lunes, 17 de mayo de 2010

Ciao, Dio.

Ayer (y con dos días de retraso ya) me enteré de la muerte de Ronnie James Dio. ¿Y ese quién cohones es (o era más bien)? se preguntarán algunos. Pues este señor era el vocalista de Black Sabbath cuando Ozzy Osbourne se estaba quitando toda la mierda del cuerpo en una clínica de desintoxicación en 1979. ¿Y por qué una poperilla de mierda está contando esto? volverán a preguntarse. Pues porque, aunque no era mi grupo de música favorito, le había cogido cariño a Dio por unas cuantas cosas. A saber:
  1. Era chiquinín, gracioso y con cara de buena persona. Y eso, en un hermano del metal, es toda una paradoja que aumenta exponencialmente la simpatía hacia él.
  2. Por canciones como Neon Knight o Heaven and Hell.
  3. Porque Dani me explicó (aumentando mi cultura metalera) que Dio popularizó el hacer los cuernos (gran simbolismo heavy donde los haya), y no Rob Halford. Pero que no significa algo satánico o relacionado con el diablo, como piensa la cultura popular: era un gesto italiano que hacía su abuela y que sirve para espantar o echar un mal de ojo.
  4. Porque hasta Tenacious D le admiraban profundamente.
  5. Porque sí , porque me da la gana.
Y eso, que me dio mucha pena. Siempre da pena cuando se va un gran talento, aunque no haga exactamente las cosas que a uno le gustan, pero hace las cosas bien hechas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te voy a dar dos razones más para lamentar su marcha:
1-Era un tío que siempre estaba donde podía ayudar a alguien.
2-Su voz: escucha Stil I Am Sad del lp On Stage de Rainbow y maravíllate de cómo una persona puede cantar así al final de un concierto, en los dos minutos finales de esa canción la voz de Dio rompe las posibilidades de un ser humano.
Gracias por el recuerdo, somos muchos los que hemos llorado por la muerte de Dio.