domingo, 3 de abril de 2016

Doce meses. El primer añito de mi chiquinina.

Mientras escribo esto, hace un año me estaba preparando para conocer a mi hija. Me vienen muchos recuerdos, endulzados por el efecto del tiempo y de las hormonas ;P

Hoy la chiquinina hace un añito. De verdad que se me ha pasado demasiado rápido. Han sido doce meses muy duros e intensos, pero también muy felices. Pero bueno, no voy a hablar de todo el año, sino del último mes, como siempre.

Este mes ha sido el primero completo yendo a la guardería. La adaptación ha ido mejor de lo que esperábamos. Come estupendamente las papillas y los purés que le dan allí. Tan bien que se nos está yendo un poco a tomar vientos el baby-led weaning. Está claro que con los purés come mucho más, aunque nunca le insisto para que coma si no quiere. Entre eso, y que este mes ya no ha estado malita (o nada fuera de lo normal para un bebé que va a guardería), creo que ha cogido bastante peso. En las revisiones, de los 8 a los 10 meses no cogió casi nada, pero en la de los 12 yo creo que va a recuperar bastante. Como no la tenemos hasta el viernes que viene, habrá que esperar, pero ha echado una barrigota importante. Por lo demás, ya come de todo, menos lo que no se le debería dar por edad, pescados azules grandes, marisco y frutos secos enteros. Es una suerte que no tenga ninguna alergia o intolerancia porque le podemos dar cualquier comida sin preocuparnos.

Ha estado malita, con varios días de fiebre, no sabemos si por un virus o una otitis. La pediatra le vio un oído regular, así que estuvimos una semana con antibiótico. También ha tenido mocos y tos, y me da que los dientes le han estado molestando estos últimos días, porque ha estado durmiendo fatal. Pero todavía no tiene ni un piquín, la tía. Menos mal que tenemos claro que los dientes no se le van a quedar ahí, porque cada vez que nos preguntan qué edad tiene y la ven sin dientes, nos ponen unas caras de preocupación... XD

El sueño este mes ha sido horroroso. Entre los días que ha estado mala, los dientes (o la crisis del año o lo que sea) y que yo me levanto antes de las siete, voy zombi perdida todo el día. Lo de incorporarme ha sido una gran putada para mi descanso nocturno. Pero bueno, me consuelo pensando que no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo aguante). Los días buenos se despierta a mamar dos o tres veces, y los peores se ha podido despertar cada hora u hora y media. Y sí, por recomendación de la pediatra (y convicción propia) seguimos con la lactancia materna, todo el tiempo que nos dure. Aunque tengo que reconocer que cuando lleva varias noches durmiendo mal me dan ganas de destetarla y hacer el plan padre, el resto del tiempo lo seguimos disfrutando las dos y no mama muchas veces al día. Suelo darle sí o sí antes de levantarme, cuando llego de trabajar y para dormirla, y luego hay días que suele hacer otra toma entre la merienda y la cena. Y las tomas nocturnas, claro, que son entre dos y ¿ocho? ¿Diez? Los días que son más de cuatro pierdo la cuenta. En fin, esperemos que lleguen tiempos mejores pronto.

Sigue en plena etapa de balbuceo. La verdad, yo creo que todavía no ha dicho su primera palabra, aunque hay veces que dice má o memé, mirándome tan convencida que me hace dudar. Ya señala un montón, cuando quiere que le demos algo o quiere enseñar algo. Dice adiós con la manita, aunque la mayoría de las veces cuando ya nos hemos ido. Sigue siendo bastante siesa y cuesta bastante hacerla reír. Le encanta la música y es muy bailonga, en cuanto escucha alguna canción ya está dando botes o meneándose. Le encanta estar de pie y dar pasitos agarrada de la mano. Está en la fase de sacar cosas de los sitios y le encanta vaciar cajas de juguetes y cajones de casa. Las llaves y los mandos son los mejores juguetes que se le pueden dar. Y tirarlo todo al suelo desde la trona le mola cantidad.

Le sigue costando mucho irse con otras personas si estoy yo delante. Cuando no estoy, se porta fenomenal. Por ejemplo, por las mañanas con Dani o alguna vez que se ha quedado con la abuela o los tíos, no llora y está tan tranquila. Pero como esté mamá, entonces no le vale nadie más. Desde hace poquito empieza a colar si se la llevan a andar, pero en brazos no hay tu tía.

Y que está preciosa. Hace un par de semanas le cortamos el pelo por primera vez en una pelu. Fuimos a una que me recomendó mi cuñada, que la peluquera es muy respetuosa y tiene mucha paciencia, así que casi no lloró nada, solo algún puchero al principio. Le arregló la parte de atrás, los laterales y el flequillo. Cada día está más rubia, y los ojos parece que los va a sacar como los de su padre, grandes y marrones.

Y poco más. Este segundo año que empieza, intentaré seguir contando su desarrollo y cambios, aunque no mes a mes porque no me llega la vida pa tó. Intentaré que sea una vez cada tres meses pero no prometo nada. Aunque sí que seguiré dando el coñazo con el tema de la maternidad y la crianza.

Felicidades, chiquinina. Eres lo más bonito que hay en el mundo y me estás enseñando tantas cosas que sólo puedo estar agradecida por ser tu mamá.

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