miércoles, 10 de abril de 2013

Los primeros días en casa de un conejo enano.

Por demanda de mi corrector/editor de entradas conejiles, sigo publicando cosas sobre estos pequeños y achuchables orejotas.

Paul su primer día en casa. Era tan pequeño y taaaann mono ^^

Como ya he contado lo que se necesita tener para el conejo, voy a hablar de los primeros días con él. Estos días son muy importantes para que el conejo coja confianza y haga un buen vínculo con sus dueños. Los conejos son muy asustadizos y son animales de costumbres. Cambiarles de su ambiente les produce mucha ansiedad, por eso el llevarlos a casa puede ser una situación muy estresante para ellos.

Cuando llegamos a casa lo mejor es dejarlo en la jaula, en un sitio tranquilo, sin mucho ruido, con comida y agua y no hacerle mucho caso (aunque cuesta mucho porque son tan monos ^^). Durante los primeros días no hay que acercarse mucho a él ni tocarle mucho. Si le abrimos la jaula y sale a investigar, dejarle que lo haga aunque vigilando que no muerda nada que no deba o se meta en sitios donde se pueda hacer daño. También hay que dejarle que sea él el que se acerque a nosotros o que vuelva a la jaula por su propia voluntad, para que relacione la jaula con su sitio de cobijo y descanso, no con estar encerrado. Podemos darle un poco de comida (pienso, que les suele gustar mucho) de la mano para que se empiece a acercar y se acostumbre a nuestro olor.

Que aprendan a hacer sus necesidades donde queremos no suele ser difícil. Si tienen sustrato por toda la jaula suelen elegir un rincón para hacerlo. Si queremos que usen la esquinera, lo que se puede hacer es, cuando hagan pis fuera, limpiarlo con un papel de cocina, dejar el papel sucio en la esquinera y limpiar la zona donde hayan hecho pis con agua y un poco de vinagre, porque relacionan el olor con el sitio donde deben hacerlo. Con las cacas igual, si hace alguna fuera, recogerla y ponerla en la esquinera. Suele ser cuestión de paciencia ya que no son animales muy avispados, pero como son de costumbres, acaban aprendiendo donde hacer todas sus necesidades. Cuando son más mayores y llegan al celo, pueden volver a hacer pis o cacas fuera de su sitio.

Una cosa que puede sorprender cuando convivimos por primera vez con un conejo, es que a veces se comen sus propias cacas, directamente de su ano. Lo que se comen no son sus cacas normales (los conguitos que no manchan), se llaman cecótrofos y son en forma de racimo de uvas, brillantes y húmedos. Son importantes en la alimentación del conejo porque llevan vitaminas esenciales y ayudan a la digestión. Si las vemos, porque el conejo no se las esté comiendo, puede ser síntoma de enfermedad y habría que llevarle al veterinario.

El conejo, cuando lo llevamos a casa, suele ser gazapo, por lo que sólo debe comer pienso para gazapos y heno. Las verduras se van introduciendo cuando son más mayores, a los 3 o 4 meses. Otro día hablaré de la alimentación, que es un tema muy importante por lo sensible que tienen el tracto digestivo estos peludos.
Es importante aprender a coger al conejo. Nuestro veterinario nos ha insistido en hacerlo bien, porque los huesos de los conejos son muy frágiles, y si se retuerce o se cae de los brazos puede llegar a romperse la columna, con todo lo que eso implica :(

Para coger bien a un conejo hay que pasarle una mano por debajo del cuerpo, por la zona del pecho, y otra agarrándole en culete. Lo levantamos y lo sujetamos firmemente contra nuestro cuerpo, de forma que su espalda queda pegada a nuestra barriga. Así el conejo no puede revolverse y tiene la espalda sujeta. Bajo ningún concepto hay que cogerle de las orejas, porque las tienen muy sensibles y le dolería mucho.

Los conejos regulan su temperatura por las orejas. Las tienen llenas de vasos sanguíneos y nervios, y por eso son tan sensibles. Así, por la temperatura que tienen las orejas, podemos saber si el conejo tiene frío o calor. También es una zona que si la acariciamos con cuidado, les suele gustar un montón (sobre todo si las tiene frías y tienes las manos calentitas).

Otra cosa importante es acostumbrarse a revisarle todos los días o al menos una vez a la semana, el pelo, los dientes, los ojos, posibles mocos, heridas o calvas, las orejas, posibles bultos... Mirar todos los días cómo ha hecho las cacas, si son normales de consistencia y cantidad, que no tenga diarrea. Observar cuánto come y bebe cada día. Ver si su comportamiento es normal, si está activo, si juega y corretea. Los conejos son objetivo de muchos depredadores, por lo que tienden a disimular la enfermedad para no parecer más débiles, por eso hay que estar más pendientes que con otros animales.

Una de las cosas que beneficia mucho a la relación con un conejo es la rutina, que les hace sentir más seguridad. Nosotros tenemos una rutina establecida con Paul y, en parte por ello y en parte por su caracter afable, hace que la convivencia con él sea fácil y él se encuentre bien y se le vea contento. Normalmente le damos de comer el pienso por la mañana, entre semana cuando Dani se va a trabajar, y los fines de semana a la misma hora, porque ya se ocupa él de despertarnos haciendo ruido con los barrotes de la jaula XD

Durante la mañana, como yo ahora estoy en casa, suele estar con la jaula abierta desde que me levanto. Al principio sólo le abría cuando podía estar pendiente de él, cerrando las habitaciones donde no quería que entrase. Con el tiempo se ha acostumbrado a estar en la misma habitación en la que estoy yo y no tengo que estar tan pendiente (aunque hay que seguir vigilando porque la puede liar en un momento). A primera hora de la mañana es cuando está más activo, ya que lleva toda la noche metido en la jaula y necesita descargar energía. Es cuando suele correr y saltar más, investigarlo y husmearlo todo. Y como está a tope de energía no suele hacerme nada de caso. A medio día suele dormir bastante. Se echa debajo de la mesa de centro del salón, en la alfombra y se pega unas siestas al sol de flipar. En esos momentos tampoco suele querer que le hagan mucho caso. Por la tarde-noche es cuando vuelve a estar más activo y cuando nos hace más caso. Es cuando le damos de comer verduras y hortalizas frescas, cuando le damos alguna chuchería y cuando más se acerca a nosotros para que le hagamos mimos. Por la noche, antes de irnos a la cama, le limpiamos la jaula, le reponemos el heno y el agua, le cepillamos y le damos la malta. Y normalmente se queda en su jaula comiendo heno hasta que se va a dormir.

Bueno, y ya es más que suficiente por hoy. La próxima entrada conejil hablaré sobre su comportamiento y educación.

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