lunes, 31 de agosto de 2015

Y se acabaron definitivamente las vacaciones...

Bueno, se le acabaron a Dani. Yo sigo de vacaciones hasta el 15 de septiembre, y luego ya estaré de excedencia. Esta segunda parte de las vacas ha sido mucho más relajada. El domingo nos volvimos del pueblo porque echábamos de menos nuestra cama, sobre todo la peque, que estaba durmiendo regular. De vuelta en casa ha cogido otra vez su ritmo de sueño, menos el sábado por la noche que tuvimos juerga a las cinco de la mañana... Pero son momentos puntuales.

La semana la hemos aprovechado bastante. Hemos comido por ahí todos los días, hemos ido a la sesión teta y de compras, hemos estado un ratin en la piscina, hemos paseado y tomado cañas, hemos disfrutado mucho de estar los tres juntos todo el día, hemos visitado a amigos que han sido papis (guanmortaim), hemos visto a los abuelitos... Ayer, para despedir las vacaciones, cenamos japo en la terraza, con Andrea y Alex. Que vaya desastre de terraza que tengo este año, por lo menos he conseguido que no se me mueran muchas plantas. En fin, que me voy del tema...

Hoy ya nos hemos quedado solitas otra vez la peque y yo, echando de menos al marido y padre de la familia, a ver si nos toca el euromillón y podemos pasar de depresión postvacacional y mierdas similares. Qué duro la vuelta a la rutina...

miércoles, 26 de agosto de 2015

Consejos para visitar a un recién nacido.

Ahora que acabo de tener un primito y ha nacido la hija de unos amigos, me ha recordado a la de veces que he visitado recién nacidos antes de ser mamá, y no me daba cuenta de ciertas cosas.

El posparto es una etapa muy difícil de adaptación y cambios en cualquier familia. Y en esa situación difícil, cuanto más fácil se lo podamos poner a los padres y el recién nacido, más nos lo agradecerán. Hay cosas que es complicado darse cuenta cuando no has pasado por ello. Por eso, como aún lo tengo fresco, ahí van unas cuantas cosas que me hubiera gustado saber antes de tener una hija, y que intentaré hacer a partir de ahora. Cuando digo recién nacido, no me refiero sólo a las visitas en el hospital, sino a cualquier bebé de pocas semanas. Hasta los dos o tres meses la adaptación es complicada.

Lo primero y más importante, es importante no presentarse sin avisar, ni en casa ni en el hospital. Y si no son personas muy cercanas, familia directa o amigos muy íntimos, mejor no ir al hospital. Es preferible esperar un poco a que todos estén asentados en casa. O preguntar si prefieren que vayan ellos a tu casa, así pueden irse cuando quieran y no tienen que "echar" a nadie de su casa.

No vayas si estás enfermo. Parece una obviedad, pero mucha gente no considera un catarro como estar enfermo, y para un recién nacido puede ser peligroso contagiarse. Tampoco es recomendable llevar a niños pequeños, porque suelen ser portadores de enfermedades, sobre todo si va a la guarde o al cole. El niño puede no desarrollarla, pero el bebé con su pobre sistema inmune, puede contagiarse fácilmente.

Lo ideal es hacer una visita muy corta. Sólo se trata de conocer al nuevo bebé y dar la enhorabuena a los nuevos (o repetidores) padres. Con diez o quince minutos es suficiente, a no ser que ellos insistan en que te quedes más tiempo. No hay cosa peor que instalarse media tarde en casa de una recién parida y menos dejar que se ponga a sacar merienda... Ya habrá tiempo para visitas más prolongadas más adelante.

Puedes quedar muy bien si antes de ir, preguntas si necesitan algo como compra, pañales, ropa que no han previsto, algún recado que no puedan hacer, comida... Y una vez allí, pregunta si puedes ayudar en algo como hacer algo de la casa, llevarte al hermanito/a al parque un rato, sacar al perro... Cualquier ayuda la agradecerán.

Es importante pedir siempre permiso para coger al bebé, y no te ofendas si la mamá prefiere que no lo cojas. Muchas madres sienten la necesidad imperiosa de estar constantemente en contacto con su bebé recién nacido. Es algo instintivo, animal, irracional y muy fuerte. Además, lo mismo ya ha tenido muchas visitas y el bebé ya ha estado en diez o quince brazos diferentes. Si la mamá deja que lo cojas, agradéceselo porque probablemente está haciendo un esfuerzo contra ese sentimiento.

No despiertes a un bebé para cogerlo. Es más, diría que si el bebé duerme, mejor marcharse cuanto antes, porque la madre sólo puede dormir cuando el bebé duerme.

Si se quiere coger al bebé, hay que lavarse las manos, para evitar cualquier contagio, ya que los recién nacidos casi no tienen sistema inmune. Mejor no ponerse perfume, porque el bebé y la madre se reconocen en gran medida por el olor, y si el bebé queda impregnado del perfume, será muy raro para los dos. No se debería besar a un recién nacido en la cara, por lo mismo de los contagios, mejor en la mano o el bracito si te pueden las ganas.

La llegada de un bebé cercano es siempre un motivo de gran alegría, y muchas veces nos puede la ilusión y las ganas de conocer y achuchar al nuevo miembro de la familia, pero hay que tener en cuenta que lo primero es su bienestar, y que si a los recientes padres les ponemos las cosas fáciles, recordarán mucho mejor esos primeros días que son tan intensos y durillos.

viernes, 21 de agosto de 2015

Fin de la primera parte.

Como el disco de Los Piratas.

Ya se han acabado nuestros días en La Coruña, aunque vamos a seguir descansando unos días en el pueblo.

Lo mejor de estos días en Galicia:

  • La comida de ayer, una ración de percebes y una copa de albariño para mí solita.
  • Las primeras carcajadas de mi peque.
  • Poder estar 24x7 con mi maridito.
  • La visita a los acantilados de Vixía Herbeira.
  • Ver el mar todos los días.

Lo que menos me ha gustado:
  • Se me ha hecho muy corto, cuatro noches no dan para mucho.
  • No poder tener la cuna de colecho, con la que dormimos tan bien en casa.
  • Que el tiempo ha sido bueno, pero no lo suficiente para poder ir a la playa.
  • La paliza que es el viaje. Menos mal que la peque es una campeona y se porta fenomenal.

Y poco más. Vamos a por la segunda parte :)


lunes, 17 de agosto de 2015

De vacaciones al fresco.

Cuando planeamos las vacaciones para esta segunda quincena de agosto todavía era julio y estábamos en plena ola de calor. Intentamos alquilar el apartamento al que hemos ido otros años a Conil, pero estaba ocupado. Buscando otra cosa me desesperé un poco, porque quedaba menos de un mes y, o estaba todo ocupado o era muy caro. Al final me ofusqué, me dio un flus y dije a tomar por saco, nos vamos a La Coruña que seguro que allí no pasamos calor...

Así que aquí estoy, de camino a Galicia, con una previsión de temperaturas máximas de veinte grados esta semana... La playa no sé si la pisaremos (y el agua mucho menos), pero vamos dispuestos a pasear, ver cosas, comer pulpo y beber Albariño (esto último Dani, porque la peque y yo, nada).

A ver si a Sofía le gusta Galicia tanto como a sus padres. De momento en el viaje se está portando fenomenal y lleva cinco horas y media sin quejarse casi, mi peque viajera :)

Y ya. A la vuelta más.

viernes, 7 de agosto de 2015

Lo que te cambia ser madre.

No sé si esta entrada va ir más en serio o de coña, a ver cómo sale, porque el tema da para reír y llorar a partes iguales...

Hay veces que no hay nada mejor que el que te obliguen a expresar algo para hacerlo consciente, y gracias a una charla con mi marido hace unos días me di cuenta que lo que se me está haciendo más duro de la maternidad (aparte de la intensidad y variabilidad emocional, que para una persona bastante plana como suelo ser yo, es bastante desconcertante) es la soledad. La maternidad me ha hecho sentir bastante sola, física y emocionalmente. Físicamente porque estoy gran parte del día sola con un bebé. Eso es así y tiene poca solución, más con el estilo de vida que llevamos hoy en día, que no hacemos mucha tribu, y sin tener otras mujeres en mi situación cerca. Emocionalmente porque yo he cambiado (al parecer más de lo que creo) y los que me rodean, no. Es complicado tener que integrar la maternidad en tu autoconcepto, en cómo te ves y te sientes a ti misma, así que me imagino que desde fuera también cuesta, y esas miradas de no te reconozco te separan un poco de la gente. Pero supongo que será algo transitorio, como lo de dormir poco :P

Me hizo mucha gracia, unos días después de haber escrito todo esto, leer este artículo, con el que me he sentido muy identificada.

Y hasta aquí la reflexión seria.

Otras cosas en las que he cambiado:

Cambia el concepto de aseo. He descubierto la duchademadre TM, que simplemente consiste en ducharte en menos de tres minutos porque no sabes cuando va a llorar tu hija, y hay veces que se te olvida hasta ponerte desodorante porque la oyes antes de terminar. Por supuesto, llevo tres meses sin echarme ningún potingue o maquillaje, y con suerte me depilo cuando ya parezco un wookie. Si fuera invierno no me importaría, pero los shorts con pelo no quedan muy bien...

Cambia el concepto de descanso. Dormir cuatro horas seguidas es mi máxima aspiración, aunque todavía es un poco utópico. Las dos o tres veces que lo he conseguido me he sentido como cuando era adolescente y dormía catorce horas del tirón. Por suerte el estar hormonada te da más cuerda que todas las bebidas energéticas juntas.

Cambia el concepto de ocio. Lo que antes era salir a tomar vinos, ir al cine y a conciertos, se ha convertido en salir de paseo al parque y tomar una caña sin alcohol, jugar al preguntados o moñear por Internet desde el móvil y con la peque en brazos, y pasar las horas muertas mirando dormir a mi chiquinina o diciéndole chorradas con voz de pito para que me eche una sonrisa de esas que me derriten. Ah, y echarle dos mil fotos al día.

Cambia el concepto de pareja. De momento somos más padres que cualquier otra cosa, y preferimos dormir a cualquier otra cosa, nosésimexplico... Pero me imagino y espero que sea algo temporal y que volvamos a ser pareja además de padres, cuando la chiquinina nos deje descansar un poco más y cuando su madre esté preparada para dejarla con los abuelitos para ir al cine. Bueno, creo que eso tendrá que ocurrir en diciembre como muy tarde, si quiero ir con Dani a ver la nueva de Star Wars.

Cambian tus gustos culinarios. Yo nunca he sido muy de dulces... hasta que me quedé embarazada, que me dio por el chocolate, y después de parir no se me han ido las ganas. Ahí sigo, dándole al chocolate puro con almendras como si no hubiera un mañana, y ahora que es verano, al helado también. Eso que dicen de que el chocolate es sustitutivo del sexo... Mmmm... Lo mismo es verdad... Y aparte de eso, cambia la dieta un montón, porque comes lo que puedes cuando te dejan, así que no hay muchas ganas ni tiempo de cocinar recetas elaboradas. Las latas de lentejas y los briks de gazpacho me han salvado de la inanición más de un día y más de dos.

Cambian tus conversaciones. Qué es eso de hablar de la actualidad política, del último gran estreno, de ese concierto que no se ha perdido nadie, del restaurante japonés de moda... ¿Mande? ¿Quémestascontandoooo? Mis nuevos temas favoritos son: frecuencia, consistencia y color de las cacas de mi hija; dificultades y bondades de la lactancia; principales hitos del desarrollo en la primera infancia; falta de sueño y métodos o trucos para dormir a un bebé; crianza con respeto; comparativas de pañales, relación calidad - precio; lo guapa, preciosa, espabilada, graciosa, lista que es mi hija... No me extraña que mis amigos me miren como si vieran a un marciano...

Cambian tus costumbres musicales. Aparte de seguir bailando funky de vez en cuando, en mi casa los nuevos hits musicales tienen que ver con pollitos que hacen "pío pío pío", con el ratón que encontró Martín o con los cinco lobitos. A Dani le hace mucha gracia cuando me oye cantar e incluso a mí se me hace raro (nunca he sido muy cantarina, por vergüenza más que nada), pero si a mi chiquinina le gusta, no hay más que hablar.

Cambia tu percepción de los ruidos. Sobre todo cuando es primera hora de la noche y llevas una hora intentando que tu hija se duerma, y a los vecinos les da por subir los toldos, o el viento cierra una puerta de un portazo, o los conejos se ponen a morder la barrera de la puerta, o hay un perro que no para de ladrar por la calle, o pasan los dos mismos hijos de su madre de todas las noches acelerando como si las calles de Alcorcón fueran un circuito, uno con el coche tunning y el otro con la moto-pepino, que deben ser una mezcla del Luisma y el Neng de Castefa... Todas las jodidas noches, ¿en serio? En fin, que te vuelves un sensor ultrasensible de cualquier sonido susceptible de despertar a tu bebé.

Y con esto voy a ir terminando, porque me está quedando una entrada más larga que ná. Si se me ocurren más cosas prometo continuar en una segunda parte.

lunes, 3 de agosto de 2015

Cuatro meses.

Ufff... De verdad que cada vez se me pasan más rápido los meses. Tenía pensado escribir cada mes el primer año de la chiquinina, pero me estoy planteando si me va a dar tiempo. Bueno, voy a lo importante.

La peque hace ya cuatro meses y cada día está más cambiada. Este mes ha conseguido darse la vuelta, de boca arriba a boca abajo. Levanta la cabeza y se queda apoyada en el pecho cuando está boca abajo. Ha empezado a coger cosas cuando se las ofrecemos, aunque la coordinación mano-boca aún le cuesta. Cada día aguanta más la cabeza cuando la tenemos cogida y le gusta más estar de cara al mundo (aunque sólo a ratitos, que todavía es muy pequeña).

Se nota que ya ve estupendamente, porque nos sigue por la habitación con la vista. De paseo en el carro flipa cuando hay árboles y se enfada cuando no hay nada para mirar, como todavía tiene que ir tumbada... En la mochila ya saca la cabeza por arriba (su tío Alex dice que parece una tortuguita, jijiji) y se estira mucho para poder ir viéndolo todo. Cuando se aburre, apoya la cabeza en mi pecho y se echa una siestecita. También se nota que oye perfectamente porque se sobresalta al mínimo ruido. Es bastante asustadiza y con los ruidos pega unos brincos la pobre que pa' qué. Se asusta hasta cuando Dani tose o estornuda...

Como ha aprendido a darse la vuelta, también ha empezado a hacerlo por la noche, y parece que le gusta mucho dormir boca abajo. Sé que dormir boca abajo es un factor de riesgo para el SMSL, pero la primera noche que lo hizo pasamos las dos una noche horrible, ella dándose la vuelta cada cinco minutos y yo volviéndola a poner boca arriba y sin dormir bien ninguna de las dos. Luego leí un poco por Internet y pensé que si ya es capaz de darse la vuelta y subir la cabeza, no se va a asfixiar por dormir boca abajo. También he leído que no es lo mismo el SMSL que la asfixia, aunque durante mucho tiempo han estado metidos en el mismo cajón. Así que ahora lo que hago es acostarla boca arriba y dejarla dormir como esté más cómoda, y si se da la vuelta sola, la dejo dormir como ella elija.

La lactancia este mes ha sido muy fácil para mi. Sigue pidiendo cada poco tiempo, cada dos, o como mucho, tres horas durante el día. Pero por las noches el primer rato de sueño lo ha alargado bastante, algunos días aguanta cinco o seis horas, no muchos. Eso sí, a partir de ahí otra vez cada dos o tres horas. Pero aún así, el no tener que preocuparme de llevar la comida, tener que esterilizar, etc, es genial. Llevar la comida y bebida encima, siempre lista y en su punto, sin tener que hacer nada más que buscar un sitio donde sentarme, no tiene precio. Además, este mes no he tenido ningún problema de enganche, ni mastitis, ni perlas de leche, ni ná. El único susto fue una noche, que se me piró la pinza y le di dos tomas del mismo pecho y me desperté a las cuatro de la mañana con el otro pecho enorme y duro como una piedra. Pero puse a la niña a comer en ese momento (que estaba la pobre dormida) y me vació genial y siguió durmiendo como una bendita.

También la noto más tranquila, y va aceptando mejor que la cojan otras personas, sobre todo su padre, con el que ya se duerme algunas veces. Llora menos, y sólo algunos días monta pequeño berrinche por la tarde-noche si está muy cansada. Es una parlanchina y cuando está contenta no para de golpear, dar patadas, hacer ajos y pegar grititos. Su juego favorito ahora es mirarse las manos y después chuparlas como si no hubiera un mañana. También le gusta bastante que le cante. El chupe sigue sin gustarle mucho, pero el pulgar le encanta, cagüentóloquesemeneaaa... Los abuelos le ha comprado una Jirafa Sophie, a ver si le da por chupetearla y deja en paz el dedo.

En fin, que cada día que pasa está más guapa y divertida. Nos pone las cosas bastante fáciles, aunque hay momentos de desesperación, claro, pero cada vez son menos. El jueves vamos a la revisión de los cuatro meses, a ver qué nos cuentan del peso (obsesióndemadrelactante TM) y le tienen que poner las vacunas a la pobre. La otra vez no lo pasamos muy mal, a ver cómo nos va ésta.