sábado, 17 de marzo de 2007

Quiero ver la teleeeee!!!

Vaya semanita. Y me la quería perder... Es increíble lo que cambian las cosas en tres días. El miércoles fui a hacer la entrevista de trabajo por la mañana y empecé directamente por la tarde. Y ahí he estado, estos tres días con las jóvenes promesas (como dice Mari). Es bastante estresante, por lo menos ahora, al principio, y voy a tener que acostumbrarme a eso de llegar a las doce y pico de la noche a casa. Pero de momento las cosas van bien. ¡Ya no soy un parásito social! Aunque ya veremos si el sueldo merece el acojone permanente de estar con delincuentes juveniles...


Madre mía. No pensaba que iba a echar de menos tanto la caja tonta... y eso que últimamente no la veía casi nada. Pero con estos horarios me pierdo casi todo lo que veía antes. (Modo lloriqueo infantil enrabietado: ON): ¡No puedo ver House! Buaaaa!!! Ni Futurama, ni Padre de Familia... Voy a tener que grabar o bajarme los capítulos, porque yo no aguanto esta tensión de no saber qué está pasando con el doctor cojo. El resto de los días no me importa mucho, porque a Buenafuente, Noche Hache y A Pelo sí que llego, y como no tengo que madrugar (de momento) puedo seguir viéndolo. El miércoles, después de mi primer (y asquerosamente duro) día de trabajo, Ernesto Sevilla me alegró la noche con su declaración de amor a Cimas.

También echo de menos pasarme todo el día colgada en Internet. Pasearme por múltiples foros, páginas de noticias, Myspace... Leer y pintar son otras grandes pérdidas que estoy sufriendo (ahora que iba a empezar a experimentar con los lápices acuarelables...). Pero ante todo y por encima de todas las cosas lo que más echo de menos (y sólo llevo tres días, con eso lo digo tó) es la cañita de última hora de la tarde con Vane y con quienquiera que nos acompañase.

En fin, qué duro es ganarse el pan...

Por cierto: Feliz día de San Patricio. ¡Viva la importación de fiestas cerveceras!












Tomaros una a mi salud.