jueves, 21 de noviembre de 2013

De vueltas, ciclotimias y jet lag a cascoporro.

Ains... Estoy tristona. Sobre todo porque ayer volví a trabajar después de diez días de vacaciones, y eso deprime un poco. Sobre todo cuando el trabajo quema mucho y el primer día ya es apoteósico. Y sobre todo cuando llegan las nueve de la noche y te estás arrastrando por las esquinas, gracias a un magnífico jet lag que dura ya tres días.

Pero de vez en cuando me acuerdo de todas las cosas chulas que hemos visto en Tokio, de las risas que nos hemos echado, del dolor de pies, de las miles de fotos, de las comidas raras, de la brecha cultural, del Kantooooo pass, del Fuji, de los rascacielos y los templos, entonces se me pone una sonrisa tonta en la boca y me quedo un rato en Babia... o en Japón.

Y bueno, aparte de los altibajos y el quedarme sopa a las nueve de la noche como su tuviera tres años, la vuelta a la rutina es inevitable, así que intento verle la parte buena... ¡Ya es juérgoles! :)

Y ya, que pronto llegarán las entradas sobre el viaje y aburriré a las piedras.

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