viernes, 26 de junio de 2015

Compras de ropa de lactancia.

Igual que con la ropa premamá, con la lactancia tampoco es que me haya comprado muchas cosas específicas. Algunas camisetas que venden para el embarazo, también sirven después para la lactancia. Lo malo es que si estás embarazada en invierno, luego das el pecho en verano, como me ha pasado a mí, y viceversa.

Lo más importante para mí han sido los sujetadores de lactancia. Por ahí he leído que hay gente que se apaña con los sujes normales y se saca la teta por arriba o por abajo... Yo, entre que he subido varias tallas, y ya iba bien servida, necesitaba un sujetador cómodo y con buena sujeción (valga la redundancia). Al final estoy usando de H&M y del Kiabi, que no son caros.

Cuando ha estado haciendo más fresco, he usado mi ropa normal, una camiseta interior de lactancia y mi ropa encima, así al subirme la ropa, tenía la camiseta tapándome la tripa y los riñones. Pero cuando ha empezado a hacer más calor, tampoco es cuestión de seguir como una cebolla, porque me derrito de calor. [Inciso: tengo que confesar que me da corte sacarme el pecho "por encima", me da la sensación de quedarme con el pecho muy al aire, y como voy sobrada y soy un poco pudorosa, he optado por comprarme unas cuantas camisetas de lactancia, sobre todo para salir por ahí, que son más discretas.] Si no voy a estar mucho por la calle, uso mis camisetas, porque en mi casa (o de mis padres o mi suegra) me da igual enseñar la barriga o que se me queden los riñones al aire. Pero para la calle prefiero no enseñar mucha carne.

Al principio me compré un par de camisetas en el H&M, pero no me resultan muy cómodas, no están pensadas para tener mucho pecho. Con las del Kiabi me ha pasado lo mismo. Buscando en Internet encontré una tienda de ropa para niños que se llama Vertbaudet, que también tiene ropa de premamá y de lactancia. Pedí un par de camisetas y algo de ropa para la peque, y la verdad es que estoy encantada, la ropa no es más cara que la normal y es de buena calidad, así que he pedido alguna camiseta más y un vestido para el verano.

Lo que también he tenido que comprar ha sido un bikini y un bañador, pero no por la lactancia en sí, sino porque no me cabían los míos de años anteriores. Dar el pecho en la playa ha sido superfácil, y sin pasar mucha vergüenza porque hay muchas mujeres con las lolas al aire. A ver qué tal en la piscina cuando vaya, que no se lleva tanto el topless...

Por las noches, lo más cómodo que he descubierto es dormir con una camiseta de tirantes ajustada, de licra, así puedo usar los discos de lactancia sin llevar sujetador, que dormir con suje es muy incómodo. Para darle a la peque me bajo el tirante y ya está.

Por lo demás, el único inconveniente que he encontrado respecto a la lactancia y la ropa, es no poder usar la mayoría de mis vestidos de verano, que son de manga corta, amplios y sin escote, con lo cual, la única forma de poder dar el pecho sería enseñando las bragas, y por ahí sí que no paso, amoshombreya. No voy a poder usarlos hasta el año que viene, pero bueno así los cogeré con más ganas :)

miércoles, 24 de junio de 2015

Hola verano, adiós playa...


Es irónico, pero el domingo empezó el verano y terminó nuestra semana de vacaciones en la playa. Una penica, pero por otra parte también un poco de alivio el volver a casa porque la peque ha notado un montón el cambio de rutina y ha estado un poco llorona la pobre. Por lo demás, lo hemos pasado muy bien, hemos disfrutado un montón del sobri, que con quince meses está para comérselo de gracioso. Hemos ido a la playa y aprendido que ir con bebés es muy diferente a como era antes ir a la playa. Nada de tomar el sol a la bartola, aunque hemos mantenido la visita al chiringuito, que tampoco hay que perder todas las buenas costumbres.

Lo malo es que de la playa nos hemos traído a la peque con diarrea, posiblemente se la ha pegado su primo, que todos los días comía arena de la playa a dos manos... Ayer fui al pediatra, y me dijo que mientras no tenga fiebre u otro síntoma, el único tratamiento es teta y más teta, para evitar que se deshidrate. Así que en ello estamos, con teta cada rato, haciendo tomas cortas pero muy frecuentes. Por lo menos parece que ella se encuentra bastante bien, solo parece que tiene retortijones antes de hacer caca, pero por lo demás está normal.

Y ya tenemos el verano aquí. Parecía que no iba a llegar nunca, y ahora da respeto porque tiene pinta de que va a ser bien caluroso. Si por mi fuera, sin problema, se combate con piscina y punto, pero con la peque me da cosilla porque los días que ha hecho más calor lo ha pasado regular, la pobre. Por suerte hemos comprado un pingüino (léase aire acondicionado portátil) para por lo menos poder estar en casa fresquitas.

Tengo muchas ganas de que pasen rápido estas tres semanas y que Dani tenga jornada de verano, para que venga a comer a casa y echarnos la siesta los tres juntos, y también para no estar las dos solas casi todo el día, que es un poco rollo. También para que puedan estrechar lazos padre e hija, disfrutarse mutuamente y mami pueda sacar un rato para estudiar un poco la oposición (eso es otro berenjenal en el que me he metido, que ya contaré otro día).

lunes, 22 de junio de 2015

El duro camino de la barra libre de teta.

A punto de hacer la chiquinina tres meses, empiezo a ver un poco la luz en este tortuoso camino que es la lactancia materna exclusiva y a demanda. No lo he elegido porque sí, sino porque es lo que se aconseja por parte de la OMS, que los bebés se alimenten sólo de pecho y cada vez que quieran, durante el tiempo que quieran, sin horarios ni tiempos límites. Antes de parir me estuve informando bien sobre el tema, estaba convencida de que quería darle a la peque LME y, leyendo los libros de Carlos González y muchas páginas en Internet, casi me creí eso de que la que no da la teta es porque no quiere, básicamente, que cualquier problema que surja se arregla estando informada y que la lactancia es algo maravilloso e indoloro.

Indoloro, mis cojones ovarios.

La cosa empezó regular. Ya en el hospital me costaba mucho que la peque se enganchara bien, con mucha ayuda por parte de las enfermeras de la planta y poniéndome a la niña al pecho casi constantemente, conseguí que me subiera la leche el día que nos íbamos de alta. Yo me fui del hospital con los pezones irritados, pero al día siguiente ya en casa me empezaron a salir grietas y a sangrar (siento ser gráfica pero para que se vea lo maravilloso del tema). Cada toma era un suplicio para mi porque me dolía muchísimo, y para la peque porque no conseguía engancharse bien y yo la desenganchaba constantemente para que no me hiciera más daño. Así que estábamos las dos desquiciadas, yo de dolor y cansancio, y ella de hambre y frustración. Nos fuimos de alta el domingo y el lunes por la noche fue cuando culminó nuestra crisis, a las cuatro de la mañana la peque lloraba desesperada de hambre sin conseguir ya engancharse (ni bien ni mal) y yo de dolor. Intenté sacarme leche a mano y algo conseguí, pero muy poco porque es complicado y se necesita práctica. Le dimos lo poco que saqué con un vasito pero seguía llorando de hambre. Así que acabé sucumbiendo y mandé al santo padre a la farmacia de guardia a por leche de fórmula y un biberón. Le dimos y la peque durmió tan a gustito hasta por la mañana, pero yo me sentía fatal, mala madre incapaz de alimentar a su hija aun teniendo el pecho pleno de leche... Cosas del posparto, que una va hiperbaja física y mentalmente. Por la mañana, le dimos otro bibe porque no me sentía capaz de darle el pecho.

Inciso: no sé si he comentado alguna vez lo cabezota que soy. Creo que el estar emperrada en darle el pecho (y el apoyo que he tenido por parte de Dani y mis padres) ha sido lo que ha hecho que siguiera intentándolo. Cualquier otra persona no me extrañaría que hubiera dicho qué se le va a hacer, no puedo seguir sufriendo así que seguimos con bibe y ya está. Hubiera sido lo más lógico.

Sigo. Por la mañana, después del bibe, nos fuimos a un grupo de apoyo de la liga de la leche que había cerca de casa. El grupo me sirvió mucho como desahogo y para relativizar un poco, sobre todo porque había un par de mamás que estaban casi en la misma situación que yo. A mediodía fui a mi matrona, que es IBCLC, pero no me solucionó mucho. Que sí que la niña se enganchaba mal pero parecía que era por vicio no por un problema, no parecía tener frenillo, la postura era buena, pero se le escapaba el pecho, así que tenía que seguir intentando engancharla bien y sacarme leche y dársela en jeringuilla para descansar los pezones y vaciar el pecho porque estaba con toda la subida y me dolían un montón de lo llenos que estaban.

En fin, esa tarde mis padres acudieron al rescate y les mandé a comprar un sacaleches, un bibe que se supone que no interfiere con la lactancia y unas pezoneras. Todo eso se puede decir que salvó nuestra lactancia. Me saqué leche, aunque no mucha por mi inexperiencia, y se la dimos con jeringuilla (lo cual es un poco coñazo, pero ya lo explico otro día). Aún así la peque seguía con hambre y probé con las pezoneras. Al principio no sabía succionar de ellas, pero dándole un poco de leche con la jeringuilla por la comisura enseguida entendió que de ahí salía chicha y se enganchó pero bien. Para mi fue un auténtico alivio, físico y emocional. Así que a pesar de la mala fama que tienen, se puede decir que las pezoneras salvaron mi lactancia.

Diez días después, mi matrona puso el grito en el cielo, me dijo que me las quitara ya mismo que tenía mucho riesgo de coger una infección. Salí de la consulta muy frustrada y sintiendo que lo estaba haciendo fatal, pero sin saber por qué la niña no conseguía engancharse bien. Cuando fui otra vez al grupo de la liga, lo relativizaron un poco, y que si a mi me servía, pues bienvenido sea. Me dieron pautas para intentar quitarlas, pero sin agobiarme. Luego he leído que hay gente que las usa hasta muchos meses en lactancias prolongadas, lo cual me ha dado mucha tranquilidad. Es un poco coñazo porque hay que mantenerlas bien limpias y no deja de ser un trasto que hay que llevar para darle de comer, pero las dos estábamos a gusto con ellas y la niña iba cogiendo peso bien. Prefiero eso a tener que cargar con bibes y a vueltas con el esterilizador y esas cosas.

Otros percances que he tenido ha sido una posible mastitis subclínica, que se pasó tomando probióticos, y una perla de leche, que se pasó poniendo mucho a la niña en ese pecho y con ibuprofeno. Sobre todo la perla es muy dolorosa, y los síntomas de la mastitis muy molestos. Sabía qué hacer gracias al grupo de lactancia y a haberme informado, pero hubiera sido otro motivo para abandonar la lactancia.

A todo esto, todavía no tengo claro que es lo que fallaba con el enganche. Yo creo que tengo el pecho muy grande y la niña o tiene la boca pequeña o algo de frenillo que no le han visto, o algo así, pero nadie ha dado con el quid de la cuestión. Algún testimonio he leído también de mamás que un buen día se las quitaron casi de forma mágica... No tenía muchas esperanzas de que eso pasase, más bien me iba mentalizando para usarlas unos cuantos meses más. Pero contra todo pronóstico, el día que la niña hacía dos meses, me pilló en un centro comercial con las pezoneras sucias y la peque con un berrinche que pa qué. Así que mi instinto me dominó y le metí la teta en la boca, y sorprendentemente, hizo una toma perfecta sin hacerme nada de daño. Desde entonces he intentado aprovechar y darle todas las tomas posibles sin pezoneras. Los primeros días fue complicado y algunos días no había manera, pero poco a poco cada vez las he necesitado menos. En la semana que hemos estado en la playa sólo las he usado en una toma, porque en la anterior me había hecho daño y no quería más grietas. ¡Ha sido un triunfo! Todavía no canto victoria, pero parece que me voy a librar de ellas.

Lo bueno es que puedo decir que estoy empezando a disfrutar de mi lactancia, es mucho más cómoda ahora, las tomas son mucho más cortas y poder darle tumbada por la noche es una gran diferencia porque nos quedamos las dos fritas enseguida. Sé que me quedan momentos duros, como la crisis de los tres meses, pero ya iré contando como vamos capeando los obstáculos que se nos presenten.

lunes, 15 de junio de 2015

De vacaciones.

Como Dani cogió dos semanas de vacaciones cuando nació la chiquinina, para poder estar conmigo un mes entero, este verano se ha quedado sin muchas vacaciones, y además no ha podido elegir mucho cuando cogerlas. Pero bueno, hace como un mes, mis cuñados nos dijeron que se iban ahora en Junio a Murcia unos días, que habían cogido un apartamento de dos habitaciones y que podíamos ir con ellos si queríamos. Dani no ha podido cogerse la semana entera, pero esta tarde nos vamos a la playa :)

Va a ser el primer viaje largo de la peque. Yo quería que hoy no durmiera mucho, para hacerlo luego en el coche, y va la jodía y se está quedando dormida cada dos por tres, en cualquier sitio que la ponga: en la hamaca, en el carro, en mis piernas... cuando normalmente necesita que la cojamos en brazos para dormir... Jummmmmm y rejummmmmmm... En fin, nos armaremos de paciencia porque como el viaje sea como el de vuelta del pueblo es posible que lleguemos a Murcia a altas horas de la madrugada.

En fin, por lo menos mañana ya estaremos en la playa, con el sobri y la peque... va a ser un poco locura, pero seguro que va a molar mucho. Además yo voy a poder comer paellita y gambas con mi cuñado, y mi cuñada va a poder comer jamón con Dani :P Mi objetivo es comer y dormir todo lo que nos deje la peque, paseos y ratitos de playa para relajarnos del todo.

La segunda parte de las vacaciones será a finales de Agosto. En un principio habíamos pensado en ir a Cantabria, pero Conil me está llamando mucho también. Ya veremos donde terminamos.


miércoles, 3 de junio de 2015

Dos meses.

Parece mentira, pero ya han pasado dos meses desde que nació la chiquinina. Este segundo mes ha sido menos intenso que el primero, pero aún ha seguido siendo un poco montaña rusa emocional. Este mes nos hemos quedado solitas en casa porque Dani ha empezado a currar otra vez (mierda de baja de paternidad y de conciliación...). Al principio fue durillo, porque sentía que mis días eran únicamente teta, cambios de pañal y siestas cuando la niña dormía para intentar recuperarme. Muchos días ni ducha, ni salir a la calle y malcomer hasta que Dani llegaba a casa.

Dos cosas me han ayudado bastante a sobrellevar este mes. Primero, las visitas de mis padres, que un día entre semana se han venido a Alcorcón a comer y pasar el día con su nieta, con lo que yo podía ducharme y salíamos por ahí a comer y pasear, lo que nos despejaba un montón. Y segundo, el porteo. La semana antes de que Dani volviese al trabajo, compramos una mochila ergonómica que ha sido mi salvación porque la peque no aguanta en el cuco o en la cuna ella sola ni diez minutos. Pero es ponerla en la mochila y puede estar durmiendo dos horas, así que me ha servido para poder hacer cosas en casa, hacerme la comida, salir a hacer pequeños recados. Tanto me ha servido que ahora que empieza a hacer calor, me he comprado una bandolera para usarla en casa, y no acabar las dos resudás.

Este mes he notado un gran cambio en la peque, ya no es la recién nacida que me traje del hospital. Ya va pasando más ratos despierta, aguanta algunos ratos en la hamaca (sobre todo si le estoy diciendo cosas), noto que me conoce, le encanta que le diga cositas y cuando lo hago ella sonríe y hace ajitos, por la tarde-noche empieza a ponerse tontorrona y le cuesta dormirse hasta con la teta. Esto último a quien más afecta es a su padre, que cuando llega a casa es ya casi la hora tonta, y parece que la peque solo quiere mamá y teta... Me da cosilla por él, porque lo pasa regular y no disfruta todo lo que quiere de su niña, pero es lo que toca ahora. Cuando pase por la fase de "tú no, papi" seguro que la que rabia soy yo...

Hemos hecho nuestro primer viaje con ella. Al pueblo, eso sí, a conocer a la bisabuela y a los tíos y primos. La ida fue dormida todo el camino, unos 200 kilómetros. La vuelta fue peor porque era a última hora de la tarde y estaba muy tontorrona y tuvimos que parar tres veces. Dentro de dos semanas nos vamos a la playa, a Murcia, con mis cuñados y el sobri. A ver qué tal se nos da el viaje, y si a la peque le gusta la playa y los viajes, que su madre tiene mucha ganas de llevarla a muchos sitios :)

La lactancia, sigo renqueante pero, aunque no parece que la vaya a disfrutar, por lo menos ya es bastante satisfactoria a pesar de los parches (léase pezoneras). Tengo una entrada sobre lo duro que ha sido el inicio de la lactancia, que supongo que saldrá a la luz en breve. El examen de la teta (léase percentiles y otras desgracias de la revisión pediátrica) lo hemos pasado con sobresaliente, la peque pesa 4.380 y mide 56, lo que quiere decir que ha pasado de un percentil 3 cuando tenía una semana, al veintitantos cuando hizo un mes, y ahora nos vamos manteniendo. La peque ha sido una campeona en la revisión y casi no ha llorado con las vacunas (un poco sí, que es un puteo grande, son tres pinchazos). Y ahora mismo acaba de hacer una toma perfecta sin pezonera. No canto aún victoria, pero lo mismo la cosa se termina de enderezar y establecemos la lactancia de una vez.

En fin, que parece que la maternidad se va encarrilando, y ya nos vamos acoplando todos poco a poco. A ver si no surgen muchos contratiempos y seguimos yendo a mejor cada mes. A principios de julio os lo cuento :P