Entre idas y venidas.
Este ha sido un fin de semana duro, y no porque se haya terminado el verano, que siempre es un motivo de tristeza para mí. Ha sido un finde de viajes largos y cansados, de ida y vuelta, de hospital, tanatorio y cementerio, de días largos y noches cortas en un hotel, de atascos, de pizzitas y platazo de macarrones, de "más triste que Badajoz un domingo"...
Y aparte de eso, que ya está aquí el otoño, lo que no contribuye a mejorar el ánimo. Aunque el doodle de Google sea bonito. Aunque el amarillo y el naranja sean mis colores favoritos. Aunque sea época de recoger moras y castañas. Aunque otra vez me pueda arrimar a Dani en la cama sin asarnos de calor.
Bueno, si lo pienso, el otoño no está tan mal, aunque haya empezado bastante regular. Pero me da en la nariz que va a ser un buen otoño.
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