viernes, 27 de julio de 2018

Calebrando mis taitantos.

Ná, es broma. Son sólo 37 palos

El miércoles fue mi cumple. Aunque tuve que trabajar y madrugué mucho, fue un día bastante bueno. Al salir del trabajo fui a comer a un italiano con #mariditosexy, #chiquinina y #losabuelos. Se llama Don Giovanni y la comida estuvo espectacular. Deseando estoy volver a comer esa carbonara. Después me dieron mi regalo de cumpleaños, que por fin tengo mi ansiada réflex. Tengo muchas ganas de salir a hacer fotos. Ya iré colgando por aquí alguna.

Y ayer, para celebrar mi santo, que tengo todas las celebraciones juntas, me fui de concierto a las Noches del Botánico a ver a Phoenix. Antes de ir me moría de cansancio y de la pereza que me estaba dando, pero hoy me alegro un montón de haber ido, a pesar de las cinco horas escasas de sueño. Tenía muchísimas ganas de ver a Phoenix en directo, porque es uno de mis grupos favoritos desde hace muchos años, pero vienen poco a España y nunca se había dado la oportunidad. Y no me siento para nada defraudada. Es más, me siento gratamente sorprendida por lo bien que suenan en directo, por el espectáculo audiovisual que montan y porque, aunque al principio estaban bastante sosainas, al final se acabaron soltando y el final de concierto fue memorable con Thomas Mars paseando entre el público y subiéndose a la grada y a hombros de la gente. Tocaron bastantes de las nuevas, que no me acaban de llegar, pero no se dejaron muchos clasicazos de los suyos por tocar. Deseando volver a verles.


Y ya, que así da gusto cumplir años, aunque sinceramente me gustó más el cumple del año pasado, que estaba en Conil :P

Y el musicote, claro.


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