Filias y fobias.
Ayer hubo una tormenta impresionante sobre Madrid. Estaba cagaíta. Es un trauma infantil del que aún no me he repuesto. No lo puedo remediar, es oír un trueno y me empiezan a sudar las manos y a dar palpitaciones (como si estuviera in love, pero para mal). Esto me ha hecho reflexionar sobre mis miedos. De vez en cuando me sale el trocito de psicóloga que llevo escondido dentro.
Mi miedo a las tormentas es un caso de condicionamiento en un ensayo de manual. Mowrer hubiera estado orgulloso de mí. Creo que se llama astrafobia (o_O hay nombres para todo). Todo ocurrió cuando tenía nueve o diez años, un verano en un campamento. Cayó un rayo en el edificio en el que estábamos y desde entonces... pues eso. Por suerte había un pararrayos y no pasó nada.
Otro caso digno de Skinner (aunque no es exactamente una fobia) es mi aversión a los plátanos. Ya avisé que lo iba a contar... Me ingresaron con meningitis cuando tenía tres años y lo único que recuerdo (y son mis primeros recuerdos... tiene tela) son las punciones lumbares y el plátano gigante, comparado con mi tamaño, que me obligaron a comer. Desde entonces no los puedo ni oler.
Para terminar con el capítulo desagradable, no me dan excesivo asco los bichos en general, pero no puedo con los gusanos y las avispas. No me importa matar una cucaracha, he jugado a buscar escorpiones en las vallas de piedra del campo, no tengo problemas con las arañas (mientras no me piquen), pero no puedo soportar esos bichos cilíndricos y alargados (¡argggg!) retorciéndose con vida propia (esta descripción ha quedado muy mal XD). Y las avispas me dan mucho miedo. No tengo explicación lógica para eso.
Y voy a pasar un rato a las filias, para acabar con buen sabor de boca (que estoy taquicárdica entre los truenos y pensar en avispas). Me vuelven absolutamente loca: las motos, los zapatos de taconazo (aunque nunca los use), los tulipanes amarillos, que me toquen el pelo, los cinturones, los cuadernos sin estrenar, los bolis bic azules, una risa contagiosa, las películas de Steve McQueen, las noches de verano, los bombones que anunciaba la Preysler, este hombretón (y este hombrecillo), un disco recién abierto, las voces profundas, los paquetes de folios, los pantalones vaqueros, hacer fotos, que me hagan reír, fantasear, los lunares, las manos grandes, los tíos de pelo en pecho (hasta un límite, que éste no me pone... de momento), los hombres con patillas, los greñudos, los altos, los macarras, los... eeehhhhh... ya vale ¿no? Que me estoy emocionando demasiado... :rojacomounpimientomorrón:
Pufff... vuelvo a estar taquicárdica.