viernes, 29 de enero de 2016

Bendita ignorancia.

Voy a contar algunas cosas que decía antes de ser madre. Y que ahora me parecen una soberana gilipollez.

La ignorancia es muy atrevida. Y muy feliz también. Por eso, antes de ser madre recuerdo haber dicho y pensado cosas que ahora me harían dar la vuelta a los ojos y resoplar cual locomotora a vapor.

Tener un hijo no tiene por qué cambiar tu vida. Vamos a ver, alma de cántaro, si no quieres que te cambie la vida, no tengas un hijo. Es cierto que no tienes por qué enclaustrarte en casa y volverte asocial, pero igual, lo que se dice igual, no va a ser tu vida. Nosotros seguimos saliendo y quedando con amigos. Eso sí, a horas infantiles, salimos a comer, a tomar cañas o el aperitivo, en lugar de a cenar y de copas. Y quedamos con amigos que no les importa que esté la peque y que acapare el 90% de nuestra conversación. Seguimos haciendo algún viaje, pero sabemos que no podemos hacer "turismo extremo". Aunque bien pensado, nunca hemos sido de turismo extremo... Hay gente que enseguida tira de abuelos/canguro para salir y retomar su vida, pero sinceramente, yo no he tenido una hija para que me la cuiden mis padres o mi suegra. Además me apetece mucho estar con ella, ya llegará otra vez el momento de salir a cenar y de copas. Cada cosa a su debido tiempo.

¿Y qué tipo de padres no le cambian el pañal en doce horas? (viendo ese famoso anuncio de pañales) Yo, que algo ya había leído, sabía que los bebés no duermen doce horas del tirón, a no ser que tengas un bebé-unicornio, que son como las meigas, haberlos haylos... Lo que no sabía es que si se despierta y, en lugar de enchufarle la teta, te levantas a cambiarle el pañal, se desvela y te puede costar un buen rato volver a dormir le (a veces un par de horas, doy fe) . Así que, sí. Yo soy una de esas madres que dejan a su bebé con el mismo pañal 12 horas. Y alguna noche, si se da bien, hasta catorce.

Los niños se acostumbran a lo que tú les acostumbres. En fin, otra frase célebre de futura madre... Yo pensaba que si le acostumbras a dormir con ruido, luego se dormirá solo en cualquier sitio. Y gilipolleces del estilo. Pero no, los bebés son como los adultos, cada uno tiene sus preferencias y su forma de ser. Dani es capaz de dormirse en un garito con la oreja al lado de un altavoz. Yo necesito silencio para dormir, o ruido blanco, y cualquier ruido rítmico me pone de los nervios. Pues hay bebés que resulta que se duermen en cualquier sitio y otros que no. Los hay que les gusta el carro y a otros los brazos o la teta. Los hay que se duermen en cuanto suben al coche y otros que lloran desconsolados. Los hay que comen mucho y de todo, y otros que comen poco y les cuesta probar cosas nuevas. Vamos, que los bebés no son muñecos y tienen su propia personalidad.

Tan mayor y todavía... Aquí se pueden insertar muchas chorradas como: con chupete, toma teta/biberón, usa pañal, no habla, no anda, duerme con sus padres, le llevan en brazos/en carro, y un largo etcétera. En esta sociedad tenemos mucha prisa para que los niños se hagan mayores, no respetamos que cada uno puede tener su ritmo, y no nos damos cuenta que los bebés siguen siendo bebés desde que nacen hasta los dos años mínimo (hay psicólogos del desarrollo y pediatras que consideran hasta los tres años), y como son bebés, no es bueno exigirles cosas que no pueden hacer porque no están preparados evolutivamente. Querer que hagan cosas para las que no están preparados es muy irrespetuoso, y les produce mucha frustración, tanto a los bebés como a los padres.

Cada uno hace lo que quiere, pero yo no dejaría de trabajar para cuidar a mis hijos. Y ahora que lo has hecho, te tendrás que tragar tus palabras. Y lo he hecho con muchísimo gusto. Y si pudiera, lo haría durante más tiempo. Pero como todavía no me ha tocado el Euromillon, me tocará joderme y volver a currar. Y envidiar a esas madres (o padres, que también hay alguno) que antes no entendía.

Si ir a la guarde les viene muy bien, así aprenden más cosas, espabilan antes, y son más sociables. Juro que no entiendo por qué antes pensaba (y decía) esto. Pero me lo creía de verdad... Ahora le daría una colleja bien fuerte a aquella yo ignorante. Que no, que donde mejor están los bebés es con su madre y su padre. Sobre todo el primer año, y esto lo recomiendan hasta las sociedades pediátricas. Y qué manía con espabilarles, que cada uno tiene su ritmo, coñe (ya lo he dicho antes). Y los niños no pueden ser sociables hasta los dos-tres años, que es cuando empiezan a jugar con otros niños. Que sí, que la mayoría de las veces no nos queda más remedio que dejarles en la guardería mucho antes de lo que nos gustaría, pero es por obligación, no por gusto o porque sea lo mejor para ellos.

Si no le ponemos chupete se chupará el dedo, y el chupete se le puede quitar, pero el dedo... Ains, esto lo he dicho siendo ya madre. Y luego he comprobado que no, que no pasa nada si no usa chupete. Y que no tiene por qué chuparse el dedo. Y que si se chupara el dedo, ya lo dejaría. Este zasca me lo tendría que dar mi marido, que tenía razón.

Y no entro en cosas más profesionales del tipo de extinción de rabietas, tiempo fuera, refuerzo positivo y otras técnicas conductuales que alguna vez he explicado en la escuela de padres, y que ahora no recomendaría ni a mi peor enemigo.

Y hasta aquí una muestra de mis celebridades pre-maternidad. Supongo que dentro de un tiempo me tendré que echar otra bronca virtual por cosas que digo ahora desde mi feliz ignorancia ;)

lunes, 25 de enero de 2016

Ingresadas.

La semana pasada la peque seguía con fiebre. El martes la llevé al pediatra y por fin le hicieron una tira de orina, que salió alterada y nos mandó a urgencias del hospital. Allí le repitieron la tira de orina y nos dijeron que en bebés tan pequeños el protocolo es ingresarlos para poner suero y antibiótico intravenoso. Así que nos quedamos ingresadas. Lo digo en plural porque yo, de las 72 horas que ha estado en el hospital la niña, he pasado allí 71. Dani también ha estado allí metido todo el día, menos por la noche, que sólo nos podíamos quedar uno, y como seguimos con la lactancia pues me ha tocado a mí.

Lo bueno es que desde el principio nos dijeron que la niña tenía que estar acompañada en todo momento, no nos hemos separado de ella para nada, ni en las pruebas que le han hecho. Eso me parece muy respetuoso con los peques, y también con los papás. Además, aparte de la comida de la niña, nos han dado desayuno, comida y cena para un acompañante. Para haber sido un ingreso, que es una experiencia bastante mala, el personal del hospital nos lo ha puesto muy fácil y nos hemos sentido muy bien atendidas y cuidadas.

La peque lo ha pasado un poco regular con la vía, que se la han tenido que poner un par de veces, pero en esos momentos también podía estar yo con ella. También cuando le han hecho una ecografía y otra prueba de imagen he estado yo con ella. Las enfermeras y auxiliares flipaban con lo tranquila que es la niña y lo poco que se la oía. También han flipado un poco con lo que comía, al principio eso de que no tomase biberones ni papillas no lo entendían muy bien. Eso sí, en todo momento han respetado que la niña tomase el pecho y que comiera de forma un poco diferente, y se han adaptado a ello, así que genial.

Después de todas las pruebas, de tener el antibiótico y estar sin fiebre dos días, nos mandaron el viernes para casa, por fin. Yo estaba ya un poco destrozada de dormir en un sillón, así que no es de extrañar que el mismo viernes nos echásemos una siesta de casi tres horas en la cama. El resto del finde también hemos estado cogiendo fuerzas. A ver si la niña se termina de recuperar del todo pronto, porque todavía tiene décimas alguna vez y no come del todo bien aún.

En fin, que dentro de lo malo, supongo que con el tiempo lo recordaremos como una anécdota. Y que tranquiliza bastante saber que si tenemos cualquier problema, en nuestro hospital nos van a atender estupendamente.

lunes, 18 de enero de 2016

De fiebres, falta de sueño y el retorno (in)esperado.

La chiquinina lleva diez días con fiebre. Los últimos días no todos los días, hay algunos que sólo tiene décimas, pero se nota que no está bien del todo, y nos está pasando factura a todos. Llevamos tres visitas al pediatra y una a urgencias del hospital, y no han encontrado nada, así que el diagnóstico ha sido un virus y el tratamiento, Apiretal cuando le subiera la fiebre. Al principio tenía tos y mocos, pero lleva ya unos días sin ellos. Además, lleva diez días sin comer prácticamente. Sin comer sólidos, lo único que come es pan, alguna galleta, tortita de arroz y teta, eso sí, teta a todas horas. Me siento como cuando tenía un bebé de tres meses otra vez.

Como consecuencia de todo esto, llevamos unas cuantas noches bastante infernales. Yo estoy para choped, en serio. Hemos vuelto al colecho puro y duro porque en la cuna (que está a treinta centímetros de mí) se despierta cada media hora o menos. Cuando está pegada a mí por lo menos aguanta algunos ratos de un par de horas o tres... Con lo bien que estábamos durmiendo hace dos semanas.

Y para adornarlo todo con un lacito rojo, ayer volvió mi menstruación, después de un año y seis meses sin verla. Dieciocho meses, que se dice pronto. Por un lado no la esperaba todavía, porque la niña todavía mama un montón, aunque es verdad que por las noches estaba haciendo una toma o dos antes de estos días de descontrol. Y por otro lado la esperaba, porque hace dos semanas noté que estaba ovulando (dolorcillo en la tripa y molestia cuando la peque tomaba el pecho). Así que me da la impresión que estoy cerrando una etapa, el puerperio, porque está cambiando la forma en que me siento, física y psicológicamente. No sé si escribiré sobre esto porque es un poco complicado de explicar, es un poco íntimo y no me sobra el tiempo, pero es curioso lo sabio que es el cuerpo, y lo bien que nos iría si lo escucháramos un poco más. Como anécdota diré que me fui de casa sin llevarme nada para cambiarme, claro. Como para acordarme que ya no llevaba ni un tampón en el bolso, dieciocho meses después XD

Mañana volvemos al pediatra, aunque llevamos desde el sábado por la noche sin fiebre. A ver si terminamos de remontar, que para una vez que se pone mala mi peque, se la ha cogido pero bien.

jueves, 14 de enero de 2016

Que no es postureo...

Vengo a dar mi opinión sobre la noticia de ayer: un bebé en el Congreso. Ya sabéis, este es mi blog y me lo f*llo cuando quiero. El comentario que más he leído en las redes sociales es que es postureo de la madre, que va de moderna, que no era necesario, que lo podía haber dejado con el padre o en la guardería, etc. En los comentarios más trogloditas ni me paro.

Para mí, no es postureo, es un gesto. Los políticos deberían predicar con el ejemplo, cosa que no se estila mucho en nuestro país, y si esa política está a favor de la conciliación y de políticas que respeten los derechos de los bebés y sus padres, me parece estupendo que haga ese gesto para visibilizar cómo está la situación actual. Otras políticas como la vicepresidenta en funciones y la presidenta de la Junta de Andalucía, renunciaron a gran parte de su permiso de maternidad para continuar con su carrera política. Lo respeto, cada uno hace lo que quiere con su vida, pero eso no es conciliar.

Conciliar es que se respete el derecho del bebé a ser criado por sus padres al menos los primeros meses de su vida (doce por lo menos no estaría mal) y no por unos desconocidos por mucho que tengan formación en Educación Infantil. Conciliar es que los padres puedan elegir la forma más adecuada de respetar este derecho del bebé, ya sea con permisos más largos, con teletrabajo, con el bebé en el trabajo cuando sea posible, con reducciones de jornada o excedencias que no dejen a las madres fuera del mercado laboral, o sí, con guarderías en los centros de trabajo. Conciliar es no tener que renunciar, tener que elegir entre criar a tus hijos o tener una carrera laboral, es poder tener ambas cosas.

Y no es lo mismo dejar en la guardería a un bebé de cuatro meses, que todavía debe alimentarse exclusivamente de lactancia materna, que lo que necesita es estar con su madre para sentirse seguro y cuidado, para establecer un vínculo seguro, que a un bebé más mayor, cuando ya comen de todo, andan e incluso hablan, aunque a las madres nos duela igual.

Será postureo, que más bien me parece una madre que no quiere separarse de su hijo, como tantas otras. Pero si yo fuera diputada o tuviera la oportunidad de trabajar y poder cuidar de mi hija, lo haría. Los que no quieran hacerlo, por las razones que sean, ya tienen más opciones que yo.

jueves, 7 de enero de 2016

100 días de baby-led weaning.

Como ya he comentado en las entradas que voy haciendo mes a mes sobre la peque, he intentado hacer la introducción de la alimentación complementaria a demanda y de forma respetuosa. También se puede hacer a demanda y de forma respetuosa con purés y papillas, pero Sofía al principio dijo que la cuchara me la podía meter yo en el culo la boca, y que ella prefería que le diera trozos de cosas para jugar con ellos. No voy a explicar aquí qué es el baby-led weaning, porque hay expertos que lo explican mucho mejor que yo. Sólo quiero contar un poco mi experiencia con la alimentación complementaria.

Decir que los primeros meses de su vida, mi hija ha vivido en mis brazos y en los de su padre. Eso implica que a la hora de comer también la solía tener en brazos (o en la mochila, o a la teta...), y que sobre los cinco meses empezó a mostrar bastante curiosidad por lo que comíamos. Todavía no se mantenía sentada sola, y no solía agarrar las cosas por sí misma (al dárselas sí, pero no las intentaba coger ella sola), así que esperé hasta los seis meses que ya se sentaba sola e intentaba coger cosas. Un día intentamos darle papilla de cereales, pero no la quiso (en serio, no sé cómo se puede obligar a un bebé a comer. La mía cuando dice que no, no hay tu tía).

Lo primero que le di fue un trozo de pera que yo estaba comiendo un día para merendar. La tenía en mi regazo y se lo ofrecí. Lo chuperreteó con bastante entusiasmo, pero no sacó nada. Lo chupaba como si fuera la teta, y eso estuvo haciendo bastante tiempo con toda la comida que se llevaba a la boca. Las dos o tres primeras semanas tenía tanto reflejo de extrusión que cualquier trozo que sacaba lo escupía. Sobre los siete meses empezó a tragar algo de lo que se metía en la boca. Empecé dándole frutas y verduras al vapor que yo comía: pera, mandarina, calabacín, brócoli, patata y zanahoria cocida. También le di muy pronto tortita de arroz, que le encantaba chupar, y la semana siguiente le empezamos a dar pan, todo esto antes de los siete meses. El agua se la empecé a ofrecer a la vez que la comida, en un vasito de aprendizaje.

Al principio hemos tenido algún susto que otro, porque a veces se atascaba un poco al intentar tragar, se ponía a hacer arcadas, pero siempre ha sido capaz de gestionar bien ella sola esos momentos. Eso sí, siempre le hemos dado de comer en la trona, estando nosotros delante y pendientes de ella, dándole yo los trozos porque si tiene muchos a mano los acaba tirando al suelo. Como mucho, alguna vez que se ha atascado un poco, yo la he incorporado si estaba recostada en la trona, para que le fuera más fácil echar el trozo. Y he intentado no poner mucha cara de susto en esos momentos para que ella no se asustara. En general, hacía unas cuantas arcadas, echaba el trozo y seguía comiendo tranquilamente, y yo con un poco de taquicardia. También ponía caras raras cada vez que probaba una textura nueva, que parece cara de asco, pero ella no deja de comer XD

Entre los siete y los ocho meses, empezó a aceptar que le diera alguna cosa con cuchara, si ella también cogía la cuchara. Introdujimos el arroz, la pasta, algo carne en tiras, más verduras. A los ocho meses empezó a hacer la pinza, lo que quería decir que ya estaba preparada para comer trozos más pequeños, así que le empecé a dar guisantes, garbanzos, lentejas, jamón york y pavo muy picado, carne picada, pollo asado, pescado como merluza, gallo, boquerones o salmón. Cada vez aceptaba mejor que yo le diera cosas, así que además de guarrear, empezó a comer bastante más.

De los ocho a los nueve meses ha empezado a comer mucha más cantidad. Hay veces que me sorprende lo que llega a comer para ser tan pequeña. Ya acepta a veces purés y papillas, y nunca dice que no a cualquier comida que le ofrezca. Todas las comidas las suele hacer a la vez que los demás. Si estamos las dos solas, yo siempre hago las comidas con ella, y cuando comemos con la familia, igual. Solo le doy por separado la cena, porque la acuesto pronto y después cenamos Dani y yo.

Durante todo este tiempo ha seguido con la teta a demanda, y comiendo prácticamente igual que antes de la alimentación complementaria. Hace tomas antes y/o después de las comidas, y entre medias también cae alguna. Por eso no me ha preocupado que el primer mes o mes y medio casi no comiera nada, estaba jugando y experimentando con la comida, pero estaba bien alimentada con el pecho. Y para mí ha sido muy cómodo no tener que pensar en hacer comidas para bebé, ni perder tiempo haciendo purés. Lo único que he hecho es adaptar parte de la comida que hacía para mí, y dejar de usar sal. Por ejemplo, separar unos macarrones antes de echarle salsa, o algo de verdura antes de rehogarla (eso al principio, ahora ya la come rehogada) no usar muchos condimentos al principio, comer más cosas al vapor y a la plancha... Y para ella creo que ha sido una experiencia muy positiva, sólo verla cómo disfruta guarreando y ahora comiendo, merece la pena los sustillos que me da a veces.

Plátano
Brócoli
Pollo
Mandarina
Naranja
Tortita de arroz
Pasta y jamón york.

Y algunos menús un poco más elaborados del último mes.

Pollo a la plancha con zanahoria y brócoli al vapor.
Brócoli, pasta y solomillo de ternera.
Patata asada y gallo.
Arroz y codillo asado.
Guisantes rehogados y salmón a la plancha.
Pasta y carne picada.

Sólo nos queda por introducir el huevo y los lácteos para que la niña coma prácticamente de todo lo que comemos en casa. El huevo íbamos a haberlo introducido en navidades, pero como estuvo con gastroenteritis, preferí esperar un poco. Mi idea es dárselo este fin de semana o el siguiente. Y los lácteos, como todavía está a tope con la teta, esperaré un poco, porque por ese lado está cubierta. Otras cosas que tendrán que esperar son los pescados azules grandes, como el atún rojo y el emperador, por el mercurio y los metales pesados que acumulan, los frutos secos por el riesgo de ahogamiento, la sal por lo menos hasta el año, y el azúcar todo lo que pueda (aunque luchar contra familiares y amigos es complicado...).

domingo, 3 de enero de 2016

Nueve meses.

Para empezar el año, qué mejor que una entrada sobre mi chiquinina, si es lo más bonito que hay en este mundo :)

La peque ya ha pasado casi tanto tiempo fuera de mí, como dentro de mi barriga. Qué rápido se pasa, madre. Estos primeros nueve meses, hay estudiosos de la primera infancia y la crianza, que lo llaman exogestación. Lo consideran como un embarazo, pero ya fuera del cuerpo, porque los humanos nacemos muy inmaduros y somos completamente dependientes hasta los nueve meses, que el bebé empieza a ser un poco más autónomo. En esos nueve primeros meses el bebé necesita mucha protección y contacto con sus cuidadores. En la chiquinina lo he notado mucho. Ahora es cuando empieza a poder separarse de mí poco a poco, a no necesitar tantos brazos y contacto, a estar un poco más segura aunque esté con otras personas.

Este mes, ya lo dije en otra entrada, ha empezado a culetear, a desplazarse sobre el culo, vamos. Todavía no tiene mucha soltura, pero sí se nota ya algo de interés en desplazarse para alcanzar sus juguetes. Hay veces que parece que se va a poner en postura de gateo, pero de momento no lo ha hecho. Bueno, cada bebé tiene su ritmo, así que no me preocupa demasiado. Es un poco vaguilla y no le gusta estar tumbada en el suelo. De motricidad fina va genial, ya hace la pinza perfectamente, y tenemos que tener cuidado porque ya empieza a coger migas y cosas así del suelo para llevárselas a la boca. Ya ha entrado de lleno en la fase de tirar cosas, sobre todo cuando está en la trona, y nos pasamos el día jugando a tirar (ella) y recoger (nosotros).

Dice un montón mamá y papá, sé que todavía no nos llama, pero cuando lo dice se nos cae la baba, claro. Empieza a extrañar un montón, nunca ha sido de reír o irse con extraños (ni con conocidos), pero ya se nota que cuando se acercan extraños mira para otro lado como diciendo "si no te veo, no estás", o nos busca constantemente con la mirada cuando está en brazos de alguien. También la dejamos por primera vez con sus tíos y su primo, y nos fuimos al cine a ver la de Star Wars. La niña estuvo fenomenal, lo pasé yo peor que ella con diferencia... Así que, bueno, de momento no tengo muchas ganas de repetir, pero si la tenemos que dejar algún día, sé que con sus tíos va a estar bien.

Este mes también ha estado malita, con un poco de gastroenteritis. Estuvo un día vomitando, aunque seguía comiendo teta, y al día siguiente ya empezó a tolerar otra vez algo de comida. Y estuvo varios días un poco suelta de la tripa. También fuimos a la revisión del cardiólogo, por la CIA, y va todo bien, aunque tenemos que volver en 9 meses.

Aparte de la gastroenteritis, que tengo que comprobar si es una intolerancia a la leche de vaca, está comiendo como una campeona. Ya le da a todo, come trozos, purés, potitos, papillas y lo que le des. Hay muy pocas cosas que no le gusten. Este mes ha probado salmón fresco, jamón serrano, pimientos asados, filetes rusos, queso y alcachofas, que no le hicieron mucha gracia. Le da lo mismo que se lo dé yo o comerlo ella sola. Así da gusto. Sé que cuando son un poco más mayores pueden empezar a restringir un poco con la comida y a hacer ascos a cosas que comían, pero ya veremos cuando llegue. De momento es un placer verla comer porque disfruta un montón.

El dormir, no ha sido de los mejores meses, ni tampoco de los peores. Lleva una semana que es un reloj (menos en Nochebuena, que trasnochó un poco), la duermo sobre las nueve y media, hace una toma a las cinco y media, y se despierta sobre las ocho y media. ¡Un solo despertar, yuju! Aunque ha habido noches con muchos más despertares, que con tocarla un poco se volvía a dormir, pero han sido un poco paliza... Una se vuelve a acostumbrar a lo bueno muy rápido :P Las siestas se las sigue echando encima de mamá o en la mochila con papá, y me encantan estas siestas encima de mí, aprovecho para moñear y para actualizar el blog, como ahora mismo.

Por lo demás, yo ya veo mi reincorporación acercándose a gran velocidad, e intento disfrutar todo lo que puedo de estas últimas semanas a tiempo completo con mi peque. El mes que viene empezaremos la adaptación en la guarde y yo aprovecharé para estudiar un poco la horas que la lleve.