lunes, 30 de abril de 2018

La no operación pañal.

Pues nada, después de varios meses postergando y temiendo un poco el momento, con una primavera muy fría que no nos ayudaba a tomar la decisión, y una niña poco motivada a dejar atrás los pañales, tuvo que venir la profe de la chiquinina a decirnos "el lunes me la traéis sin pañal y con cuatro mudas por si acaso". Esto fue hace dos semanas justas.

Y el proceso ha sido así:

El fin de semana antes del primer día, compra de braguitas molonas y múltiples mensajes para ponerla en situación tipo "el lunes estrenamos las braguitas", "el lunes vas a ir sin pañal al cole como fulanito", etc.
Primer día, en casa por la mañana me monta un berrinche del copón cuando le pongo las braguitas en lugar del pañal. Se tira llorando veinte minutos diciendo que quiere pañal. Al final la calmo y se le pasa el berrinche. Tiene tres escapes en la guarde y uno por la tarde en casa. No salimos de casa porque llovía. Va al orinal o váter cada diez minutos.
Segundo día, cero escapes. Por la tarde vamos al parque y pide pis en la calle tres o cuatro veces. Hace pis en la calle y no tiene ningún escape.
Resto de días estas dos semanas ha tenido un escape un día en casa que iba a hacer pis al baño ella sola. Hemos hecho vida completamente normal porque pide pis y caca desde el segundo día. Cada vez aguanta más tiempo y sabe perfectamente cuando tiene ganas. En casa se gestiona ella sola con el orinal o en el váter con el adaptador y el escalón, y los usa indistintamente. En el cole avisa a la profe cuando tiene ganas y va ella sola. Fuera de casa no pone pegas a ningún baño y si nos pilla en la calle la cogemos en volandas y listo. Hemos llevado una muda extra durante unos días, aparte de la que llevamos siempre, pero no nos ha hecho falta.

De momento mantenemos el pañal para dormir de noche porque se levanta casi siempre con él bastante lleno. El de la siesta en la guarde ya no se lo ponen. En el coche no hemos hecho ningún viaje largo, pero los primeros días le puse un empapador en la silla por si se le escapaba, aunque no ha hecho falta.

Y nos falta a nosotros tomar un poco más de conciencia, porque lo ha puesto tan fácil que a veces se nos olvida que no lleva pañal, no hace falta preguntarle si tiene ganas porque siempre avisa, y muchas veces se nos olvida que haga pis antes de salir de casa. Y claro, luego nos toca en la calle de mala manera XD

En conclusión, que tanto prepararnos con orinal y cuentos de hacer pis no sirvió de mucho. La niña estaba más que madura para controlar pero le cuesta mucho lanzarse a los cambios a no ser que se sienta completamente segura. A veces hay que animarla un poco, y en este caso ha sido su profe la que ha dado el empujoncito final.

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