miércoles, 19 de septiembre de 2012

Costa Oeste de EE.UU: El Gran Cañón.

Creo que esta entrada va a ser más larga, porque dedicamos dos días para ver el Gran Cañón.

El lunes otra vez Dani se despierta antes que yo pero, como la habitación tiene dos camas de matrimonio, se va a la otra cama a aprovechar la Wifi. Yo me despierto sobre las ocho. Nos duchamos, nos vestimos y bajamos a desayunar. Yo tomo cereales y una tostada. El café es odioso. Terminamos de recoger las maletas y devolvemos las llaves, porque la habitación ya estaba pagada en el check in. Hoy conduzco yo. Mi primera vez con un coche automático XD

No cuesta mucho acostumbrarse, y sólo doy un frenazo nada más cogerlo por poner el pie izquierdo en el freno y pisarlo a fondo pensando que era el embrague. Varias veces toco la palanca cuando voy a parar, pero Dani me avisa para que no la líe. Salimos a la carretera y a las pocas millas paramos en Horseshoe Bend, un meandro del río Colorado, bastante impresionante.

Horseshoe Bend.
Dani desafiando al vértigo, todo por el arte.


Ruta del día: Page - Horseshoe Bend - Flagstaff - Williams - Grand Canyon - Williams, 290 millas.

Ruta del día.
Nuestra primera idea era entrar al Gran Cañón por la parte este, según íbamos hacia el sur desde Page, y después, por la noche ir a Williams, que era donde teníamos el hotel, pero el GPS nos jugó la única mala pasada del viaje, o la carretera no estaba bien señalizada, y nos pasamos el desvío. Como había que hacer varias millas para dar la vuelta, decidimos continuar hasta Flagstaff y Williams, dejar las maletas en el hotel, y pasar la tarde en la South Rim, o la parte sur del Gran Cañón. El camino de Page a Flagstaff se me hace largo. Es una carretera de un carril por sentido, sin mucho tráfico, y recta en la mayoría del recorrido. Al final el cansancio se hizo notar.


No hay mal que por bien no venga, al llegar a Flagstaff, paramos y decidimos buscar un sitio para comer. En la guía que llevamos (la Trotamundos de Anaya, Parque Nacionales de la costa oeste de EE.UU.) recomiendan el Galaxy Diner. Es un sitio ambientado en los años cincuenta y dedicado a la Ruta 66. La ambientación es genial, te trasladas en el tiempo, pero lo mejor es la comida. Allí comimos la mejor hamburguesa de todo el viaje, sólo igualada por la del Mr D'z, en Seligman, también en la Ruta 66.  En el Galaxy también vemos otra de las guarradas culinarias del viaje, los "Floats" que son helado flotando en Cocacola... Argggg... Además, el sitio está muy bien de precio. Tomamos una bacon-cheese burguer, una hamburguesa a los tres quesos, una Cocacola y una Bud por 24$ más propina.

¿Estamos en 1950?

Arrrggghh....

Ummmm... ¡Ñam, ñam!


Después de comer seguimos hasta Williams. Son sólo quince minutos y por autopista. Al llegar al hotel nos espera la mejor sorpresa del viaje. El hotel está genial. Es el Days Inn Williams. La habitación es enorme y digna del mejor cuatro estrellas. Tiene nevera, microondas y cafetera, como de costumbre. Incluye Wifi y desayuno, y tiene una piscina climatizada y un jacuzzi. Hacemos check in y descansamos un rato en la habitación. A las cuatro salimos hacia el Gran Cañón, tenemos aproximadamente una hora de camino. La carretera hasta allí es de un carril por sentido y se hace pesada porque hay bastante tráfico. Entramos con el pase anual y nos dan los consabidos mapa y folleto del parque con toda la información necesaria. Nos lo tomamos con tranquilidad, mañana tenemos todo el día y la paliza en coche ha sido notable. Damos un paseo por el rim, el borde del cañón, hacemos unas fotos, y vemos atardecer.

La habitación del hotel.

La única palabra para describir la primera vez que ves el Gran Cañón es impresionante. Te impresionan las dimensiones que tiene, que son casi inabarcables, te impresiona la altura, los colores, la distancia al fondo, que casi no se ve, y al otro borde. El atardecer también te deja sin palabras. Los colores van cambiando del rojizo al verdoso y al azulado, mientras que el cielo cambia al revés, del azul al rojizo y al morado. Es alucinante. A pesar de tener una excursión de abuelos japos del imserso alrededor, sacando fotos a cholón y comentándolo todo XD





Un cóndor que pasaba por allí.




Volvemos a Williams y cenamos en el Denny's que hay al lado del hotel, porque es "tarde", las nueve y media, y el hotel está un poco apartado del centro de la ciudad. Tomamos cuatro Buds, yo unos espaguetis con albóndigas y Dani una tortilla de jamón y queso, por 32$. Me hace gracia que la camarera nos pida el pasaporte por pedir cerveza... Rodamos hasta el hotel y a dormir en la peazo cama comodísima.

El martes me despierto a las ocho, justo antes de que suene el despertador. Dani ya está mirando internet en el móvil. Nos vestimos y vamos a desayunar. Hay lo de siempre más salchichas: tostadas, bollos, cereales y gofres, fruta y zumos y un café asqueroso. Quién me iba a decir que echaría de menos el Starbucks. Cogemos el coche para ir al Gran Cañón. Hoy conduce Dani. No hay mucho tráfico, pero cuando llegamos a las once sí que hay un poco de cola para entrar al parque. Pasamos por la cola "Pre-paid", que es para los que ya tienen entrada y es más rápido.

Aparcamos el coche y vamos al supermercado que hay dentro del parque para comprar agua y algo de comer. Después cogemos el bus que nos lleva hacia la parte oeste del rim. Vamos a Maricopa Point y a Powell Point y después hacemos andando un trozo del Rim Trail, que va justo por el borde del cañón, tanto que a veces da vértigo y todo. Hace mucho sol y me quemo un poco los hombros a pesar de la crema de factor 50. En uno de los miradores nos comemos un bocata a la sombra disfrutando de las vistas. Seguimos viendo los miradores de la ruta, pero con el bus, porque hace mucho calor. En cada mirador hay una parada y puedes subir y bajar del bus todas las veces que quieras. Volvemos al parking a media tarde y cogemos el coche para volver al hotel. Después de la experiencia, he decidido que, si alguna vez vuelvo al Gran Cañón, tengo que bajar al río, aunque sea bajar andando y subir en helicóptero XD


Una de las pocas vistas del Colorado.

Aquí también se veía el rio.

Una vista panorámica para hacerse un poco mejor a la idea de lo monstruoso de las dimensiones...



Cuando llegamos al hotel, decidimos probar la piscina climatizada. Una gran idea porque sólo hay una pareja cuando llegamos y se van al rato, por lo que nos queda la piscina y el jacuzzi para nosotros solos. Estamos allí más de una hora, relajándonos. Luego nos pegamos una ducha y cogemos el coche para ir a Williams, que está a un par de kilómetros del hotel, pero el camino es por carretera y no me gusta la idea de ir por el arcén siendo de noche. Además, como en casi todas partes en los Estates, hay mucho sitio para aparcar en el centro del pueblo. Williams es como un parque temático de la Ruta 66. El pueblo sólo tiene la calle principal, que está llena de restaurantes, bares y tiendas de souvenirs de la Ruta 66. Dani se compra una placa con el símbolo de la ruta, y tienen cualquier objeto que se pueda imaginar con el símbolo. Damos un paseo por el pueblo, por la calle principal, que es la propia Ruta 66.

La calle principal de Williams es la mítica Ruta 66.

Cenamos en un italiano, en el que la comida que pedimos está buenísima.Dani pide una pizza bianca, yo unos fetuccine Alfredo y 4 cerves (las mías, sin alcohol) por 50$. No me acuerdo del nombre del restaurante y no lo apunté, pero con lo pequeño que es el pueblo no tiene mucha pérdida. A las nueve ya estamos de vuelta en el hotel. Dani se hubiera quedado tomando otra cerveza en un bar de moteros de la Ruta 66, pero yo estoy agotada. Como siempre, aprovechamos un rato la wifi del hotel y caigo inconsciente sin darme cuenta.

Y, aunque ya hemos visto un trozo de la mítica carretera, el día siguiente lo dedicamos entero a hacer un tramo de la Ruta 66.

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