabes que ese cuerpo de veinteañera que te gastabas nunca volverá a ser el mismo. Por lo menos parece que a quien le tiene que gustar no le disgusta demasiado... Sobre todo porque todo lo anterior va acompañado por un aumento de varias tallas de sujetador. Por suerte mi tripa va aumentando de volumen y va disimulando ese crecimiento exagerado, porque el que el tamaño de mis lolas sea el tema de una conversación es algo que me incomoda bastante.

Bueno, pero no todo es negativo, que conste. Tiene sus cosas buenas. Eso de estar creando una personita dentro de mi cuerpo creo que es lo más flipante que voy a hacer en mi vida. Mola ver tu tripa crecer poco a poco, porque eso significa que tu peque se va haciendo grande ahí dentro. Mola cuando empiezas a notar sus movimientos (y después sus patadas), porque hacen que sea muy real. Me encanta cuando Dani me pregunta por la peque o llega a casa y dice ¿Cómo están mis niñas?, es una de las cosas más bonitas que me han dicho nunca. Y uno de los mejores momentos del embarazo, además de ver a la peque en las ecografías (y que nos dijeran que estaba bien), fue ver la cara de Dani la primera vez que sintió una de las patadas de su hija. Todas estas cosas compensan con creces las incomodidades y los achaques, aunque es cierto que eso ha empezado a suceder hace poco, y que los achaques van cambiando según pasa el tiempo.

Así que el embarazo tiene cosas que molan, pero no es rosa e idílico como lo pintan algunas. Cinco meses pueden ser muy largos y cuatro pueden parecer demasiado cortos. Y de por qué pueden parecer demasiado cortos, como si estuvieras en la bajada de una montaña rusa, ya hablaré otro día.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Múnich y Baviera en coche. Salzburgo.

Qué mejor manera de empezar Diciembre, con el frío que hace, joder, que recordando el último día de nuestro viaje por Baviera.

El jueves por la mañana (no muy temprano) tomamos rumbo a Austria en nuestro flamante Jaguar (de alquiler). Casi no hay obras para salir de Múnich, pero llegando a la frontera sí que encontramos algo de atasco. Por el camino vemos el lago Chiemsee, que es enorme, aunque no paramos. El paisaje vuelve a ser alpino, muy tirolés y verde. Paramos en una gasolinera antes de entrar en Austria a comprar la vignette, que es el peaje que hay que pagar para usar las autopistas austriacas. En los carteles de la caja de la gasolinera está muy bien explicado, y compramos la de diez días (que es el tiempo mínimo) y nos cuesta 8'50€. De vuelta al coche la pegamos bien en el parabrisas delantero del coche, se parece a la pegatina de la ITV española. Seguimos el camino y a los pocos kilómetros el GPS nos da la bienvenida a Austria. Salzburgo está muy cerca de la frontera, a pocos kilómetros. Buscamos un parking cuando llegamos y lo dejamos en el más cercano al centro, justo dentro del macizo rocoso que rodea el centro. Nos cuesta 8'60€, el más caro de todo el viaje.

Paisajes tiroleses.

Carteles en las gasolineras para comprar la vignette.
Salimos del parking y justo estamos al lado del abrevadero de caballos, pero es una pena porque está en obras y los andamios lo afean un poco. Andamos a lo largo del macizo hasta encontrar el ascensor que sube hasta arriba para ver las vistas de la ciudad. Es un poco complicado de encontrar porque la entrada al museo es la misma que la entrada al Museo de lo Moderno. Cuando damos con ello, en la taquilla compramos la entrada para subir en el ascensor, y el taquillero me pregunta si sólo queremos subir y yo pienso que se está quedando conmigo, pero luego vemos que hay entrada one way y round trip. Nos cuesta 3'40€ ida y vuelta. Las vistas desde arriba merecen la pena, son espectaculares. La ciudad me encantó, y a ello contribuyó en gran parte estas vistas que fueron mi primera impresión de la ciudad.

Vistas del casco antiguo con la fortaleza al fondo.

Otra vista de la ciudad.

Precios y horarios del ascensor Monchsberg.

Entrada al ascensor.
Al bajar paseamos un poco por la orilla del río y cruzamos a ver los jardines del palacio Mirabell, que es donde rodaron algunas escenas de Sonrisas y Lágrimas. Nos cachondeamos un rato porque ayer vimos en Wikipedia que en América Latina se tituló La Novicia Rebelde. Volvemos hacia el centro y comemos en una terraza en la calle paralela a la famosa calle de las tiendas. Un escalope, una ensalada con pollo y dos cervezas (calientes arrrggghh), por 25€. Hace mucho calor, pero dentro del sitio no hay aire acondicionado y la gente está fumando (lo que nos llama mucho la atención), así que comemos fuera a la sombra, pero con bastante calor también.

Vistas desde el río.

Jardines del palacio Mirabell

Getreidegasse
Después de comer continuamos nuestro paseo por el centro, vemos las famosas plazas, la catedral desde fuera (porque hay que pagar para entrar), la Residenz, nos sentamos un rato en el abrevadero. Vemos la plaza de Mozart, su casa natal y el ayuntamiento. Para merendar tomamos dos capuchinos y un trozo de tarta sacher en uno de los patios, porque era uno de mis propósitos en Salzburgo (muy rica la tarta, por cierto), nos sale por 7'80€.

Kapitelplatz.

La plaza de Mozart.

La casa natal de Mozart.

Cafés y tarta Sacher.

El ayuntamiento.
Volvemos a recoger el coche y de vuelta a Múnich paramos a ver el lago Chiemsee. Primero paramos en Priem am See que es desde donde salen los barcos para ver el castillo de Luis II que está en una isla en el medio del lago. Después nos acercamos a Felden, desde donde se percibe mejor lo gigante que es el lago. Hay gente tomando el sol en el césped y bañándose en el lago. Me da mucha envidia, pero no hemos traído bañadores.

Lago Chiemsee

Barcos en el lago.

Embarcadero en el lago.
De vuelta en Múnich descansamos un rato en el hotel y luego vamos a cenar a Hofbrauhaus, nuestra última cena en Alemania. Está muy lleno, pero también es el día que vamos más tarde, son las nueve ya y casi todo el mundo está cenando. Encontramos sitio en el biergarten. Cenamos un codillo, unas vienesas, tres Hofbrau original y un apfelstrudel, por unos 50€ aproximadamente. El camarero es italiano y no muy eficiente, pero al final cenamos bien. En nuestra mesa se sienta una familia que parecen japoneses, pero Dani pega hebra con el padre de familia y al final resulta que son tailandeses y muy majos. Volvemos dando un paseo al hotel y terminamos de hacer la maleta, ya que al día siguiente volvemos a casa. Me da pena porque lo he pasado muy bien, he visto cosas que me han encantado, sobre todo Salzburgo, y las vacaciones con Dani siempre son muy divertidas y tranquilas.

Lo mejor de todo es que me vuelvo a España embarazada de nuestra niña, aunque eso no lo descubriré hasta unas semanas después del viaje :P

Las entradas sobre el viaje a Munich y Baviera en coche:
Preparativos y presupuesto.
Múnich (I).
Múnich (II).
Castillo de Neuschwanstein.
Ratisbona.
Núremberg.
Salzburgo.
Cerezas, comidas, cochazos y resumen.