miércoles, 26 de agosto de 2015

Consejos para visitar a un recién nacido.

Ahora que acabo de tener un primito y ha nacido la hija de unos amigos, me ha recordado a la de veces que he visitado recién nacidos antes de ser mamá, y no me daba cuenta de ciertas cosas.

El posparto es una etapa muy difícil de adaptación y cambios en cualquier familia. Y en esa situación difícil, cuanto más fácil se lo podamos poner a los padres y el recién nacido, más nos lo agradecerán. Hay cosas que es complicado darse cuenta cuando no has pasado por ello. Por eso, como aún lo tengo fresco, ahí van unas cuantas cosas que me hubiera gustado saber antes de tener una hija, y que intentaré hacer a partir de ahora. Cuando digo recién nacido, no me refiero sólo a las visitas en el hospital, sino a cualquier bebé de pocas semanas. Hasta los dos o tres meses la adaptación es complicada.

Lo primero y más importante, es importante no presentarse sin avisar, ni en casa ni en el hospital. Y si no son personas muy cercanas, familia directa o amigos muy íntimos, mejor no ir al hospital. Es preferible esperar un poco a que todos estén asentados en casa. O preguntar si prefieren que vayan ellos a tu casa, así pueden irse cuando quieran y no tienen que "echar" a nadie de su casa.

No vayas si estás enfermo. Parece una obviedad, pero mucha gente no considera un catarro como estar enfermo, y para un recién nacido puede ser peligroso contagiarse. Tampoco es recomendable llevar a niños pequeños, porque suelen ser portadores de enfermedades, sobre todo si va a la guarde o al cole. El niño puede no desarrollarla, pero el bebé con su pobre sistema inmune, puede contagiarse fácilmente.

Lo ideal es hacer una visita muy corta. Sólo se trata de conocer al nuevo bebé y dar la enhorabuena a los nuevos (o repetidores) padres. Con diez o quince minutos es suficiente, a no ser que ellos insistan en que te quedes más tiempo. No hay cosa peor que instalarse media tarde en casa de una recién parida y menos dejar que se ponga a sacar merienda... Ya habrá tiempo para visitas más prolongadas más adelante.

Puedes quedar muy bien si antes de ir, preguntas si necesitan algo como compra, pañales, ropa que no han previsto, algún recado que no puedan hacer, comida... Y una vez allí, pregunta si puedes ayudar en algo como hacer algo de la casa, llevarte al hermanito/a al parque un rato, sacar al perro... Cualquier ayuda la agradecerán.

Es importante pedir siempre permiso para coger al bebé, y no te ofendas si la mamá prefiere que no lo cojas. Muchas madres sienten la necesidad imperiosa de estar constantemente en contacto con su bebé recién nacido. Es algo instintivo, animal, irracional y muy fuerte. Además, lo mismo ya ha tenido muchas visitas y el bebé ya ha estado en diez o quince brazos diferentes. Si la mamá deja que lo cojas, agradéceselo porque probablemente está haciendo un esfuerzo contra ese sentimiento.

No despiertes a un bebé para cogerlo. Es más, diría que si el bebé duerme, mejor marcharse cuanto antes, porque la madre sólo puede dormir cuando el bebé duerme.

Si se quiere coger al bebé, hay que lavarse las manos, para evitar cualquier contagio, ya que los recién nacidos casi no tienen sistema inmune. Mejor no ponerse perfume, porque el bebé y la madre se reconocen en gran medida por el olor, y si el bebé queda impregnado del perfume, será muy raro para los dos. No se debería besar a un recién nacido en la cara, por lo mismo de los contagios, mejor en la mano o el bracito si te pueden las ganas.

La llegada de un bebé cercano es siempre un motivo de gran alegría, y muchas veces nos puede la ilusión y las ganas de conocer y achuchar al nuevo miembro de la familia, pero hay que tener en cuenta que lo primero es su bienestar, y que si a los recientes padres les ponemos las cosas fáciles, recordarán mucho mejor esos primeros días que son tan intensos y durillos.

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