domingo, 17 de abril de 2016

Un año de lactancia.

El otro día vi un hilo en el "foro mamás" (como lo llama Dani, para mí es el foro de mamás hippies :P), de una madre que celebraba un año de lactancia con su bebé. Y, tonta de mí, fue cuando caí que yo también llevo un año de lactancia con mi chiquinina. Y eso es para celebrarlo.

Ya conté que los tres primeros meses fueron complicados. Muy duros, de hecho. Me recuerdo a mí misma pensando "Venga, que ya llevas un mes, sólo son seis meses de lactancia materna exclusiva". Por suerte, o por cabezonería, a los dos meses la cosa mejoró mucho y todo fue mucho más fácil a partir de ahí. Hasta los seis meses no me he tenido que preocupar de nada para alimentar a mi hija, sólo estar cerca de ella. Le he dado de comer en cualquier sitio donde lo ha necesitado. También ha facilitado las cosas que fuera verano, porque le he podido dar de mamar en todas partes sin pasar frío.

A partir de los seis meses, la lactancia también me ha facilitado mucho la introducción de la alimentación complementaria. Vamos que pudimos hacer la introducción directamente con trozos gracias a que seguíamos con la lactancia y que yo estaba en casa y podía seguir siendo a demanda. Porque hasta el año los bebés son lactantes y su comida principal tiene que ser la leche. En el caso de la chiquinina así ha sido. Eso ha ayudado a que ahora ya coma de todo, y eso que todavía no tiene ni un diente. Ahora que tiene el año sí que noto que come mucha más cantidad de comida en comparación con lo que mama. Mi incorporación al trabajo ha sido otro momento de adaptación, sobre todo para mis tetas, que han sufrido un poco los primeros días, pero ya están adaptadas al nuevo ritmo de comidas.

En este año nunca me he sentido incómoda o juzgada por darle el pecho a la niña. En todo caso, la gente suele mirar con curiosidad, porque sigue sin ser muy habitual ver a un bebé mamando. Al principio sí me molestaban un poco los comentarios de algunos familiares, cuando me decían que dar el pecho a demanda era muy cansado, sobre todo porque Sofía no aguantaba más de dos horas sin comer, ni siquiera con cinco o seis meses. Supongo que a fuerza de verla mamar siempre que ha querido y que yo nunca me haya quejado (porque no me parece cansado, peor sería preparar biberones) al final se han aburrido de hacer el comentario.

En este año he comprobado que la lactancia ayuda a perder peso. Sé que no le ocurre a todas las mujeres, pero yo estoy comiendo como una lima y ya peso cinco kilos menos que antes del embarazo. También es verdad que la reincorporación al trabajo ha sido un poco estresante y me ha hecho perder un poco más de la cuenta. Pero bueno, este año la operación bikini que no hago nunca, la tengo hecha por mí y por todos mis compañeros. Dani dice que a ver si dejo ya de perder kilos, que se los va encontrando él XD También dicen que la lactancia no hace que el pecho se caiga... En fin, pues habrá sido todo el cambio de peso, pero mis tetas ya no son las que tenía de veinteañera. Pero vamos, si esa es toda la secuela que va a tener la maternidad en mi cuerpo, me puedo dar por muy satisfecha. Bueno, las ojeras de oso panda y las arrugas de falta de sueño también están ahí, son cosas de ser madre.

Ahora entramos en otra etapa diferente, la lactancia prolongada, o a partir del año. Por suerte, tengo el apoyo total de mi pediatra, que cada vez que vamos a consulta (últimamente muchas veces, por los malditos viruses) me "amenaza" con que no se me ocurra ahora dejar de darle el pecho, que le siga dando todo lo que pueda, porque es lo mejor que puedo hacer por mi niña. También cuento con el apoyo de mi señor esposo, que ya está resignando a que mis pechos sean propiedad de su hija hasta que ya no los quiera XD Y cuento con mi propio convencimiento y cabezonería, que es muy grande. Estoy convencida de que la lactancia es lo mejor para las dos, y lo más cómodo, así que seguiremos con ella hasta que las dos queramos. Aunque es cierto que todavía hay días que me planteo el destete nocturno, porque llevo un mes que voy zombi por la vida. Este finde estamos intentando el plan padre. Ya veremos si funciona o nos toca esperar unos meses más.

Sé que a partir de aquí es más probable encontrarme con gente que no entienda por qué continúo dando el pecho. Está mal visto ver a un bebé que ya camina pegado al pecho de su madre. Bueno, no sé si mal visto, pero no suele ser lo habitual, por lo menos en nuestra sociedad. Hay muchos mitos y creencias erróneas sobre dependencia emocional, desnutrición, caries y más en relación con la lactancia prolongada, que están muy arraigados en el inconsciente colectivo. Yo misma, por ejemplo, hace cuatro o cinco años, recuerdo haber visto a un bebé de unos dos años en el metro, que se acercó a su madre y le pidió teta. La madre se lo sentó encima y le dio teta tranquilamente. Y recuerdo haber pensado que el niño ya era un poco mayor para tomar teta. Y ahora aquí estoy, llevando la contraria a mi yo del pasado XD

En fin, que no sé si nuestra lactancia durará otro año más, porque ya no me planteo ninguna meta y estoy muy contenta de haber llegado hasta aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ana! Quería darte las gracias por este maravilloso blog que tienes y que me ha dado ánimos especialmente en mis primeras semanas como madre. Tuve a mi chiquitín el verano de 2016 y desde que descubrí tu blog unos dias antes del parto me lo he leído y re-leído mil veces, especialmente los temas de maternidad, porque no imaginas lo dura que es hasta que no lo vives en las propias carnes, y también lo dura (aunque mil veces gratificante) que es la lactancia. Me encanta tu sentido del humor! No dejes nunca el blog y enhorabuena por tu chiquitina. Un beso.

Ana dijo...

Muchísimas gracias por tu comentario, Anónima ;) Siento no haberlo visto antes. Es un placer saber que te gusta y te ha servido lo que escribo. Mucho ánimo en tu maternidad y disfruta mucho de tu peque.