miércoles, 12 de agosto de 2009

Tarde veraniega.

Hoy estoy de buen humor. Me gustan los miércoles, sobre todo ahora que estoy en el hospital, y es el día en que vienen a verme todos mis compis. Bueno, no vienen a verme, vienen a la docencia, pero nos juntamos todos, desayunamos varias veces, nos contamos cotilleos y nos reímos un montón. Y luego ya, si eso, trabajamos un poco, pero es lo de menos.

Pues aquí estoy, de buen humor, en mi terracita, con un peazo tinto de verano, fumando un piti tranquilamente y sin pasar demasiado calor, que no es poco. Además, acabo de pasar una tarde de compras con mi niño (el fallo es que las compras han sido para él, no para mí, pero no se puede pedir todo) tras habernos echado una buena siesta juntos, revueltos y bien resudaicos (que es lo que tienen las siestas veraniegas, que tienen que hay que sudarlas, si no pierden su gracia) y a punto de prepararme la cena que consistirá, seguramente, en un platazo de pasta para caerse de espaldas (si, tengo un poco de hambre).

Por lo demás, no puedo dejar de pensar que mañana es jueves (¡¡¡yanoquedaná!!!) y que sólo me quedan siete madrugones para cogerme las vacaciones. Las necesito ya seriamente, me noto bastante cansada y aunque no tenga ningún plan especial (quizás unos días en Coruña), estoy deseando que lleguen para no tener que madrugar, poder irme a la piscina por las mañanas, no tener que pensar en nada ni en nadie, salir y entrar cuando me apetezca, disfrutar las fiestas del pueblico y trasnochar un poco si se tercia.

Y para terminar, un poco de musiquilla, claro. Del nuevo disco de Rob Thomas en solitario:



PD: Y me voy a cenar que ya me rugen las tripas.

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