viernes, 28 de junio de 2013

De vacaciones, bodas y viajes.

Jo, parece mentira pero ya se me ha pasado una semana de vacaciones, ¡y ni me he enterado! ¡Menuda estafa! XD

La verdad es que están siendo unas vacaciones muy tranquilas. Hemos pasado unos días en el pueblo, hasta el miércoles. Venga a comer, beber, un poco de río, mucho dormir y descansar. Con la tontería he engordado casi dos kilos y no sé si me valdrá el vestido de la boda. Menos mal que tengo un plan B (o también llamado vestido alternativo). Esto de estar de vacaciones antes de un sarao es un peligro. Sí, porque hoy tenemos el evento... ¡La boda del año! Esta tarde se casan celebran su boda unos amigos. Ya se casaron ayer, por el juzgado y fuimos a acompañarles en ese momento especial, pero esta tarde noche es la celebración por todo lo alto.

Aunque las expectativas son muy altas, producto de los copazos que nos tomamos anoche y las muchas absurdeces que llegamos a decir (entre primos travestis y performances la cosa dio para risas con muchas lágrimas incluidas), seguro que lo disfrutaré mucho, gracias a mi gusto por las BBC's y demás eventos señalados.

Bueno, si no vuelvo a actualizar hasta el nosécuantos de Julio, es que estoy demasiado entretenida (o relajada) para acordarme de mi blog. Lo que no es de extrañar porque el domingo nos vamos una semana a Cádiz, a la playa, así que no estaré para nadie ^^

Nos llevamos a Polete, que también se ha venido al pueblo, lo que me dará para escribir una entrada sobre cómo viajar con conejines a la vuelta.

Y ya, que me huele el culo a playa :)

viernes, 21 de junio de 2013

De relatividades, esperas y solsticios.

Esta semana no puede estar siendo más larga. Me parece imposible estirar más el tiempo. Para que luego digan que la relatividad no existe. Como que las dos semanas de vacaciones me van a durar la mitad de la mitad de ésta. Es así de duro, pero real comolavidapispa... Es curioso esta sensación de que el tiempo está parado, que se estira como un chicle, que le cuesta pasar, que se espesa. Pero bueno, contar las horas que te quedan para las vacaciones no está tan mal. Peor será cuando tenga que contar los meses.

Ya lo he dicho, me entretengo haciendo planes para las vacaciones, imaginándome en la playa, en el río o en el campito, pensando en el sarao que nos espera dentro de una semana (¡La boda del año!), en tintos de verano en terrazas, en los mojitos de Jorge y en raciones de atún encebollao (el pulpo y el albariño lo dejamos para el año que viene).

¡Y que ya estamos en verano! ¡Yuju! Me gustan los solsticios. Sobre todo éste, que significa que el verano ya está aquí. Y eso que por estas tierras no se estila mucho celebrar San Juan, pero sería una fiesta que me encantaría celebrar todos los años. Aunque este año el calorcito todavía no se ha notado ná de ná, menos un par de días la semana pasada. Todo el fin de semana pasado cambiando la ropa, despidiéndome de los jerseys y las bufandas, sacando con ilusión los vestiditos y los pantalones cortos, y todavía no los he podido reestrenar. Yo creo que por eso también se me está haciendo tan cuesta arriba esta semana, se me fastidiaron los planes de ir con Andrea a la piscina a ponernos morenas para la boda. Al final voy a ir más blanca que la leche.

En fin, que me voy a preparar la maleta (o a empezarla por lo menos), que mañana nos vamos a pasar unos días al pueblo. A ver si no cojo ningún kilo más, que al final no me va a servir el vestido que me he comprado para la boda. Aunque con las tapitas ricas, los vinitos y las comilonas que no vamos a dar, va a estar complicado. Y a ver si me puede dar el sol un poco, aunque sólo sea para quitarme este color grisáceo de todo en invierno encerrada y toda la primavera lloviendo.

Ale, a disfrutar del finde, que yo voy a dejar pasar tan rápido como se dejen las siete horas que me quedan de trabajo :P

viernes, 14 de junio de 2013

Las pupas de Paul.

Para terminar bien la semana, una entrada sobre conejines. Bueno, más bien sobre Polete y sus cosas.

Paul ha sido un conejo pupas, le ha pasado de todo. Comparado con Foskito, que no nos dio más que algún problemilla de diarreas, con Paul hemos pasado un poco por todo. A los pocos días de comprarlo, la primera vez que le llevamos al vete, ya tosía bastante. La tos en los conejos suena como a una especie de mezcla entre resoplido y estornudo, porque no respiran por la boca, sólo por la nariz. El médico nos dijo que podía ser un catarro o bien Pasteurelosis, una bacteria que afecta al sistema respiratorio en principio y que puede ser mortal. Nos quedamos hechos polvo, porque aunque sólo llevábamos una semana con él, era muy mono y simpático, y ya le habíamos cogido cariño.


El vete nos recomendó ponerle papel en lugar del lecho (para que no hubiera polvo) y ponerle un humidificador, para que le fuera más fácil expulsar la mucosidad. Lo del papel nos duró unos días, porque con él Paul dejó de usar la esquinera, así que volvimos al lecho. Durante un par de semanas estuvo tomando un antibiótico, flumil y antiinflamatorio, pero no le hizo mucho. Después el veterinario probó otras tres semanas con otro antibiótico un poco más fuerte (que nos costó mucho encontrar), pero tampoco mejoró demasiado. El vete le hizo una radiografía de tórax (o lo que sea en los conejos XD) para ver que no había problema con las raíces de las muelas, y que tenía los pulmones limpios. Según nos dijo, sólo tenía un poco de mucosidad en la parte superior. Seguimos con el Flumil una semana más y nos dijo que dejáramos de darle todo, que no parecía la Pasteurelosis porque no había empeorado, pero que podía quedarse con una rinitis crónica. Como el conejito ha estado bien en todo momento, no ha dejado de comer, de jugar, de estar activo y no parecía que se fatigase, no le dimos más vueltas y no seguimos consultando por ello. A día de hoy, unos cuantos meses después, ya no tiene ninguna tos, aunque estuvo muchas semanas con ella. Parafraseando a Enjuto Mojamuto, tal como vino, se fue.

Otra cosa que le ha pasado a Paul “el pupas” es que se le empezó a caer el pelo en la parte de detrás del cuello y en los laterales, y le salieron unas calvitas redondeadas. Otra vez le llevamos al vete, que le hizo un raspado para comprobar que no era sarna porque no tenía ácaros. Así que nos dijo que eran hongos, lo que generalmente se conoce como tiña. La solución, Cristalmina un par de veces al día. El problema fue que al aplicárselo en las calvas, le picaba un montón y se rascaba tanto que llegó a hacerse heridas después de unos días. Aunque no le dejáramos rascarse y le intentáramos aliviar el picor, tuvimos que dejar de dárselo todos los días porque lo pasaba fatal. Al final, le volvió a salir el pelo poco a poco en las calvas y ya no se le nota nada, tiene la piel y el pelo totalmente normal en esa zona.

Más cosas, que tenemos un conejo que es peor que el Atleti. Un día estábamos jugando con un palo, con el conejo subido encima de mí, lo estaba mordisqueando y de repente empecé a ver sangre en mi camisa, por donde estaba el conejo. Me asusté, el conejo se bajó al sofá (blanco, para más señas) y lo manchó también de sangre. No era mucha, así que tardamos un poco en revisarle entero y ver que era de una de las patas delanteras: se había roto la uña que tiene en la parte de detrás de la pata, lo que sería nuestro pulgar. Como las uñas de los conejos son vascularizadas (tienen vasos sanguíneos), si se les rompe alguna suelen sangrar. Es un poco aparatoso y asusta la primera vez, pero no es grave. Lo primero que hicimos fue ponerle una gasita hasta que le dejó de sangrar. Luego se lo curamos con agua oxigenada. El problema fue que no se le partió del todo y se le quedó el cachito de la punta colgando, y no nos atrevíamos a cortárselo porque parecía que le dolía bastante. Creo que al día siguiente ya se le había caído y no le sangró más. Se lo seguimos curando algunos días y le ha vuelto a crecer la uña normal. 

Otra cosa que le ha pasado (culpa nuestra) es tirarse de nuestro brazos al suelo, con el consiguiente golpetazo contra el suelo. No nos ha pasado más que un par de veces, porque normalmente es muy tranquilo cuando le cogemos, pero la primera vez que pasó se pegó un buen mamporro y yo pensaba que se había hecho algo. Afortunadamente no se hizo nada, pero nos sirvió para reconocer los gestos que hace cuando algo le duele. En su caso, entrecierra los ojitos, tuerce la cabeza y saca la lengua de la boca repetidamente. Así que cuando se da algún golpe jugando y vemos que hace eso, le revisamos bien para comprobar que no se haya hecho nada, porque significa que se ha hecho daño.

Y, como ya he contado en otra entrada, nos lo hizo pasar un poco mal recuperándose de la anestesia después de esterilizarle. Pero eso no fue culpa suya, pobrecico. Aún así, a pesar de todas las pupas, es una conejo muy alegre y revoltoso, que siempre quiere jugar, correr, escarbar y roer todo, con lo cual si algún día se pone malito de verdad (esperemos que no), se le notará en seguida.

Y esperemos que en adelante nos dé un respiro con las visitas al vete, que estos primeros meses han sido intensos.

martes, 11 de junio de 2013

Con la cabeza en...

Me quedan menos de dos semanas para irme de vacaciones. Sí, no me quedaba más remedio que cogérmelas en Junio, es lo que tiene llegar la última para elegir las vacaciones... Pero a pesar de llevar ni dos meses trabajando ya tengo muchísimas ganas de irme a descansar a la playa.

Mientras tanto mi cabeza se pasa el 90% del tiempo en lugares así...






















Ufff... Creo que estas dos semanas se me va a hacer muuuuuyy laaaaargas.... XD

viernes, 7 de junio de 2013

Meme de libros (y un poco de musicote).

Como hace mucho que no escribo un meme, y me he encontrado éste que es bastante interesante, voy a hacerlo para publicar un resumen de mi vida literaria.

  • Un libro que cambió mi vida. El Hobbit, de J.R.R. Tolkien. Fue mi primer libro "adulto" (léase no del Barco de Vapor y similares), y siempre le estaré agradecida a mi madre por habérmelo dado e introducirme en el maravilloso mundo de la Tierra Media.
  • Un libro que tuve que leer más de una vez. El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien. No lo tuve que leer varias veces, sino que es el libro que más veces he leído por placer. En mi adolescencia era como una tradición llevármelo a las vacaciones con mi padres y leerlo cada verano. Y cada verano era un placer releerlo.
  • Un libro que me llevaría a una isla desierta. Aquí voy a hacer un poco de trampa. Ahora que soy forofa-fan del kindle, me lo llevaría bien lleno, para tener libros a porrón y pasar tantas horas libres leyendo. ¡Ah! Y un generador para cargarlo :P
  • Un libro que me hizo reír. Muchos de Terry Pratchett, pero más concretamente los de los Nac Mac Feegle me hacen muchísima gracia.
  • Un libro que me hizo llorar. No suelo llorar con los libros, pero uno de los que más me ha emocionado siempre ha sido Cien años de soledad.
  • Un libro que me hubiera gustado escribir. Canción de Hielo y Fuego, de George R.R. Martin. Es uno de los libros que más me han sorprendido de los muchos que he leído. Admiro su capacidad para contar historias, para sorprender y para eliminar personajes principales XD
  • Un libro que aborrezco. No lo aborrezco, pero me aburrió soberanamente La Montaña Mágica, de Thomas Mann. Conseguí leerlo al tercer o cuarto intento. Lo sé, pero me cuesta muchísimo dejar libros a medias.
  • Un libro que me decepcionó. Me decepcionó bastante A sangre fría, de Truman Capote. Con toda la trascendencia que ha tenido, me esperaba más, la verdad.
  • Un libro que me estoy leyendo ahora. El tango de la guardia vieja, de Arturo Pérez Reverte. No está mal, es una historia de amor a lo largo de cuarenta años. Pero no una historia de amor normal, porque en esos cuarenta años sólo se encuentran en tres ocasiones.
  • Un libro que pretendo leer. Todavía tengo pendiente Danza de dragones, de George R.R. Martin. Sí, tanto dar el coñazo con tardanza de dragones, y yo todavía no lo he atacado. ¡No me hagáis spoilers!
Ale, a leer todo el mundo, que es una afición muy sana.

Y el musicote del viernes. Hoy dejo una canción de The Killers que me gusta mucho de su último disco.


Y ya. ¡Buen finde!

martes, 4 de junio de 2013

Pensamientos de una recién casada.

Digo recién casada porque once meses después todavía me considero en ese estado. Cuando me iba a casar creía que no iba a cambiar nada en nuestra relación, pero algo sí que ha cambiado. En esencia estamos igual, nos llevamos muy bien y sigo pensando todas esas moñadas que pensaba hace unos años... Pero a lo mejor el “efecto recién casados” sí que es real, cuando yo pensaba que era un mito. Por un lado nos noto más ñoños que de costumbre (y ya es complicado). Por otro lado, el que yo haya empezado a currar en horario de tarde hace que no veamos mucho menos y los ratos que estamos juntos nos apetece mucho estarlo (o por lo menos a mí). Me gusta mucho que todas las noches, cuando llego de trabajar, le pille liado en la cocina preparando la cena.

También me ocurre que, desde que nos casamos, pienso más en el futuro. En las cosas más a medio-largo plazo. En los planes que podemos hacer. En los sitios que nos quedan por ver. En lo que nos surgirá en un tiempo. No es que esté planificando mi vida al detalle, sino que me hace ilusión que vayamos a tener una vida en común a largo plazo. Pienso en nosotros dentro de unos años y me hace feliz el mero hecho de imaginarnos un poco más mayores, pero juntos. Sólo eso ya me hace sentir muy bien.

La convivencia cada vez es más fácil. He aprendido a ser más tolerante con el orden y la limpieza y él ha puesto de su parte y hace el esfuerzo de que algunas cosas que no ha hecho nunca pasen a ser costumbre. La nueva casa no ayuda mucho (más espacio y más cosas para limpiar), ni tampoco mi horario que no me llega el tiempo para hacer nada, pero en los últimos meses parece que hemos llegado a un punto de equilibrio bastante bueno.

La mudanza también ha ayudado a esa sensación de “una vida en común”. Aunque sólo sea por la cantidad de cosas que hemos comprado, las visitas al Ikea, las indecisiones, las comparaciones, las decisiones... Me da la sensación de que en los últimos meses hemos estado construyendo nuestro hogar. Y es raro porque ya lo hicimos hace tres años, cuando nos fuimos a vivir juntos. Pero este cambio de casa me ha generado esa sensación más intensamente.

No digo que todo haya sido un camino de rosas desde la boda, que nuestros malos momentos también los tenemos. Son pocos, pero son como las meigas, haberlos haylos. Lo que sí puedo decir con toda seguridad, es que han sido unos meses de mucha serenidad y calma, al menos para mi.

Y es que es fácil sentirse así conviviendo con una persona que tiene un trato tan fácil, que se preocupa tanto por mí, que me hace feliz, que siempre tiene una sonrisa o un beso o una broma dispuestos, que me escucha mis necesidades, que me valora, que todos los días me dice una cosa bonita, que me hace sentir muy querida y a la que quiero un montón. Que tampoco es perfecto, no. Tiene sus cosillas. A veces. Pero yo tampoco soy perfecta y él entiende mis defectos y es tolerante con mis fallos, así que yo intento lo propio con él.

Y que me ha salido un post muy moñas, pero hacía tiempo que no escribía moñadas, y mi maridito se merece eso y mucho más :)