miércoles, 31 de mayo de 2017

Mayo finiquitado.

Mayo se termina y yo ya huelo a verano en el aire. Es cierto que todavía no me huele el culo a playa, porque quedan muchas semanas para las vacaciones, pero yo creo que sí que me huele a piscina. Y el que no se conforma es porque no quiere XD

Éste ha sido el mes de nuestro viaje. Que no nos falte un viajecito al año, que a mí me da la vida. Con lo que me entretengo preparándolo, y después contándolo aquí, me da para un montón de tiempo en mi burbuja viajera.

Aunque en Junio también tengo un par de planes chulos, para los fines de semana. Y tenemos pendiente pasar un día en Madrid, en familia.

Paraguas andante, Biarritz, la duna de Pilat,
Burdeos, cenas bordelesas, conejines,
cine, tardes de parque y porteo. 

viernes, 26 de mayo de 2017

Porteando con dos años.


A primeros de mayo se celebró la primera semana europea del porteo. Ya he contado antes (aquí y aquí) la importancia y la utilidad que ha tenido el porteo en nuestra familia. Puede parecer que el porteo va a ser algo limitado a los primeros meses del bebé, y en ese momento sí que me parece muy importante, pero en bebés grandes e incluso niños también sigue siendo útil. Para nosotros, ahora que la chiquinina tiene dos años y pesa casi doce kilos, ya está casi relegado a viajes y excursiones donde no podemos llevar la silla ligera. Yo ya no aguanto mucho rato con ella a la espalda, o por lo menos no horas como aguantaba antes. También es verdad que ella tampoco quiere pasar mucho rato ya en la mochila (ni en la sillita), así que con lo que anda vamos compensando.

Y aún con todo esto, hace dos días me vi pasando el aspirador con la peque en la bandolera, porque decía que le daba miedo y quería que la cogiera en brazos. Y me estoy planteando comprar una Tonga para poder llevarla en el bolso o la mochila de la niña, para los ratos en que sólo quiere "me cojo mamá". Sé que ya no la vamos a portear mucho tiempo más, pero los niños de tres años (y algunos de cuatro) siguen pidiendo brazos a veces, y en algunas situaciones creo que nos puede seguir sirviendo nuestra mochila Emeibaby u otro portabebés que nos haga más fácil la vida, como un ayudabrazos o una mochila todler (para niños de más de 18 meses).

Así nos las gastamos en casa,
llevando a la chiquinina y a Nené XD

jueves, 25 de mayo de 2017

País Vasco francés, las Landas y Burdeos (III).

Vamos con el País Vasco francés, en el que estuvimos dos días.

El domingo nos levantamos en San Sebastián. La chiquinina se despierta a las ocho, lo que nos ha dejado sus diez horas de sueño. Not bad. Bajamos a desayunar, siete euros cada uno como el día anterior, recogemos el equipaje, cargamos el coche y hacemos check out, que sólo es dejar la llave porque pagamos al llegar.

Vamos hasta Fuenterrabía, que está bastante cerca, son 12 kilómetros desde el hotel. Allí buscamos aparcamiento y después de dar un par de vueltas al pueblo encontramos una zona cerca del centro no de pago (calle Hiribidea). Me pongo a la peque en la mochila y damos un paseo por la calle Santiago, por el puerto viendo Hendaya enfrente, y por la zona vieja, la plaza de Guipúzcoa, la plaza de Armas, la puerta de Santa Maria y la muralla. Al final nos empieza a llover un poco.

Fuenterrabía 
Subiendo a la zona vieja 
Plaza de Guipúzcoa 
Plaza de Armas 
Parte vieja 
Cogemos el coche y vamos para San Juan de Luz, que está a unos 20 kilómetros y tardamos como media hora en llegar. Saliendo de Fuenterrabía echamos gasolina y compramos unas patatas fritas, que son 40€. Merece la pena llenar el depósito antes de cruzar la frontera porque en Francia la gasolina es bastante más cara. Según el sitio la llegamos a ver a casi 1,50€ el litro. En la frontera nos cobran el peaje de la autopista, que son 1,70€. Al llegar a Saint Jean de Luz (me hace mucha gracia la mezcla de idiomas en el nombre) buscamos aparcamiento, que está un poco petado de coches, y justo cuando aparcamos empieza a llover un montón. Qué buena suerte... Como Sofía está durmiendo, la dejamos con su siesta matutina y nos quedamos un rato en el coche. Yo escribo un poco de lo que hemos hecho esos días y Dani echa la siesta también. Al rato sigue lloviendo a mares, pero son las dos, así que despertamos a la chiquinina y salimos a buscar un sitio para comer. Entramos en el segundo sitio que vemos yendo por la Rue León Gambetta. Se llama Chez Theo y es un bistró que no está mal. Dani come un filete y yo chipirones al ajo y perejil y de postre, pastel vasco, que es típico de la zona. La comida nos sale por 45€. Cuando terminamos de comer ha dejado de llover. Damos un paseo por la rue Gambetta y por la playa hasta el casino. Volvemos al coche. La verdad es que nos vamos un poco desencantados, el pueblo tiene que ser bonito pero si te está diluviando pierde algo de encanto.

Paraguas andante por San Juan de Luz 
La calle Leon Gambetta 
La playa y las casitas típicas 
Vamos hasta Ascain, son unos quince minutos, menos de diez kilómetros. Ya hace mejor tiempo y el camino hasta allí es muy bonito, el campo verde lleno de colinas floreadas. El centro de Ascain se encuentra en la Plaza Pierre Loti, donde está el frontón (Ascain es cuna de grandes pelotaris), el Hôtel de la Rhune y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El pueblo es muy pequeño, con las típicas casas vascas de colores, damos un paseo, hacemos unas fotos, la chiquinina toma la merienda y decidimos que no nos apetece ver mucho más (teníamos planeado también ir a Espelette), porque estamos un poco cansados, así que nos vamos para el hotel de Bayona.
Ascain 
Ascain 
De Ascain al hotel de Bayona son como 30 kilómetros y tardamos poco más de media hora. Llegamos como a las seis. Hacemos check-in, pagamos la habitación y el desayuno, en total 144€ las dos noches. La habitación es triple, pero la cama individual es una litera. Nos da cosa que la peque se pueda caer, así que le ponemos el colchón en el suelo. El hotel es el Ibis Budget Bayonne, un tres estrellas que está regular, bastante peor que el de Rentería. La cama es dura como una piedra, las almohadas malas, y en la habitación hay ruido de agua desaguando toda la noche, así que esas dos noches dormimos regular. Tiene WiFi y parking exterior gratis, que no hay que reservar. Descansamos un rato, mandamos fotos y guasaps, y bajamos a cenar a las ocho. El restaurante del hotel se llama Courtepaille y es un grill de una cadena de restaurantes que está bastante bien para niño porque tienen trona y menú infantil. Yo ceno hamburguesa, Dani un solomillo de buey y Sofía salchicha con patatas, con las bebidas son unos 35€. Después nos vamos a la cama y a las diez estamos todos durmiendo como benditos.

Habitación en Bayona 
El lunes cuando nos levantamos está lloviendo. Desayunamos en el hotel, es desayuno buffet y no está mal, aunque tiene poca variedad y los croissants se acaban rápido. Cogemos el coche para ir a Biarritz, que está bastante cerca, son menos de 20 kilómetros y tardamos como veinte minutos. Aparcamos cerca del centro, cerca de la estación de tren y, como es festivo (día del trabajo), no hay que pagar. Vamos hasta la playa, está lloviendo bastante y hace mucho viento, así que para no calarnos nos tomamos un café en el Cafe de la Mer, en el Hotel de l'Ocean y nos pegan un palo bien dado. Nos cobran 9,60€ por un café y un té. Aprovechamos la wifi y para darle teta a Sofía y cambiarle el pañal, ya que va incluido en el precio. Cuando deja de llover salimos y vemos el puerto, la Roca de la Virgen y las calles principales, la rue du Port Vieux y la rue Mazagran.

Lluvia y viento en Biarritz 
El paseo entre la playa y el puerto 
Vistas del faro
El puerto y la iglesia de Santa Eugenia 
La roca de la Virgen y la pasarela Eiffel 
Comemos en un sitio que está bastante bien, en la avenida de Víctor Hugo, es una cadena de restaurantes que se llama Le Bistro Régent. Tienen plato del día y menú infantil. Sofía y yo comemos salmón a la plancha y Dani solomillo, con muchas patatas fritas y ensalada, más bebidas por 45€. Después de comer volvemos al coche y vamos a visitar el centro de Bayona.

Aparcamos cerca de la puerta de España, y como sigue siendo festivo tampoco hay que pagar. Sofía se ha dormido en el coche y la pasamos al carro y sigue durmiendo. Yo me hago bastante pis, así que nos sentamos el una terraza al lado del claustro de la catedral y tomamos una Coca-Cola y un Rioja (?!) por 6€. Creo que para tomar riojas mejor me voy a Logroño... La peque se despierta y se ha hecho caca y rebosado por todas partes, así que volvemos al coche a cambiarle el pañal y la ropa, porque el baño del bar es minúsculo y no cabemos (por mucho que lo haya usado Sarkozy). Volvemos otra vez al claustro de la catedral, que es gratis y muy bonito. Damos un paseo por Bayona, el ambiente es un poco decadente, pero mola, aunque no hay mucho que ver. Cruzando el Nive se nota más este ambiente que pasa a ser un poco viejuno. Volvemos por la confluencia de los ríos y dando un paseo hasta el coche. Volvemos al hotel, cenamos un picoteo en la habitación y nos acostamos temprano, porque estamos un poco cansados.

La rue d'Espagne
Baños con pedigrí 
El claustro de la catedral 
La catedral 
La rivera del Nive 

Otras entradas del viaje en coche al País Vasco francés, las Landas y Burdeos:
Preparación y ruta
Viaje de ida y San Sebastián
País Vasco francés
Las Landas
Burdeos
Saint-Emilion y vuelta a casa.

jueves, 18 de mayo de 2017

País Vasco francés, las Landas y Burdeos (II).

Hoy empiezo a contar el viaje, aunque ya expliqué el plan que teníamos en esta entrada. Y, sin hacer caso al título, voy a hablar de San Sebastián, que fue nuestra primera parada y no es ni País Vasco francés, ni las Landas, ni Burdeos XD

Creo que algo he dicho por aquí de los inicios tan accidentados que tuvimos en estas vacaciones (se está volviendo costumbre y no me mola nada). Empezamos el viaje con un susto gordo porque justo cuando salía de trabajar me llama la profesora de Sofía para decirme que le habían salido granos por todo el cuerpo. Merde. Llego a recogerla y nos vamos directas al pediatra. Según la profe, ha habido varios casos de varicela en la guarde y como sea eso creo que nos quedamos sin viaje. Como vamos de urgencia y sólo hay una pediatra en el centro de salud (que encima ni es pediatra, es médico de familia), hasta las cinco casi no nos ven, y le da tiempo a llegar a Dani. Y eso que habíamos cargado el coche con el equipaje la tarde anterior para salir a las cuatro y media pitando, en cuanto Dani llegase del curro. Nuestro gozo en un pozo. Por fin nos ve la médico y nos dice que no es varicela, es un virus que da mocos, tos y un poco de diarrea, además de una erupción por todo el cuerpo. Le tenemos que dar Dalsy para la garganta y, como vamos a un sitio civilizado en el que hay médicos y hospitales, podemos irnos de viaje. ¡Yuju! Vamos a casa a coger el resto de cosas, cargamos el coche y al final salimos casi a las seis y media.

La peque se duerme al rato de salir y hacemos casi tres horas del tirón. A las nueve y media paramos a descansar y cenar algo, unos bocatas en una estación de servicio. Cambiamos y conduzco yo el resto del viaje. Afortunadamente, la chiquinina se vuelve a dormir hasta que llegamos. Pasamos por tres peajes, uno en Burgos, que son 12€; otro de la AP8, que son 12,80€; y otro al salir en Rentería, que son 1,25€. Al salir del último peaje está la ertzantxa haciendo un control. Me dan el alto, pero cuando el ertzaina ve a la peque detrás dormida nos dice que sigamos.

Sobre las doce llegamos al hotel, que está en Rentería. El hotel es el B&B Donostia Aeropuerto, y nos cuesta 130€ las dos noches, más el parking que cuesta 7€ para toda la estancia. Es un tres estrellas y está bien, es moderno, limpio y básico. Dani hace el check-in, metemos el coche en el parking y subimos el equipaje a la habitación. La habitación es triple con una cama de 1,80 y otra de 90, con los colchones muy cómodos. Pegamos las camas para que la peque no se nos caiga, y ni siquiera tenemos que abrir la maleta porque llevamos los pijamas y bolsa de aseo en la mochila. Nos dormimos como a la una, bastante hechos polvo todos.

Como durante el viaje la peque fue durmiendo y está descansada, el sábado se despierta a las siete y cuarto. Moñeamos un poco en la cama mientras ella ve dibujos en el móvil. Por comodidad y no complicarnos la vida porque estamos como en un polígono industrial, decidimos desayunar en el hotel. Es desayuno buffet y no está mal, tienen bastante variedad, aunque no hay nada de cocina, sólo tortilla de patatas, y el café y el zumo son bastante reguleros. Después de desayunar cogemos el coche y vamos a San Sebastián, que está a unos diez minutos del hotel. Lo primero que hacemos es subir al Monte Igueldo, llegamos como a las diez y no hay mucha gente aún. Es un poco sablazo, 2,20€ por persona, aunque las vistas merecen la pena. Damos una vuelta por parque de atracciones, hacemos muchas fotos y a las once bajamos al centro.

Como no nos apetece coger bus o tren con la niña, ni estar dando vueltas buscando aparcamiento, dejamos el coche en el parking de la Concha. Damos una vuelta por la Concha, por el ensanche, vemos la catedral del Buen Pastor, y nos tomamos una caña en el bar Oquendo. Entramos sin tener ni idea de que es un sitio típico, y es curioso porque está empapelado con fotos de un montón de famosos con los que deben de ser los dueños. Una cerveza grande y una Coca-Cola nos cuesta 5,60€. Cuando terminamos, vamos a un centro comercial que está muy cerca, el mercado de la Bretxa, para cambiar el pañal de Sofía. Entramos en la zona vieja y comemos de pintxos. En el Borda Berri nos tomamos una cerveza y un vino con dos pinchos (carrillera ibérica y rissotto) por 9,20€; y en el Beti Jai Berri tomamos también una cerveza y un vino y cuatro pinchos por unos 15€.

Después damos un paseo por el centro, vemos la plaza de la Constitución, las iglesias de San Vicente y Santa María Eliza, el Kursaal sin cruzar el río, y por el paseo que da la vuelta al monte Urgul, la chiquinina se queda dormida. Nos sentamos un rato en un banco y Dani echa también una cabezadita. Al rato terminamos la vuelta al monte, pasamos por el puerto y volvemos al coche, porque estamos hechos polvo y está empezando a llover. Volvemos al hotel, nos pegamos una ducha y bajamos al lobby a tomar algo y darle el puré a Sofía. Nosotros nos tomamos un bocadillo y una pizza con unas cervezas, que nos salen por 18€, y a las nueve estamos todos en la cama. La peque está tan cansada que le cuesta un montón dormirse aunque a las diez ya estamos todos inconscientes.

La habitación del hotel. 
Parque de atracciones del Monte Igueldo
Vista de San Sebastián. 
Playa de la Concha. 
Catedral del Buen Pastor. 
De pintxos por la parte vieja. 
Iglesia de San Vicente. 
El puerto. 
Otra vez la Concha. 

Otras entradas del viaje en coche al País Vasco francés, las Landas y Burdeos:
Preparación y ruta
Viaje de ida y San Sebastián
País Vasco francés
Las Landas
Burdeos
Saint-Emilion y vuelta a casa.

domingo, 7 de mayo de 2017

Viruses de ida y vuelta.

Ya estamos de vuelta en casa después de una semana de viaje por el sur de Francia. El viaje ha sido muy molón, aunque algo accidentado. El mismo viernes que nos íbamos, justo cuando salía por la puerta del trabajo, me llamó la profesora de la chiquinina para decirme que le habían salido granos por todo el cuerpo. Tras cagarme mentalmente en todo lo cagable, llegué a buscar a la peque y con las mismas nos fuimos al pediatra de urgencia. Por suerte la pediatra nos dijo que era un virus que da tos, mocos, un poco de diarrea y erupción de granos, pero que con ibuprofeno estaría mejor y que nos podíamos ir, ya que el viaje era a un sitio civilizado. Dani también iba con tos y mocos, pero el jueves empezó también con un sarpullido por el cuerpo. Ayer según volvimos, fue al médico porsiaca, y le dijeron que tiene el virus boca-mano-pie. La verdad es que los últimos días del viaje le he tenido hecho un trapillo, pero bueno. Ahora sólo me queda saber cuando empezaré yo con el tema.

Por lo demás, con pocas ganas de currar mañana, hoy celebrando mi tercer día de la madre tomando ahora un vinico en la terraza y disfrutando de la buena temperatura que hace y de las golondrinas, que ya han vuelto. Y en breve a la cama, que la peque no perdona sus madrugones ni en vacaciones*.

Intentaré ir escribiendo las entradas del viaje según vaya retocando las fotos, pero no prometo nada.

Y ya.

*En vacaciones el truco ha sido que nos íbamos a la cama y nos levantábamos todos a la vez y hemos dormido una media de diez horas, pero anoche ya nos acostamos más tarde y esta mañana se ha notado.