Cómo estamos...

Y no es una pregunta, es una afirmación. Cada día que pasa me sorprende más y más hasta que punto de surrealismo llega la actualidad mundial. En serio, llega un punto que una ya no sabe qué hacer. Es ver cualquier telediario y me sube una mala leche desde el pecho que me hincha la vena que no veas. Y ya no cuento lo que es leer los periódicos y empezar a salirme humo por las orejas. Esto es un sinvivir.

Todavía estamos viendo cómo matan a gente en Irán por salir a la calle a defender sus derechos, cuando nos sorprende un golpe de estado en Honduras. Y yo que pensaba que eso eran cosas de principios del siglo XX... O en países lejanos con sistemas de gobierno más bien eufemísticos (por no decir cualquier barbaridad). Y qué nos espera en Occidente con nuestras oligarquías representativas y el capitalismo radical al borde de la fagocitosis por sí mismo. ¿Podremos esperar algo mejor o sufrir algo peor? Esta mañana decía un señor en la radio que estamos en las puertas de un cambio de valores... Pues a ver cuales elegimos ahora.

Y entre tanta mierda noticia que remueve un poco las tripas, tenemos la ubicua muerte del Rey del Pop. Unos adorándole y endiosándole, y otros escarbando en turbiedades varias. Y el morbo ante todo, que es lo que vende. Se le recordará por su música y por su excentricidad, pero para mí será más bien Chanante.

Y en casa sigue reinando el Y tú más, sin ninguna otra finalidad que seguir chupando del frasco, cuanto más, mejor. No me extraña que la ilusión venga de fútbol. Eso cuando no nos la meten doblá, claro... Muaaahahahahaha... Ya.

Joer, es que cuando me pongo insoportable no hay quien me aguante.