miércoles, 13 de abril de 2016

Viruses guanmortaim, salidas nocturnas y no-bodas molonas.

Venga, va. Ya me lo voy a tomar a cachondeo, pero esto de la guarde es un suplicio. El domingo caímos los tres malos, con mocos, tos y fiebre, y esta semana me he tenido que coger la baja (eso que no me cogía desde hacía años) porque no había manera de ir a trabajar hecha un trapillo. ¡Fiesta de pijamas de 72 horas! En fin, parece que ya estamos recuperados, pero vaya dos meses de guarde que llevamos...

Bueno, vuelvo al principio. El viernes le pusieron a la peque las vacunas de los 12 meses. Ya el viernes por la noche empezó con fiebre, y pensaba que era la reacción de las vacunas. Aunque luego, visto lo visto, debe haber coincidido con un virus o algo así. Al final no era revisión, sólo vacunas. Así que nos hemos quedado sin saber peso y talla hasta los 15 meses, que es la próxima revisión. Para mí que el bajón que tuvo cuando estuvo malita ya lo ha recuperado totalmente. La peque ahora sí que va ganando peso, se le nota en la ropa. Tanto, que nos estamos quedando sin ropa y estamos en proceso de compra para el verano. De momento no muchas cosas, pero ahora es cuando noto toda la ropa que nos prestaron para el primer año, y que ya no le sirve, ha sido un ahorro de pasta enorme. Por suerte para su cumple le han regalado mucha ropa y los abuelos siempre le están comprando cositas, lo que se agradece un montón, porque no tenemos ni bodys de más de 12 meses :S

Que me voy del tema. El sábado nos habían invitado a la no-boda de una de mis R pequeñas. No-boda porque se hizo pareja de hecho con su novio y tenían ganas de celebrarlo. Hasta el último momento estuve dudando si llevarme a Sofía, porque estaba medio mala y porque no me apetecía mucho separarme de ella. Sí, un año después sigo con hijitis, lo reconozco... Al final la dejamos con su abuela, que la dio de cenar y la durmió sin mayor problema. Sólo lloró un poco cuando la dejó su padre, después estuvo tranquila y durmió hasta que volvimos a buscarla a las doce y pico. Eso sí, el domingo cuando volvimos a comer a casa de la abuela, se puso a llorar un rato desconsolada porque debía pensar que la íbamos a volver a dejar allí :(

La no-boda me gustó un montón. La compañía genial, poder estar con mis resis mayor y pequeñas (aunque ya sean señoras adjuntas) es un gustazo. Es una pena que cada vez sea más complicado vernos, pero el esfuerzo merece la pena. La comida y los detalles, de lujo. Y el salir un rato a solas con mi señor esposo, pues fue recuperar un placer que tenía un poco olvidado, aunque sólo fuera un ratito. La verdad es que me lo pasé mejor de lo que esperaba, no me sentí muy culpable por haber dejado a la chiquinina, al menos en el momento. Al día siguiente cuando lloraba en casa de la abuela sí que me sentí un poco mal. En fin, que las salidas nocturnas en pareja es algo que echo de menos, pero no me importa esperar un poco para la siguiente :P

Y el domingo, yo ya me levanté fatal de mocos y tos, durante el día empecé con fiebre y por la noche cayó Dani, así que el lunes por la mañana nos fuimos todos juntos al médico, que nos recetó fiesta de pijamas unos días. Y en esas estamos. Dani ya ha ido hoy a currar, y mañana yo voy a por el alta y la peque vuelve a la guarde. A ver cuánto aguantamos hasta los siguientes viruses. Crucemos los dedos para que, por lo menos, nos respeten un par de semanas, que el día 30 volamos a París...

¿Será mucho pedir?

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