viernes, 31 de enero de 2020

Enero rutinario.

Como ya conté en la entrada del miércoles, estamos sumidos en una rutina desde que terminaron las navidades, que hacía tiempo que no tenía yo esta sensación de estabilidad. También es cierto que llevaba mucho tiempo sin tener un contrato largo, así que es normal que ya no esté acostumbrada a esta sensación. Los otros contratos, cuando ya me estaba acostumbrando al trabajo, se terminaba. Así que por otro lado estoy contenta de que éste esté durando un poco más.

Bueno, que me voy por las ramas. A pesar de esta sensación de rutina, enero ha sido un mes en el que también han pasado muchas cosas: Vinieron los Reyes, y en la edad en la que está la chiquinina, esas cosas molan un montón. Quedamos para comer con nuestros amigos, que sobre todo con Víctor e Ingrid es todo un acontecimiento, porque eso de que vivan a 600 kilómetros no ayuda XD. Fuimos a ver a los Pica Pica, la chiquinina se lo pasó pipa (la verdad es que me gustan más que otros grupos infantiles, porque para los padres también tienen algún punto bueno). Yo creo que por primera vez desde que somos padres, un sábado dejamos a la chiquinina con su abuela y nos fuimos a pasar la tarde juntos, sin tener ningún plan. Ya lo habíamos hecho otras veces para ir al cine o a un concierto o para celebrar algún aniversario, pero simplemente para tomar un café y charlar sin interrupciones creo que no lo habíamos hecho nunca. Y creo que nos vino muy bien. Hemos ido un día al Museo del Aire y nos gustó mucho, también fuimos al Museo de Ciencias Naturales, pero no triunfó tanto. Y la chiquinina también ha tenido un cumpleaños con sus amigos del cole. Toda una experiencia religiosa para sus padres, ya sabéis.

Esperando la cabalgata, todo preparado y chiquinina gamer.
Museo del Aire, al teatro y Museo de Ciencias.
Combatiendo el blue monday, comiendo fondue y primeros viruses del año.

Y hasta aquí nuestro enero. Vamos a ver lo que nos trae febrero.

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