A veces...
A veces pasan cosas que asustan un poco. Un poco bastante. Te hacen plantearte la fragilidad de tu propia vida. Pero supongo que también sirven para seguir más allá y darte cuenta de lo que importa y lo que no. De lo que quieres. De cómo quieres tu vida.
A veces los sufrimientos de otros te hacen pensar en cómo afrontarías ciertas situaciones. Plantearte si tendrías recursos para enfrentarte a ellas. Si te romperías o saldrías adelante más fuerte. O las dos cosas.
A veces te planteas si la vida que vives es la que quieres vivir. Supongo que podría ser más feliz. Y también mucho más desgraciada. Querría cosas que no tengo, pero sin ellas no tendría objetivos. No me sobra casi nada en mi vida. Afortunadamente hace tiempo que conseguí desprenderme de lo que me hacía daño.
Y puedo darme cuenta que la vida es eso, una sucesión de momentos efímeros y de sus recuerdos. Que nada es tan importante, tan imprescindible. En el fondo lo único que importa son las personas que quiero y lo demás es circunstancial y secundario.
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